lunes, 27 de agosto de 2012

Ricardo Alemán - Respuesta a un ternurita

Ricardo Alemán
Se identifica como Ari Santillán, dice ser estudiante de periodismo de la “Carlos Septién” y se ufana de pertenecer al “#YoSoy132”. Asume que le enoja la forma en que aquí nos referimos a los “ternuritas” y, por eso, difundió en redes sociales una “aclaración” de lo que, en su opinión, busca el movimiento estudiantil.

En la misiva –que se pueden consultar íntegra en la página La Otra Opinión–, Santillán expone que “la definición de periodismo es informar para generar opiniones, no opinar para alienar ciudadanos”. Explica que el #132 no busca la desaparición de medios de “dudosa neutralidad”, como Televisa, Azteca, “Milenio”, “El Universal”… sino que buscan medios “que no mientan, tergiversen o desinformen en sus noticias (como género)” y que no sean “tendenciosos al momento de dar los hechos”.




Y luego de aclarar que no intenta desacreditar “la pluma” del autor de ese espacio, advierte, “… queda en la ética de cada columnista u opinólogo la veracidad de lo que escribe…”. Por su respetuosa carta, gracias, Ari.

Sin embargo, lamento probar que en cuatro años de carrera le han enseñado poco –o es muy poco lo aprendido–, de los básicos del periodismo. No, el periodismo se define a partir de cada uno de sus géneros; noticia, crónica, reportaje, entrevista, opinión… Por razones de espacio, nos ocuparemos de la noticia y la opinión, a los que usted hace referencia en su carta.

Casualmente, la noticia y la opinión son –por definición–, géneros antagónicos. ¿Por qué? Porque si la noticia tiene como premisas básicas alcanzar la objetividad y la imparcialidad de los hechos, la opinión tiene su origen en la parcialidad y la subjetividad de su emisor. Vamos por partes.

La razón de ser de un medio –prensa, radio o televisión–, es recopilar los datos relevantes de un hecho, comprobar –hasta donde sea posible–, la veracidad del hecho, jerarquizar su importancia y presentarlo a lectores y/o audiencias, a través del género periodístico respectivo. Para eso, para aprender a recopilar datos, comprobar su veracidad, jerarquizar su importancia y traducirlos al lenguaje –hablado o escrito–, se requiere un largo proceso de preparación.

Aún así, el género de noticia es –también por definición–, imperfecto. ¿Por qué? Porque en la práctica –en la realidad–-, la objetividad y la imparcialidad no existen; son una aspiración. Una noticia es tan objetiva e imparcial, como objetivo veraz e imparcial sea el periodista que la recoge, la jerarquiza, la entiende, la redacta… Es decir, un mismo hecho, convertido en noticia, puede tener tantas versiones, tantos detalles distintos y hasta interpretaciones, como periodistas lo hayan reportado. Así pues, la objetividad y la imparcialidad noticiosas, son aspiraciones.

En cambio, el género de opinión se aproxima a la perfección. Y la razón es elemental. La opinión es el sujeto central de la libertad de expresión. La libertad de expresión es facultad natural del ser humano; parte del equipaje con el que llegamos al mundo, como respirar y transpirar. Así, las ideas y el pensamiento –diferencia básica del ser humano y el resto de los seres vivos–, son facultades propias de los seres humanos, quienes las expresan a través del lenguaje, sea hablado, sea escrito; mediante señas y signos. Por todo ello, la opinión es parcial, única y exclusiva de quien la emite y, por la misma razón, es subjetiva.

Por todas esas razones, es una reverenda estupidez creer o reclamar que la opinión sea imparcial, objetiva y equilibrada. Como ya lo dijimos, la opinión es, por naturaleza, parcial y subjetiva. Más aún –y en estricto rigor periodístico–, la opinión tampoco tiene como premisa y sustento la verdad. En realidad, la opinión expresa una idea, un pensamiento, una especulación o una hipótesis que lo mismo pueden ser ciertas o falsas. Aún así, no dejan de ser reales.

En cambio, corresponde a los géneros de noticia y reportaje, no sólo intentar objetividad, imparcialidad y veracidad sino, además, probar y/o desmentir una especulación, hipótesis o una opinión falsa o descabellada.

Por otro lado, Ari habla de medios de “dudosa neutralidad”. A reserva de regresar al tema –por falta de espacio–, pregunto: ¿Tendrá idea de lo que dice? Es claro que no. Por eso vale revisar lo que ocurría con los medios en tiempos del viejo PRI. Eran medios forzados a miliar por y para el PRI. ¿Y qué medios militan hoy con AMLO? Sí, los mismos que apoyan al #132. ¿No será que el #132 quiere que todos los medios apoyen a AMLO? ¿No será esa la “chabacana” democracia mediática que pregonan? ¡Aguas cuate..! A eso ya le llaman “fascismo chic”.

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/respuesta-a-un-ternurita



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