miércoles, 12 de septiembre de 2012

Danzón dedicado a Tepozteco.

Por Alexjandro.


Un principal y grande defecto que te emparenta con hassasin (¿) es tomar por ataque cualquier crítica a tus escritos. Ya lo había señalado; das a entender que solo admites  elogios. Por otro lado, deberías entender la diferencia entre ofensa e ironía; no son lo mismo. No pongo en entredicho tu valor como persona ni aludo a personas cercanas a ti; en contraste, recuerda o busca los escritos de Gerry Martínez que son ejemplo de vileza.

Estamos de acuerdo: hubo compra de votos de TODOS los partidos. Y eso es distinto de lo que argumentabas en tus primeros escritos, negando siquiera la posibilidad de la compra de votos. Pero ahora lo justificas atribuyéndolo a todos los partidos. En lo que considero un desplante de cinismo, estableces: “lo que es evidente de que se continuó con la práctica de elecciones anteriores, pero en niveles similares y no afectaron el resultado de la elección”. NO. No puedo estar de acuerdo. Apalancarse en las carencias vitales de la población con tal de comprometer un voto es una práctica deleznable, aún cuando haya sido la práctica común desde tus años juveniles.

Admitiendo que la política es prodiga en conductas poco éticas, queda el asunto del monto de recursos. Si bien todos los partidos ofrecen en sus mítines diversos artículos (desde la torta y el frutsi hasta materiales de construcción) ninguno está en capacidad de hacerlo en la medida que lo hace el PRI. En otros tiempos tenía a su alcance el presupuesto federal y actualmente los presupuestos estatales: sigue siendo el que más gobernadores tiene. El estado de México tiene uno de los mayores presupuestos, y es de los que menos transparencia muestran en su manejo (te adelanto: el presupuesto del DF lo autorizan y fiscaliza la cámara de diputados, gracias a las aberraciones establecidas por el PRI).

Y recurres a un argumento falaz. Pretendes demostrar que la compra de votos (ya establecida como cierta), no fue recurrente en las elecciones a partir de los resultados de encuestas preelectorales. Las encuestas no sirven para ello; de hecho, ni siquiera tienen como objetivo (aunque así sean utilizadas) predecir el resultado de las elecciones. Se ha repetido hasta la náusea que las encuestas solo reflejan una posible intensión de voto si hipotéticamente se realizaran en ese momento las elecciones. Sin mayores ambajes, Ciro Gómez Leyva (y otros como Roy Campos) reconoció “fallamos en nuestras encuestas”.

A pesar de que las encuestas ni siquiera sirven para el objetivo más cercano de “predecir” los resultados de la elección, tu las pretendes utilizar prueba irrefutable de que la compra de votos no fue significativa. Y eso si es que acaso nos pusiéramos de acuerdo en lo que se pueda considerar como muy significativo o poco significativo.

Los argumentos de tu falacia se expresarían así:

“Las encuestas predicen los resultados”

“Las encuestas predecían el triunfo de EPN”

“Por lo tanto, las encuestas demuestran que no hubo compra masiva de votos.”

Finalmente, sostienes la sinrazón de que el PRI de ahora ya no es el PRI de antes y que las personas de ahora nada tienen que ver con las de antes. Pero en el colmo de la contradicción, no has dudado en atribuir a ese partido en mérito de haber creado algunas de las instituciones ahora existentes. Evidentemente, solo a tu conveniencia, el partido puede o no recurrir a su pasado.

Este es el PRI de ahora, y el que ha sido siempre:


“Para Paulina Romero Deschamps subir al FACEBOOK no le debió implicar reflexión alguna sobre el hecho que el pueblo viera que clase de vida se podía dar gracias a las raterías de su padre (actual senador por el PRI)…”

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