jueves, 6 de septiembre de 2012

Rubén Cortés - Empezó el juego


El Presidente pidió respaldo en “lo esencial” para el Presidente Electo; y Miguel Mancera dijo que su relación con éste será “institucional y de respeto”. ¿Calderón pudo ser más generoso? ¿Mancera pudo ser más expresivo? Sí. Pero en ambos casos fue suficiente.

La pequeña historia cuenta que Calderón decía que jamás entregaría la Presidencia a un priista, y hasta llegó a empañar la victoria electoral de Peña al mencionar que aunque “la compra de votos no cambia los resultados, sí preocupa porque...”





Pero la noche del 1 de julio, tras la difusión de la encuesta de salida del IFE, adelantó que “una vez que el Tribunal Electoral valide la elección, el licenciado Enrique Peña será, a partir del próximo 1 de diciembre, el Presidente de México”.

Además, el lunes solicitó “respaldo en lo esencial” para Peña y, ayer, lo recibió en Los Pinos para iniciar el proceso de transición: algo natural en la normalidad democrática, pero que bien podría haber sucedido a través de colaboradores, sin una cercanía física tan notoria.

Así que valen más los hechos que los modos, al igual que en el caso del jefe de Gobierno electo del DF, al ser preguntado ayer, durante el Primer Informe de Gobierno del gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, si reconocía a Peña como Presidente:

“Yo tengo que trabajar con lo que me marca la ley y las instituciones. Yo no soy quien tiene que reconocer, el reconocimiento lo hace la ley y la norma, yo soy observador de la norma”.

Hay que entender que Mancera debió tener en cuenta numerosas consideraciones políticas para adelantar que trabajará con quien “marca la ley y las instituciones”, o sea con Peña, Presidente Electo según el conteo del IFE y según la calificación del Tribunal Electoral.

Porque AMLO, el candidato presidencial del mismo Movimiento Progresista que lo llevó a él como candidato a jefe de Gobierno, no reconoce el triunfo de Peña “porque las elecciones no fueron ni limpias ni libres ni auténticas”.

De cualquier manera, aquí también lo que valen son los hechos: durante el informe de ayer, Mancera aceptó la indicación del protocolo que lo sentó justo en la butaca de atrás de la de Peña, y estrechó la mano que le tendió el Presidente electo.

Un saludo importantísimo porque el actual jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, tardó cuatro años y siete meses en darle la mano a Calderón, a quien AMLO tampoco reconoció nunca por considerar que ganó en unas elecciones que no fueron “limpias, libres ni auténticas”.

Es decir, para los políticos serios “la suerte está echada”, en palabras de Julio César antes de cruzar el Rubicón. También dijo: “Que empiece el juego”.

Bueno, pues aquí, también ya empezó.

ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter:
 @ruben_cortes

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