Humberto Moreira eligió al diario VANGUARDIA para dar la primera entrevista después del asesinato de su hijo José Eduardo. Y VANGUARDIA, con la pluma de Ricardo Mendoza, le dio al periodismo mexicano una de las entrevistas más importantes, al menos de este año. Un documento extraordinario.
Recupero tres puntos del trabajo. La revelación que hace Moreira sobre “narcoempresarios” mineros en el norte de Coahuila (pese a que no aporta nombres). La acusación descarnada, uno supondría bien enterada, de que los Zetas ejecutaron a su hijo en un aterrador ojo por ojo. Y la rabia del exgobernador y expresidente del PRI, sintetizada en la advertencia a los asesinos: “¡Cerdos, pónganse a temblar!”
El 5 de octubre, dos días después de que ultimaran a José Eduardo, y sin conocer los tonos shakesperianos que tomaría la historia, propuse aquí que se trataba del primer muerto del presidente Enrique Peña Nieto. Creo que las palabras del padre dolorido y a la ofensiva en la entrevista refuerzan esa idea. Es un asesinato con un simbolismo tan grave que terminará por marcar un antes y un después en el combate del gobierno federal contra las bandas criminales.
José Eduardo Moreira marcará el tránsito de una fase a otra. Peña Nieto ha repetido que la lucha continuará, pero con una estrategia renovada que permitirá reducir drástica y rápidamente el secuestro, la extorsión y los asesinatos. Ahí estarán el cadáver del hijo y la voz del padre, ahí estará la sombra de los Moreira, recordándoselo cuando, en 35 días, asuma el mando de las fuerzas federales.
¡Cerdos, pónganse a temblar!
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