martes, 11 de diciembre de 2012

Salvador Camarena - EPN: ¿Sólo avances?

Fechada el 9 de diciembre, el portal de la presidencia de la República publica una nota titulada “El avance de los primeros ocho días”. El texto, firmado por Enrique Peña Nieto, expone en primera persona que “apenas ocho días después (de que en su primer mensaje a la nación anunciara “13 decisiones sobre temas muy importantes para los mexicanos”) ya se muestran “avances en la ejecución y el cumplimiento de dichas decisiones”. 

Enumera el Presidente de la República diversas acciones que, en efecto, dan cuenta de que parte de lo que ha ofrecido en su naciente periodo gubernamental se ha ido cumpliendo (como el desistimiento ante la Corte de la controversia por la Ley de Víctimas, o la presentación del Paquete Económico 2013 que incluye partidas para ampliar el programa de beneficios a adultos mayores o el programa de seguro de vida para jefas de familias). 





El texto concluye con la frase “pueden estar seguros que seguiré trabajando intensamente para entregar resultados concretos que beneficien a los mexicanos”. No sabemos si Peña Nieto seguirá a lo largo del sexenio redactando semanalmente esta especie de corte de caja. Si ese fuera el objetivo, hay que decirle a sus asesores que para que esta bitácora se convierta en algo relevante necesita corregir la gran falla que presenta este balance: es parcial, pues nada dice de dos temas que mucho han llamado la atención durante “los primeros ocho días” de esta presidencia. 

Peña Nieto no habla en su balance ni de las manifestaciones en su contra el día de la toma de posesión, incluido el evidente desastre del operativo llevado a cabo por parte de fuerzas federales el 1 de diciembre. De igual forma falla al no dar ni una nota de aliento a aquellas comunidades que, con o sin cambio en la presidencia, padecen la violencia, por ejemplo Coahuila, que está sumida como nunca –y eso ya es mucho decir– en un agravamiento de la inseguridad. 

En el arranque de esta presidencia ha sido clave que el equipo del nuevo mandatario ha entendido a la perfección el gran cansancio que nos dejó el presidente Felipe Calderón (su discurso monotemático, su incapacidad para abrir el candado legislativo que le aplicaron los priístas, la inoperancia emparentada con la corrupción por doquier), pero no vaya ser que Peña Nieto y los suyos crean que un discurso que solo apunta aciertos es lo que los mexicanos están esperando.

El texto del Presidente es auto celebratorio, lo cual nunca ha sido de buen gusto. Festeja en el documento que cumplirá con las víctimas al promulgar la ley que su predecesor envió a la Corte. Pero si lo hubieran asesorado bien, sus colaboradores habrían dicho a Peña Nieto que no podía ponerse “palomita” en ese renglón sin al mismo tiempo apuntar que el Gobierno de la República debe, y entregará, a la sociedad una investigación puntual sobre todo lo ampliamente reseñado de la caótica actuación de la Policía Federal en los enfrentamientos en el cerco de San Lázaro. No es buena noticia que el Presidente ni siquiera formule ese “nuevo pendiente” en su resumen semanal. 

De la misma manera, el nuevo mandatario consigna en su reporte de avances que “en el proyecto de Presupuesto fue considerada la dotación correspondiente al Programa Nacional de Prevención del Delito”. Suponemos que eso eventualmente podría tener impacto en la violencia, pero la realidad no espera y el documento del Presidente nada dice a los habitantes de Coahuila, donde en los siete primeros días de diciembre hubo 34 asesinatos (Reforma dixit), o a los de Chihuahua, donde el viernes en una sola acción un comandó asesinó a 11 personas en el municipio de Guadalupe y Calvo. Un recuento de Milenio Diario cifra en 131 las “ejecuciones” en la primera semana del sexenio. Es cierto que Calderón nos saturó con su discurso sobre la violencia. Sin embargo, obviar el tema de los mensajes presidenciales no es parte de la solución, ¿o sí? 

En su campaña de spots, el presidente Peña Nieto nos invita a una actitud positiva, optimista. Nada que reprochar, una actitud de esperanza nunca está demás. Pero el optimismo no se debe confundir con el triunfalismo. Y para cambiar la realidad ayuda mucho no solo ver las cosas que avanzan, sino sobre todo las que no.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/11-12-2012/11203. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

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