Estamos lejos de que los gobiernos —federal y estatales— arreglen el conflicto político con diversas secciones del sindicato de maestros. Por lo pronto, la Secretaría de Gobernación y los gobernadores han fracasado. Y mientras este problema no se resuelva, estaremos aún más lejos de solucionar lo más importante de todo, es decir, la educación pública en nuestro país que, por donde se vea, es un desastre.
Es cierto: el gobierno del PRI, con el apoyo del PAN y del PRD, sacaron adelante una reforma educativa que sienta las bases para un cambio: que la carrera magisterial dependa de la evaluación de los maestros. Se reformó la Constitución en este sentido y se promulgaron las leyes secundarias respectivas. Sin embargo, ahora viene lo más difícil y tardado: la implementación. Muchos maestros se van a oponer a que les apliquen esta política.
Ya está pasando. El presidente Peña anunció en su toma de posesión que ordenaría al INEGI levantar un censo nacional de escuelas, maestros y alumnos. Por increíble que parezca, en pleno siglo XXI, con las tecnologías disponibles, no sabemos cuántos maestros hay en México, cuántos están dando clase, cuántos están comisionados a otras actividades y cuántos son simplemente aviadores. Esta opacidad beneficia a alguien. En el mejor de los casos, se están desviando recursos educativos a otras áreas de gobierno y, en el peor, se los están robando. De ahí la importancia del censo: comenzar a ponerle numeritos a las cosas.
El INEGI, institución seria y prestigiosa, ya comenzó a levantar el censo. Y fíjese qué pasó el martes en Lázaro Cárdenas, Michoacán: “Maestros de la Sección 18 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) robaron y quemaron paquetes del censo escolar que el INEGI realiza en la entidad. Al menos 11 cajas con cientos de encuestas fueron incineradas públicamente por los profesores como parte de su protesta contra la reforma educativa”. La nota, aparecida en Reforma, dice que “se desconoce si el INEGI o alguna otra autoridad interpuso denuncia penal por el robo y quema de las encuestas”. ¿Usted cree que lo harán?
Yo lo dudo. Porque si algo hemos aprendido estos meses, desde que comenzó la reforma educativa, es que a los maestros de la CNTE, por más travesuras que hagan, los gobiernos no los tocan ni con el pétalo de una rosa. Al revés: hasta los premian.
Una nota de Lilian Hernández en Excélsior informa que los dirigentes de la CNTE en Oaxaca arrancaron con “el proceso para otorgar ascensos y cambios de plazas sólo para los maestros que participaron en las marchas, bloqueos y en el plantón de la Ciudad de México”. Esta política cuenta con el aval del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, es decir, la dizque autoridad educativa del estado: “Los docentes que así lo soliciten podrán obtener una plaza de director o supervisor de secundaria, además de cambiar de zona, siempre y cuando acrediten que participaron en 80% de las movilizaciones que realizaron en la capital del país”. Por cierto, la misma nota da cuenta que los profesores oaxaqueños de la CNTE “mantenían copados los alrededores del INEGI”. Supongo que, como los michoacanos, quieren boicotear el censo.
Llama la atención, en este sentido, la firmeza que ha tenido el gobierno de Peña con los maestros agremiados en el SNTE, defenestrando y encarcelando a su líder, Elba Esther Gordillo (que se lo merecía), pero la manga ancha que está teniendo con los llamados “disidentes” de la CNTE. A éstos les ha permitido todo, les ha abierto las puertas de palacio y, al parecer, hasta los ha apapachado con múltiples prebendas.
¿Cuáles? No lo sabemos porque los acuerdos son secretos. Mexicanos Primeros está pidiendo publicarlos. La organización que dirige Claudio X. González Guajardo ha solicitado formalmente a la Secretaría de Gobernación y al gobierno de Oaxaca los documentos relacionados con la negociación con la CNTE “para confirmar que no se están haciendo entregas ilegítimas a estos grupos, cediendo a sus manifestaciones agresivas y otorgando más prebendas mal habidas como las que ya se les concedieron en el pasado”.
Vamos a ver si les contestan. Yo lo dudo. Creo que tendrán que intervenir los institutos de transparencia federal y estatal para obligarlos. Por lo pronto, con la información que tenemos, parece que está sucediendo todo lo contrario: que los gobiernos están premiando a los maestros de la CNTE. Los del SNTE, por su parte, están viendo y, si son racionales, pronto van a formarse en la fila para también recibir una recompensa.
Twitter: @leozuckermann
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