jueves, 6 de septiembre de 2012

Lorenzo Meyer - La imagen de nuestra política en el exterior

Lorenzo Meyer
"En el año 2000, la opinión internacional se entusiasmó genuinamente con la "primavera mexicana" de entonces, pero hoy no hay visos de ese entusiasmo ni de cuando pueda repetirse algo semejante"


 Si la imagen internacional del sistema político mexicano ya era mala al concluir la primera larga época del priismo -parecía pieza de museo- ahora, al cierre del capítulo panista en la presidencia, no es mejor. Así, a punto de iniciarse una segunda época del PRI, la mirada externa sobre nosotros no puede evitar su escepticismo.
Es verdad que inmediatamente después de la elección del 1° de julio los gobiernos de Estados Unidos y otros países felicitaron a Enrique Peña Nieto por su triunfo, pero lo más revelador son las opiniones de personas e instituciones no gubernamentales. Y de lo que esos observadores dudan no es del "México profundo", sino de su sistema político y, sobre todo, de sus clases dirigentes. Ejemplos no faltan.




En un artículo de opinión sobre el presente y futuro de Sudáfrica de John Carlin publicado en El País, (24 de agosto), el autor teme que esa sociedad que acabó con el apartheid y que fue capaz de depositar el poder en una persona de una integridad y voluntad tan excepcionales como Nelson Mandela, ya torció su camino ¡y va por el camino mexicano! Y es que el partido del Congreso Nacional Africano (CNA) se está convirtiendo en un PRI, es decir, en un aparato que si bien puede lograr la estabilidad política, lo hace a cambio de mantenerse en el poder montado en una corrupción endémica y en una institucionalización de la injusticia social. El CNA usa una retórica progresista y de defensa de los intereses populares, pero en la práctica busca perpetuar los privilegios de una élite mediante la versión sudafricana del priismo: "una coalición entre el partido dominante, el sindicalismo, el empresariado y otras fuerzas sociales, apoyada por las fuerzas de seguridad".
El diario francés, Le Monde, publicó el 23 de agosto un editorial devastador sobre lo que ha sido la presidencia de Felipe Calderón. Usando como base las cifras sobre homicidios publicadas por el Inegi, el diario francés proyecta a ¡120 mil! la suma total de esas muertes cuando concluya el actual sexenio. Afirmaron que se trata, por un lado, de una "verdadera hecatombe que constituye, de lejos el conflicto más mortífero del planeta en el curso de los últimos años" y por otro, un terrible indicador de la "gangrena" que hoy corroe a México. Tras seis años de la estrategia "militar" de Calderón -que contó con el apoyo norteamericano- el resultado es una espiral de barbarie que, entre otras cosas, "ha acabado con todos los tabús en torno al respeto de la persona humana". El periódico francés duda que el triunfo de Peña Nieto vaya a significar un cambio positivo en la situación que deja Calderón, pues fue justamente bajo el largo dominio del PRI que la corrupción y la tolerancia a las actividades de los narcotraficantes incubaron la actual tragedia mexicana, que ya se ha transformado en un problema para el resto del mundo.
Antes de lo publicado en los diarios citados, apareció la ya famosa investigación del diario británico The Guardian, (7, 10 y 26 de junio), y que puso al descubierto la insana influencia que han adquirido en México los poderes fácticos, en concreto la televisión. En ese diario Jo Tuckman recogió y amplió lo expuesto hace años por Jenaro Villamil en la revista Proceso: el complejo y costoso arreglo secreto entre Televisa y Peña Nieto cuando éste fue gobernador del Estado de México -entidad manejada por el PRI por 83 años ininterrumpidos- para hacer de él una figura conocida y aceptable a nivel nacional y facilitar su victoria en las urnas en julio pasado.
El 15 de junio, The New York Times -que en los últimos tiempos ha decidido ocuparse poco de México-, publicó un largo artículo de Patrick R. Keefe -Cocaine Incorporated- donde, entre otras cosas, se afirma que pese a las supuestas acciones del gobierno en su contra, el cártel de Sinaloa controla hoy más territorio que nunca y entre el 40 y el 60% del negocio de las drogas en México. El jefe de ese cartel, Joaquín "El Chapo" Guzmán, se ha transformado en un empresario a nivel global que opera en mil ciudades norteamericanas, en una docena de países y es hoy quizá "la empresa criminal más exitosa de la historia". Ahora bien, uno de los factores que explican el éxito del grupo de Sonora es la descomunal y muy extendida corrupción en su entorno, México. Keefe no ve que haya posibilidad de acabar en el futuro inmediato con Cocaine Incorporated, pues si se llegara a capturar o matar a "El Chapo", la estructura que creó está hecha para durar en tanto exista la demanda de sus servicios en Estados Unidos.
