lunes, 30 de septiembre de 2013

Pablo Hiriart - Lo urgente es la economía

Cambiar el IFE por otro organismo e inventar una segunda vuelta en la elección presidencial son ocurrencias frívolas ante el verdadero problema que tiene el país: la economía.

El IFE es de las pocas instituciones que funcionan bien y que tienen credibilidad, a pesar de los ajustes que requiere para que nos cueste menos.

Quitarlo es una ocurrencia poco seria, como si ese Instituto hubiera sido el culpable de que el PAN quedara tercero en la pasada elección presidencial, o que López Obrador hubiese perdido por medio punto en 2006, o que el PRI cayera ante el PAN en el 2000.





¿Por qué van a descomponer lo que sirve? Tal vez porque una buena parte de la clase política vive en una cápsula en la que no le hace falta nada, y sólo hay que encontrar en qué divertirse.

Con este sistema electoral hemos visto la alternancia en la Presidencia de la República y en diversos estados. Han ganado y perdido panistas, priistas y perredistas. ¿Cuál es el problema con el IFE?

Si los institutos locales fueran manipulados por los gobernadores, como señalan algunos de los impulsores de la transformación de los organismos electorales, jamás habrían ganado Gabino Cué en Oaxaca ni Moreno Valle en Puebla, por citar sólo dos ejemplos.
La segunda vuelta en la elección presidencial es otra ocurrencia sin sentido. Nuestra democracia ha sido poco funcional por falta de acuerdos en el Congreso, y no por falta de votos del presidente que haya ganado.

De haber ajustes, éstos tienen que hacerse en el Congreso, para facilitar y premiar los acuerdos entre los distintos partidos, y que saquen adelante transformaciones que impacten en la economía.

Con la segunda vuelta se daría un poder desmedido e injusto a la tercera fuerza política, es decir a la minoría, que terminaría por resolver la disputa entre el primero y el segundo lugar.

Además, ¿para qué? Para experimentar ahí donde no hay problemas, y dejar intocadas las zonas que sí requieren un ajuste para hacer más funcional una democracia.

Tenemos una democracia muy cara. Hay demasiados diputados y senadores. Los plurinominales y senadores de lista sólo representan a los partidos, y no a los ciudadanos. Se dificultan los acuerdos.

Nada de lo anterior se resuelve con deshacer el IFE e ir a una segunda vuelta en la elección presidencial.

Nuestro problema es que en el sexenio anterior sólo crecimos 1.8 por ciento, y en este primer año de la actual administración creceremos todavía menos.

El porcentaje de mexicanos que no tiene para comer todos los días es equiparable al que había en 1968 (John Scott, CIDE-Coneval).

Entre 2000 y 2011 el hambre llevó a la muerte a un promedio de ocho mil 547 personas cada año.

Ahí está la urgencia, no en la legislación electoral.

phl@razon.com.mx
Twitter:
 @PabloHiriart



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