Ho Chi Minh
La tragedia provocada por las tormentas Ingrid y Manuel ha sido enorme. En el momento de escribir este artículo hay 57 muertes registradas, pero la cifra sin duda se elevará. Setenta y siete municipios han sido declarados zonas de desastre. El Fondo de Desastres Naturales (Fonden) cuenta con 6 mil 300 millones de pesos, en parte porque sobraron 2 mil 800 millones de pesos del año pasado, pero solamente el estado Guerrero ha solicitado 5 mil millones. Los daños en carreteras se calculan en 40 mil millones.
En Acapulco buena parte de la inundación fue producto del desbordamiento del río Papagayo. Lo peor es que desde hace años se planteó la necesidad de construir una presa en su cauce que habría evitado o reducido significativamente la inundación. La obra habría también proporcionado agua potable a Acapulco (que sufre de una escasez permanente del líquido) y permitido una mayor generación de electricidad.
La Parota, planeada originalmente en 2003 y para la que ya había recursos disponibles, nunca pudo ejecutarse. De poco sirvió que en asambleas realizadas en los ejidos afectados se aprobara la expropiación y la indemnización ofrecida por el gobierno federal. Un grupo de activistas recurrió a movilizaciones y bloqueos para frenar el proyecto. La presa fue finalmente cancelada en agosto de 2012. Hoy los damnificados de Acapulco quizá no entienden que el movimiento en contra de La Parota, al que quizá muchos apoyaron, es una de las razones de que sus casas se encuentren inundadas.
Si vemos la situación en otros lugares de Guerrero y Oaxaca veremos que muchas de las muertes y pérdidas materiales son consecuencia de desgajamientos de cerros. En condiciones naturales, sin embargo, no es tan fácil que se desgaje un cerro. Lo que ocurre es que se han construido casas precarias en las laderas que rompen el talud natural. La deforestación de los cerros, por otra parte, produce también desgajamientos. La cobertura vegetal es el mecanismo natural que da solidez a los cerros e impide que la caída del agua los resquebraje y se lleve la tierra.
La manera disfuncional y timorata en que opera nuestro gobierno es responsable no de las lluvias de los últimos días, que alcanzaron una enorme intensidad por la conjunción de dos fenómenos meteorológicos, uno en el Golfo y el otro en el Pacífico, pero sí en buena medida de la gravedad de los daños.
El que hayamos permitido que un movimiento político descarrilara un proyecto tan importante como el de La Parota, que habría tenido enormes beneficios, entre ellos domar las crecidas del río Papagayo, es indicativo del enorme poder que han adquirido en México ciertos grupos políticos, los cuales se benefician de mantener a la población en la pobreza. El que las autoridades de nuestro país sigan permitiendo asentamientos en las laderas de los cerros, irregulares en un principio pero a los que se otorgan después servicios para asegurar sus votos, es cada vez más un acto criminal.
México va a seguir sufriendo fenómenos climáticos como la conjunción de estas dos tormentas relativamente menores. Imagine usted lo que puede ocurrir cuando sean dos huracanes los que coincidan en el Golfo y en el Pacífico. Por eso necesitamos asumir una verdadera cultura de protección civil. Hay que construir la infraestructura necesaria, como La Parota, e impedir también que se sigan realizando asentamientos en lugares que sabemos no son estables en caso de tormenta.
Impuesto a pesticidas El impuesto especial a pesticidas incluido en la miscelánea fiscal para 2014 no hará que se dejen de usar estos productos, indispensables para la agricultura. Simplemente hará que la producción mexicana se vuelva menos competitiva ante la estadunidense, que no tiene este impuesto. Parece que la miscelánea fue hecha para elevar la producción... pero no de México, sino de Estados Unidos.
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Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=192119
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