jueves, 15 de diciembre de 2011

José Carreño C- El triunfo del terror: última carta de Calderón


Ex-funcionario salinista, y especializado en los medios, Carreño da una interesante lectura política donde Calderón prefiere reconocer el triunfo del crimen organizado que reconocer el triunfo del PRI

La crisis guerrerense de hoy recuerda que antes que dejar la vía libre al regreso del PRI en el Estado, el Presidente Calderón concertó con el PRD el retiro del candidato panista para dejar ganar al actual gobernador, pese a sus antecedentes en el acto de terror de Aguas Blancas.

Igual que hoy, antes que admitir una victoria del PRI en las presidenciales, el Mandatario opta por reconocer el triunfo del crimen organizado. Se trata de eliminar al que va adelante con el subterfugio de identificarlo con los criminales, a quienes ya proclamó victoriosos en Michoacán.

Y, antes que controlar a los cárteles, amaga con acusaciones judiciales de efecto electoral contra cabezas del antiguo partido dominante.

Ésta puede ser la última carta de Los Pinos y el PAN para cerrar la ventaja del puntero y conservar el poder. El costo a pagar es la aceptación del fracaso de la estrategia gubernamental empeñada en extirpar a las bandas de las estructuras políticas y de seguridad.

El veredicto pronarco

El Presidente pregona que fue vencido en su Estado por el narco, que a ello apuntan las elecciones presidenciales y que tiene pruebas que ya procesa el Ministerio Público. Pero si Calderón prueba que el narco decidió ya una elección y que va por la grande, estaría probando también, en el último año de su presidencia, que incumplió su oferta del primer año de salvar al país de esa amenaza.

Echaría por tierra, además, un mensaje clave de la estrategia de marketing gubernamental: que de no haber mediado la bravura del actual Presidente, su sucesor hubiera sido puesto en la silla por el crimen organizado. El problema es que en los últimos meses de su gobierno el Mandatario sugiere que esa amenaza está más viva que nunca.

Pero con ello también el Presidente está exhibiendo a las Fuerzas Armadas, presentadas semanas atrás como garantes de la exclusión de los criminales de las elecciones, sólo para exponerlas ahora como incapaces de impedir que las bandas del crimen decidan los resultados de las urnas.

Es el intento terminal, desesperado, de impedir otra vez la alternancia en el poder presidencial. Pero a cambio de colocar al lado del crimen al partido puntero en las intenciones de voto en la elección de dentro medio año, Calderón estaría admitiendo que no logró su cometido.

La victoria del miedo

Lo peor en este punto es la exaltación de la eficacia de la estrategia y de los logros de las bandas criminales en el cumplimiento de sus propios cometidos. Porque cuando el Presidente acusa que 50 postulantes a cargos de elección en Michoacán fueron “bajados” de sus aspiraciones por temor a los cárteles, está diciendo que aquéllos fueron vencidos por las victoriosas estrategias de terror de los criminales.

Así, la combinación de la estrategia fallida del Presidente y la estrategia exitosa de los criminales habría logrado no sólo extender el miedo y la parálisis a la mayoría de la población, como lo muestran todas las encuestas, sino, incluso, a la clase política de todos los partidos. Éste sería el caso de los 50 prospectos a cargos de elección que, según Calderón, optaron por la deserción ante el terror en su propio Estado.

Se ha llegado así al extremo de aceptar llanamente la ineficacia en las funciones del Gobierno a cambio de un dudoso imperativo de eficacia electoral. Y no se trata del derecho del gobernante a hacer campaña por su partido, sino de las disonancias que se producen entre discurso de gobierno y discurso de campaña.

Y hay aquí también algo peor para el Presidente que los efectos de poner su discurso y los recursos del Estado, incluyendo la procuración de justicia, al servicio de la eliminación del partido con más intenciones de voto. Y eso sería la pérdida total de credibilidad de ese discurso y de esas acciones del Estado, por su sospechoso paralelismo con la carrera por la presidencia. El Presidente quedaría en el peor de los mundos: a su reconocimiento de la ineficacia de Gobierno sobrevendría la evidencia de su ineficacia electoral.

Leído en http://opinion.informador.com.mx/Rotonda/2011/12/14/el-triunfo-del-terror-ultima-carta-de-calderon/

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