Un principal y grande defecto que te emparenta con hassasin (¿) es tomar por ataque cualquier crítica a tus escritos. Ya lo había señalado; das a entender que solo admites elogios. Por otro lado, deberías entender la diferencia entre ofensa e ironía; no son lo mismo. No pongo en entredicho tu valor como persona ni aludo a personas cercanas a ti; en contraste, recuerda o busca los escritos de Gerry Martínez que son ejemplo de vileza.
Estamos de acuerdo: hubo compra de votos de
TODOS los partidos. Y eso es distinto de lo que argumentabas en tus primeros
escritos, negando siquiera la posibilidad de la compra de votos. Pero ahora lo
justificas atribuyéndolo a todos los partidos. En lo que considero un desplante
de cinismo, estableces: “lo que es evidente de que se continuó con la práctica
de elecciones anteriores, pero en niveles similares y no afectaron el resultado
de la elección”. NO. No puedo estar de acuerdo. Apalancarse en las carencias
vitales de la población con tal de comprometer un voto es una práctica
deleznable, aún cuando haya sido la práctica común desde tus años juveniles.
Admitiendo que la política es prodiga en
conductas poco éticas, queda el asunto del monto de recursos. Si bien todos los
partidos ofrecen en sus mítines diversos artículos (desde la torta y el frutsi
hasta materiales de construcción) ninguno está en capacidad de hacerlo en la
medida que lo hace el PRI. En otros tiempos tenía a su alcance el presupuesto
federal y actualmente los presupuestos estatales: sigue siendo el que más
gobernadores tiene. El estado de México tiene uno de los mayores presupuestos,
y es de los que menos transparencia muestran en su manejo (te adelanto: el
presupuesto del DF lo autorizan y fiscaliza la cámara de diputados, gracias a
las aberraciones establecidas por el PRI).
Y recurres a un argumento falaz. Pretendes
demostrar que la compra de votos (ya establecida como cierta), no fue
recurrente en las elecciones a partir de los resultados de encuestas
preelectorales. Las encuestas no sirven para ello; de hecho, ni siquiera tienen
como objetivo (aunque así sean utilizadas) predecir el resultado de las
elecciones. Se ha repetido hasta la náusea que las encuestas solo reflejan una
posible intensión de voto si hipotéticamente se realizaran en ese momento las
elecciones. Sin mayores ambajes, Ciro Gómez Leyva (y otros como Roy Campos)
reconoció “fallamos en nuestras encuestas”.
A pesar de que las encuestas ni siquiera
sirven para el objetivo más cercano de “predecir” los resultados de la
elección, tu las pretendes utilizar prueba irrefutable de que la compra de
votos no fue significativa. Y eso si es que acaso nos pusiéramos de acuerdo en
lo que se pueda considerar como muy significativo o poco significativo.
Los argumentos de tu falacia se expresarían
así:
“Las encuestas predicen los resultados”
“Las encuestas predecían el triunfo de EPN”
“Por lo tanto, las encuestas demuestran que no
hubo compra masiva de votos.”
Finalmente, sostienes la sinrazón de que el
PRI de ahora ya no es el PRI de antes y que las personas de ahora nada tienen
que ver con las de antes. Pero en el colmo de la contradicción, no has dudado
en atribuir a ese partido en mérito de haber creado algunas de las
instituciones ahora existentes. Evidentemente, solo a tu conveniencia, el
partido puede o no recurrir a su pasado.
Este es el PRI de ahora, y el que ha sido
siempre:
“Para Paulina Romero Deschamps subir al
FACEBOOK no le debió implicar reflexión alguna sobre el hecho que el pueblo
viera que clase de vida se podía dar gracias a las raterías de su padre (actual
senador por el PRI)…”
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