Los primeros efectos devastadores de los ciclones Manuel e Ingrid, en Acapulco y en Veracruz, se empezaron a sufrir desde el pasado viernes 13 por la tarde. El sábado pegaron de lleno. Aumentaban los muertos y los daños materiales. Fue hasta el domingo por la noche que los gobiernos federal y estatales comenzaron a operar.
La fuerza de la naturaleza, sobre todo la de los huracanes, es implacable. Imposible hacerles frente cuando llegan. Arrasan, destruyen.
Ningún gobierno del mundo ha tenido, hasta hoy, la fórmula para contrarrestarlos.
Sin embargo, lo que sí está en las manos de las autoridades es la prevención.
¿Se actuó a tiempo en los casos de Manuel y de Ingrid?
Ante la presión política que generó el Zócalo ocupado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación a unas cuantas horas de El Grito de Independencia; debido a que la atención absoluta del gobierno federal estaba en el DF, da la impresión de que la prevención ante la entrada de los ciclones se soslayó.
Irónico: cuando la Policía Federal y las tanquetas sometían a los manifestantes en el Zócalo, justo a esa hora —las cuatro de la tarde del viernes 13 de septiembre—, también entraban Manuel e Ingrid por ambos océanos (Pacífico y Atlántico, respectivamente), cerrando la pinza mortal, arrasando con habitantes, casas, carreteras, caminos y todo lo que se encontrara a su paso demoledor.
Para algunos legisladores, la prevención no funcionó al cien por ciento.
“La contingencia comenzó desde el viernes pasado y fue hasta el domingo cuando Luis Felipe Puente (coordinador de Protección Civil de la Segob) apareció para informar sobre la peligrosidad de ambos fenómenos meteorológicos”, acusó en tribuna el diputado Humberto Armando Prieto.
Aún más:
El legislador Manuel Huerta Ladrón de Guevara aseguró que la Comisión Nacional del Agua empezó a emitir comunicados sobre las fuertes lluvias desde el miércoles 11 de septiembre, pero fue hasta el domingo 15 que se llevó a cabo la primera reunión del Sistema Nacional de Protección Civil.
Los diputados pidieron evaluar y determinar si la reacción del SNPC y de la Conagua atendieron en tiempo y forma la necesidad de adoptar medidas precautorias y de prevención para evitar los daños ocasionados por los huracanes.
Ante los hechos, el “puente” patrio fue fatal para operar en su totalidad las medidas de prevención ante la llegada de Manuel y de Ingrid.
¿Se actuó de manera precisa ante el arribo de los huracanes, prácticamente 48 horas después de que pegaron en tierra?
Y más allá de denuncias y de posibles omisiones, el drama que viven cientos de miles de mexicanos es desolador. El país está de luto.
A la hora de entrega de esta columna, iban casi 100 personas muertas en diversos estados, principalmente en Guerrero. Podrían contarse por cientos las víctimas en los próximos días.
El balance hasta anoche era de 23 estados afectados y 50 mil personas evacuadas a nivel nacional.
De acuerdo con CNN México, hay cerca de un millón 200 mil habitantes afectados.
Según reveló el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, hay 68 desaparecidos en la comunidad de “La Pintada”, en Atoyac, donde se registró un alud tras las tormentas. Es el drama y la muerte que se ensaña con los más pobres.
Por si Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Michoacán — donde el municipio de Huetamo resultó el más afectado de 21 en total por el desbordamiento del río Balsas— y varias entidades más no bastaran para enlutar al país, Manuel pegó de lleno ayer jueves en Sinaloa donde el gobernador Mario López Valdez afirmó anoche que alrededor de 100 mil personas habían resultado afectadas en 90 poblados.
La desgracia parece inagotable.
Malova ya solicitó la declaratoria de emergencia para los municipios de Culiacán, Navolato, Angostura, Mocorito y Salvador Alvarado por los daños causados.
La emergencia es nacional.
Peña Nieto anunció que suspende su visita a Nueva York, la semana próxima, donde estaría en la apertura de los trabajos de la Asamblea Nacional de la ONU.
La tragedia por los ciclones Manuel e Ingrid es de las más funestas que le han ocurrido a México.
Los informes que llegan de los reporteros asignados en Guerrero, son dramáticos. Hay familias que lo perdieron todo: a algunos de sus parientes —lo más doloroso—, así como sus casas y bienes.
La fuerza de los ciclones fue tal que una escena presentada en Cadenatres por la reportera Yohali Reséndiz, a través de la cámara de Isaac López, da una breve idea de la magnitud de la fuerza natural: una casa de tres pisos prácticamente arrancada de sus cimientos, inclinada, a punto de derrumbarse. Como si fuera de papel.
Es la tragedia que hoy vive México
Fuente Excélsior
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