lunes, 5 de diciembre de 2011

Leo Zuckermann - La izquierda fortalece al PRI

La radicalización de López Obrador después de la elección de 2006, primero amenazando que Calderón no tomaría posesión y luego que no gobernaría, sólo fortaleció al PRI. Los panistas tuvieron que acercarse al tricolor para que el Presidente pudiera tomar posesión y gobernar. El primero de diciembre de 2006, los priistas se presentaron al Congreso, asegurando el quórum y permitiendo la investidura de Calderón; luego dieron sus votos en el Congreso para evitar la parálisis gubernamental. Desde luego que esto no fue gratis. A cambio, el PRI obtuvo concesiones importantes del gobierno panista: impunidad para ciertos personajes y más presupuestos para los estados, por ejemplo. ¿Qué ganó entonces la izquierda con su radicalización? Nada. Las ganancias se las llevó el PRI.

Esta historia podría repetirse ahora que un grupo de abogados, identificados con López Obrador, presentaron una demanda ante la Corte Penal Internacional (CPI) contra el Presidente y su gabinete de seguridad por la "comisión de diversos delitos de lesa humanidad" en la guerra contra el crimen organizado. Se trata de una denuncia más política que jurídica. Según abogados que saben de derecho internacional, la demanda no prosperará. Primero porque no se han agotado los procedimientos legales ordinarios en México, que son un precedente para que una corte internacional tome un asunto. Pero, más importante aún, la CPI no es el tribunal adecuado para una demanda de este tipo. De esta forma, los expertos predicen que la demanda se desechará.

No obstante la debilidad legal de la denuncia, el gobierno de Calderón reaccionó desproporcionadamente. La Presidencia publicó un desplegado y la vocera Alejandra Sota anunció que estaban explorando la manera de proceder jurídicamente contra los demandantes. De manera innecesaria le subieron el perfil a un asunto que no merecía tanta atención. Bien lo dijo el ombudsman capitalino, Luis González Placencia:

"La posibilidad de recurrir a una instancia internacional es un derecho de todas y de todos. Esa instancia internacional es la que debe decidir si procede o no procede la demanda. Y punto. Lo contrario equivaldría a que una persona que va a denunciar un delito, pues tenga que ser amenazada o sancionada por haber ido a denunciar, lo cual es su derecho. Si el delito se cometió o no, lo determina una autoridad. En este caso, lo que en mi opinión debió haber ocurrido es que el gobierno federal debió plantear los criterios de su defensa jurídica ante la instancia correspondiente, en el caso de haber sido admitida la demanda. De lo contrario, el mensaje que se envía no es muy afortunado; es un poco como de censura social. Hay que tener en cuenta que lo está haciendo el Estado frente a un grupo de ciudadanos. Sí, la estrategia no es la adecuada."

Efectivamente: la respuesta gubernamental fue desafortunada. Sólo inyectó más combustible a los demandantes, quienes ya se envolvieron en el manto de la victimización. Además, he aquí que estamos hablando de este tema cuando no deberíamos estar haciéndolo por los pocos méritos jurídicos de la denuncia.

Pero la reacción gubernamental demuestra la preocupación que existe en la Presidencia. El sexenio se está terminando y ya comienzan a sentirse pasos en la azotea. En Los Pinos saben que hay grupos de izquierda que no los perdonan por haber ganado en 2006 y que, cuando dejen el poder, les cobrarán la factura.

A escena entra, entonces, el PRI. A diferencia de López Obrador, que apoya la demanda y defiende a los denunciantes ("los ciudadanos son libres para expresarse, manifestarse y acudir a cualquier tribunal"), Peña Nieto rechaza la demanda, la considera sin sustento y defiende al gobierno: "A pesar de que milito en el PRI debo reconocer, no obstante, la tarea que tiene el Estado y el jefe del Ejecutivo para emprender una lucha contra el crimen organizado y la inseguridad, le corresponda a él o a quien quiera que esté en esta tarea y en esta responsabilidad".

Se trata de un mensaje interesante. Primero porque Peña reconoce que, en caso de ganar, haría lo mismo que Calderón en materia de combate a la delincuencia. Pero también explícitamente anuncia que, a diferencia de la izquierda, no perseguiría jurídicamente al actual Presidente por este tema. En otras palabras: está enviando un guiño a Los Pinos. Está diciendo: "mira, Calderón, en caso que la elección se polarice entre el PRI y la izquierda, te conviene apoyarnos a nosotros, tu odiado adversario histórico, pero que te promete un futuro seguro, que a los radicales que ya te están demandando desde ahora y que no van a parar hasta cobrarte la factura de 2006".

Y efectivamente: de ser así, de polarizarse la elección entre Peña y AMLO, a Calderón le convendría más la victoria del primero que del segundo. Lo increíble es que la izquierda no haya entendido que acciones radicales no les reditúan nada a ellos; que sólo orillan al PAN a acercarse al PRI y fortalecerlo. Mientras unos siembran amenazas, otros recogen los frutos.

Lo mismo en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=791512

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