lunes, 23 de diciembre de 2013

El País - "Estuvimos dispuestos a todo por la reforma energética"

César Camacho (Estado de México, 1959) fue gobernador del Estado de México diez años antes que Enrique Peña Nieto, hoy presidente de México. Desde diciembre de 2012 dirige el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que en las elecciones locales de este año obtuvo el 55% de los votos, el 70% de las diputaciones locales y el 59% de las alcaldías en disputa. Su oficina en la sede del partido está decorada con óleos de los padres de la patria. Sobre su escritorio llama la atención un pisapapeles con un dinosaurio (así se les llama coloquialmente a los priistas). "Fue un regalo de la familia de un viejo político al que íbamos a ver en busca de consejo", explica.

Pregunta. La reforma energética acaba de ser promulgada. ¿Es un broche de oro para el 2013?

Respuesta. El año lo iniciamos con una reforma educativa de amplio consenso. Y la reforma con mayúsculas es la energética. Una reforma que durante muchos años dividió a México. A muchos les faltó una dosis de arrojo, hablo de los líderes políticos, de ir por una reforma de hondo calado que nos cambiara radicalmente las posibilidades de crecimiento económico.





P. Siempre se ha subrayado el pragmatismo del PRI. Votaron una reforma muy similar a la que presentó el PAN en 2008. En ese entonces se opusieron a ella.

R. Qué bueno que me lo pregunta porque tengo una buena explicación. El PRI en términos ideológicos se asume como un partido de centro, de centro izquierda inclusive. Por supuesto que admito que hay una buena dosis de pragmatismo en el ejercicio de la política en el PRI. Lo digo porque algunas cosas que pactamos tuvieron un alto costo para nosotros. Es evidente que parte de ese pragmatismo es saber calcular. Saber donde se puede ganar y donde se puede perder.

¿Qué pasó con nuestra aparente mutación de criterio de 2008 para acá? Esa no era la reforma que hoy aprobamos. Era un reforma privatizadora. La misma propuesta que el PAN planteó en 2008 es la que planteó hace unos meses en el Senado. Y no es esa la que se aprobó.

P. Pero lo que se aprobó es más cercano a la propuesta del PAN que a la suya.

R. Eso me parece más un discurso que una sólida argumentación. Voy a echar mano a un recurso que ellos han utilizado: que la reforma energética es azul. Y yo corrijo, es tricolor. No solo por los colores del PRI sino porque es una reforma a favor de los mexicanos. La parte central, la privatización, no apareció por ningún lado, es el corazón y columna vertebral de la propuesta de 2008 con la cual no fuimos por las mismas razones que hoy no iríamos. Tuvimos que sacrificar posiciones originales incorporando el término de licencias pero no el de concesiones. Hay algunos que analizan esto someramente y dicen que es lo mismo. Claro que no. En el mundo jurídico es diferente autorización, permiso, licencia y concesión.

P. ¿Qué costos pagaron en la reforma política para lograr la energética?

R. Hay un sector del PRI que vio esto como una cesión muy cara. Yo lo que digo es que al final es un acuerdo. Y los acuerdos se honran y tienen un cálculo. Para nosotros el INE [un instituto nacional electoral creado para restar poder a los organismos locales encargados de organizar comicios] es costosísimo políticamente hablando. Seguimos teniendo reservas de cómo puede funcionar. Reservas que vamos a ir superando con una actitud bien intencionada al hacer la ley secundaria. Es un poco contradictorio que queriendo robustecer el federalismo se vulnere seriamente el federalismo. El mayor número de gobernadores, 20 de 32, son de nosotros y asumimos con virilidad y fuerza las decisiones. Y lo diré sin recato, si me preguntara qué es lo que estuvimos dispuestos a pagar por la reforma energética: Todo.

P. Menos la incorporación de una segunda vuelta en las elecciones, por lo que tengo entendido.

R. Bueno, casi todo. Es correcto. Le apostamos mucho a la reforma energética.

P. El PRI ganó las elecciones con el 38% de los votos. ¿Por qué no incluir el tema de la segunda vuelta en una ambiciosa agenda de reformas políticas y electorales?

R. Es un tema que el PRI tiene que volver a comentar internamente. Así como admitimos temas que no nos gustan, hubo temas que nos gustaban y no entraron. En una mesa de negociación nadie pierde ni gana todo.

P. El PRD ha abandonado el Pacto por México. ¿El PRI tiene la intención de salvarle la vida o ya logró lo que necesitaba del Pacto?

R. La marca Pacto por México puede no tener vida futura, no obstante, es inevitablemente necesaria la actitud pactista. El Pacto se crea como una mesa fuera del Congreso, pero si no hay mesa fuera del Congreso habrá dentro del Congreso. Lo importante, creo yo, es no perder esta inercia concertadora y eficaz que logramos entre todos. Y hago votos porque el PRD regrese a la mesa porque más temprano que tarde tendrán que pronunciarse para las leyes secundarias en materia energética y político electoral. Sería una lástima que el proceso quede trunco por una actitud de indisposición política.

P. Se logró una agenda muy exitosa de reformas en tiempo récord. Sin embargo, la aprobación de Enrique Peña Nieto ha caído cuatro puntos en un año hasta el 49% ¿Por qué?

R. Es aventurado decirlo. Las opiniones de la ciudadanía cambian todos los días. Es más, yo diría que cambian cada hora. Los índices de los que habla que se han registrado algunos no tienen el factor de la reforma energética. No está incorporado. Tampoco esperaría que una reforma por ensalmo le cambie el punto de vista a alguien de la noche a la mañana. Lograr que haya cabal comprensión de este tipo de fenómenos lleva tiempo y obliga a una campaña persuasiva.

El presidente Peña invirtió mucho de su capital político en estas reformas, que entrañan riesgos. Son reformas que se comunicarán con el seguro de desempleo y la pensión universal que van a entrar en vigor el año próximo. De financiar mejor la ‘Cruzada contra el hambre’ o la baja de tarifas en la energía eléctrica.

P. ¿Qué pasará con los sectores de la izquierda que han trazado un camino que advierte un desafío al Gobierno?

Creemos que la violencia verbal o física es la anti política. Hay una sociedad ávida de que haya orden y que no se subvierta la convivencia, que no se echen por tierra los logros alcanzados. Un gobierno democrático debe saber escuchar, pero un gobierno democrático también, llegado el momento, tiene que aplicar la ley.

P. Jesús Zambrano ha dicho que desea revertir la reforma energética mediante una consulta popular en 2015.

En un país democrático no se debe ir contra la certeza jurídica. Si las decisiones tomadas están sujetas a consulta no avanzamos nunca. Se suele consultar a la ciudadanía sobre las decisiones por tomar.

Leído en http://internacional.elpais.com/internacional/2013/12/23/actualidad/1387758903_841935.html

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