El Reporte de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres 2013 elaborado por la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) fue hecho público en mayo pasado. Hoy, cuando México está sufriendo las consecuencias del desastre causado por la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid, que golpearon simultáneamente nuestras costas del Océano Pacífico y Golfo de México, es necesario estudiar dicho reporte, el cual aparentemente fue ignorado por la mayoría de nosotros, lo que es grave, y de nuestras autoridades federales, estatales y municipales, lo que resulta imperdonable.
El documento emitido por la UNISDR presenta la gravedad de la situación que están generando los desastres naturales que con gran frecuencia golpean a nuestro planeta. Algunos datos:
1. Las pérdidas económicas resultantes directamente de desastres son por lo menos 50 por ciento mayores que los números reportados internacionalmente: Las pérdidas directas en 40 países de ingresos bajos y medios sumaron 305 mil millones de dólares en los últimos 30 años; de éstas, más de 30 por ciento no fueron reportadas internacionalmente.
2. Los desastres afectan directamente el desempeño empresarial y a largo plazo minan la competitivdad y sustentabilidad: Cuando las empresas se van puede que nunca regresen. Antes del terremoto de 1995, el puerto japonés de Kobe era el sexto de mayor actividad en el mundo. A pesar de una inversión masiva en su reconstrucción y los esfuerzos para mejorar su competitivdad, para 2010 había caído al lugar 47.
3. Las cadenas de aprovisionamiento globales crean nuevas vulnerabilidades: En 2011 Toyota perdió mil 200 millones de dólares en ingresos debido al terremoto y tsunami de 2011 que provocó faltantes de partes que causaron que en Estadios Unidos se fabricaran 150 mil automóviles Toyota menos y una reducción de producción de 70 por ciento en India y 50 por ciento en China.
4. Las empresas pierden su tabla de salvación cuando la infraestructura crítica es golpeada: La mayoría de las mil 300 empresas encuestadas en ciudades estadunidenses propensas a desastres citaron como sus principales preocupaciones a las interrupciones al suministro de energía y agua y de telecomunicaciones. Más de 90 por ciento del daño a estas tablas de salvación ocurrieron en desastres locales.
5. Las pequeñas y medianas empresas son las que más riegos enfrentan: Un solo desastre puede eliminar todo o gran parte del capital de estas empresas, lo que a su vez afecta a empresas grandes que dependen de proveedores locales. Sin embargo, menos de 15 por ciento de las empresas con menos de 100 empleados en ciudades estadunidenses propensas a desastres cuentan con un plan vigente de continuidad del negocio o administración de crisis.
6. El riesgo de desastres es una nueva clase multibillonaria de activos: Los flujos globales de capital han transformado el paisaje del riesgo de desastres, creando para empresas y gobiernos un nuevo montón de activos tóxicos que hoy no aparecen en sus hojas de balance. Globalmente, activos con valor de 71 billones de dólares estarían expuestos a un terremoto en los próximos 250 años. Y actualmente, en Honduras, un desastre en los próximos 33 años crearía un boquete significativo en el futuro PIB del país.
7. La mayoría de los desastres que podrían ocurrir aún no suceden: Solamente la a pérdida anual global esperada por daños causados por terremotos y vientos huracanados suma ahora 180 mil millones de dólares al año. Esta cantidad no incluye las pérdidas significativas resultantes de inundaciones, avalanchas, incendios y tormentas o el costo de interrupciones en la economía. La agricultura también está en riesgo: en Mozambique, una seguía en los próximos 10 años podría reducir las cosechas de maíz en 6 por ciento y el PIB en 0.3 por ciento.
8. Los riesgos al capital natural comprometen la riqueza del futuro: Los riesgos de desastre incluyen la pérdida y erosión del capital natural con graves consecuencias para la riqueza de empresas, hogares y países. Por ejemplo, los incendios de zonas salvajes afectan hoy a todos los continentes causando pérdidas a los ecosistemas tropicales que potencialmente llegan a los 190 mil millones de dólares al año. La degradación de las tierras incrementa los riesgos de sequía agrícola; en África, el área total con alta degradación y alto riesgo de seguía es de casi 260 mil kilómetros cuadrado.
El reporte completo puede verse en http://www.unisdr.org.
El panorama es aterrador y más para países que, como México, no se han preparado para enfrentar eficaz y eficientemente los desastres naturales que lo golpean con frecuencia.
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Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=192126
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