Un artículo más reciente del diario neoyorquino (28 de agosto) donde se informa de la emboscada a dos agentes de la CIA que operaban en México el 24 de agosto y donde participaron elementos de la Policía Federal, concluyó subrayando las dudando de sobre la calidad de esa policía, "que habiendo ganado mayor respeto se ha visto manchada por escándalos recientes sobre corrupción".
Una de las revistas conservadoras más penetrantes, la británica The Economist, (23 de junio), realmente no se entusiasmó ante la posible victoria electoral de Peña Nieto. Si bien le pareció el ganador adecuado fue sólo por default, porque la campaña panista fue mal hecha y Andrés Manuel López Obrador es anatema para esa publicación. Le agradó que el mexiquense piense romper el monopolio de Pemex y que se haya rodeado de "brillantes tecnócratas surgidos de las mejores universidades del mundo", pero el retorno del PRI al poder no es lo mejor que le podía pasar a México.
La televisión y la prensa mundiales son hoy los grandes creadores y divulgadores de la imagen internacional de un país, pero finalmente son los reportajes a fondo plasmados en libros, los que en buena medida constituyen la fuente primaria de los medios masivos. Hay un trío de obras recientes de periodistas británicos que subrayan la problemática del narcotráfico en México, tema abierto como nunca antes por el gobierno que termina, pero cuya solución lo rebasó y lo deja como un problema sin solución. Se trata del libro de Ioan Grillo, uno ya abordado en esta columna y traducida como El narco, en el corazón de la insurgencia criminal mexicana, (Barcelona, 2012) y cuya tesis es justamente ésa, que México vive una lucha brutal entre insurgentes muy bien armados y el gobierno, aunque los primeros no buscan derrocar al segundo sino sólo defender y ampliar su enormemente redituable negocio ilícito. Una reseña del libro de Ed Vulliamy, corresponsal de guerra, Améxica. Guerra en la frontera (Barcelona, 2012), considera que la obra recrea bien el conflicto entre los cárteles de Sinaloa y el de los Zetas. Por su parte, la ya mencionada Jo Tuckman acaba de sacar Mexico: Democracy interrupted, (Yale, 2012). El libro abre con el tema del narco, pero luego aborda la problemática política general: la corrupción, el fracaso de los panistas, los "gobernadores feudales", los poderes fácticos, etc. Y si bien para Tuckman la democracia electoral parece relativamente sólida, no es el caso con la sustantiva: esa que permite a los ciudadanos llamar a cuentas a sus gobernantes. En este campo, la democracia está hoy tan lejos de México como antes de que el panismo llegara a la presidencia y "aunque el PRI es el peor, la corrupción, nepotismo, el clientelismo, la ineptitud, el autoritarismo, el cinismo y la impunidad mancha a todos los partidos. Todos tienen un interés creado en detener la democratización [de México]", (p. 3). La clase política en conjunto es responsable del desastre, pero la culpa mayor recae en Vicente Fox. El PRI se ha adaptado a su nuevo entorno -una sociedad más participativa y demandante-, pero no ha cambiado.
Informes como los de Amnistía Internacional o Transparencia Internacional y los que está dando la caravana encabezada por Javier Sicilia y que hoy recorre Estados Unidos -novedosísima experiencia en política de pueblo a pueblo- para exponer el fracaso, denunciar los abusos y exigir un cambio en la violenta política que han seguido los gobiernos mexicano y norteamericano en relación a los cárteles mexicanos del narcotráfico, son otros tantos elementos en la configuración de la imagen externa de nuestro sistema político y de sus responsables.
En el año 2000, la opinión internacional se entusiasmó genuinamente con la "primavera mexicana", pero hoy ya quedan pocos rastros de ese entusiasmo ni hay visos de cuando pueda resurgir.
 NOTA
El autor de esta columna sale de México a cumplir un compromiso académico y "Agenda Ciudadana" no aparecerá por dos semanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.