lunes, 5 de diciembre de 2011

Carlos Marín - Lo preciso del delito es lo de menos



Blanco lógico de suspicacias, Humberto Moreira dejó el viernes la dirigencia nacional del PRI.

Tres meses de escándalo por los multimillonarios créditos que Coahuila obtuvo con documentos falsificados lo hicieron altamente riesgoso para su partido y Enrique Peña Nieto.

Por fortuna para los priistas, Moreira se fue sin una acusación formal en su contra, o al menos un requerimiento público de autoridad alguna.

No es creíble que desconociera las falsificaciones, dicen sus adversarios, pero el secretario federal de la Función Pública, el panista Salvador Vega Casillas, declaró el viernes ignorar si Moreira estuvo “necesariamente” enterado.

Y del entonces secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, afirmó que “no necesariamente” supo que sus subordinados aprobaron (con sellos y firmas) los papeles llevados a Palacio Nacional por los empleados coahuilenses.

Hace dos lunes, en la única conversación (El asalto a la razón en MILENIO Tv) en que ha aceptado abordar el tema, Moreira dijo:

“Es absurdo pensar que el gobernador actual o el anterior, es decir yo, o el propio secretario de Hacienda, hoy aspirante a candidato por el Partido Acción Nacional, pudieran estar en eso. Yo estoy seguro de mí, como también de que el hoy aspirante tampoco va a estar metido en eso. Pero también es muy claro que hay funcionarios que cometieron irregularidades y esto es un grave error, tanto en el gobierno de Coahuila como en la Secretaría de Hacienda”. Y lamentó: “¿Por qué todo se recarga en orientar este tema hacia el gobierno del estado? ¿Hubo errores? Sí, los hubo. ¿Se deben castigar? Sí. ¿Legalmente? Legalmente… o en un manicomio. Solamente un idiota realiza trámites de esa forma, o dos idiotas”.

Lo zafado, lo “idiota” del caso es que los mismos créditos pudieron obtenerse con papeles legítimos. Lo que se falsificó fueron decretos del Congreso de Coahuila pero, ¿alguien puede dudar de que Moreira podía pedirle a la mayoría priista de los diputados de Coahuila decretar lo que él quisiera y, por tanto, no requerir de falsear lo que hacía su obediente Congreso?

Tramposa pero explicablemente, panistas y perredistas quieren hacer creer lo que ninguna autoridad se atreve a aventurar:

Ernesto Cordero ni siquiera menciona el delito específico de las falsificaciones, pero quiere que Moreira informe “dónde quedó” la deuda total de Coahuila (casi 34 mil millones de pesos), no la sexta o séptima parte que se contrajo con papeles alterados pero aprobados por sus ex empleados en la Secretaría de Hacienda.

Para el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, todo se resume a que el ex gobernador “se robó” el dinero.

Y Jesús Zambrano, líder del PRD, escribió a Santaclós: “Ahora que se retiró del cargo, Moreira debe presentarse ante las autoridades competentes y responder por el quebranto en Coahuila”.

Lo que averigüen las procuradurías federal y local, la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación, como es obvio, a nadie le importa.

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