Su retorno se centra en la fuerza político-social que ejerce.
AMLO dobló al PRD y lo orilló a abandonar —de momento— el Pacto por México. AMLO venció a Los Chuchos. Volvió a llenar la plancha del Zócalo, como en los viejos tiempos. AMLO a la cabeza del cerco al Senado contra la reforma energética. AMLO tendrá partido político en 2014: Morena. AMLO está de vuelta.
Y no es que Andrés Manuel López Obrador se hubiese retirado de la arena política tras su segunda derrota en las presidenciales del 2012. No. Su retorno se centra en la fuerza político-social que, a querer o no, mantiene, ejerce y demuestra en actos como el del domingo pasado. Ese vigor parece estar intacto.
AMLO está de vuelta no porque —como él lo dijo— se iría “a la chingada…” si perdía en 2012. De hecho, físicamente nunca se ha retirado. Su regreso se da en una nueva coyuntura: la discusión de la reforma petrolero-energética que quiere ser aprobada antes de que termine 2013 por un binomio ya conocido y recordado: PRI-PAN.
A ello se opondrá López Obrador. La estrategia ya la cantó en el Zócalo: cercar al Senado con él a la cabeza, ejerciendo ese indiscutible liderazgo que aún preserva, liderando movimientos sociales en las calles, arengando, azuzando.
Regresa AMLO rebasando —él sí— al PRD por la izquierda.
Como la pongan: López Obrador jamás estuvo de acuerdo en que el PRD estuviera dentro del Pacto y, de momento, los amarillos ya no lo están. Pragmatismo puro.
Aún más: Marcelo Ebrard, supuestamente el gran derrotado en el cónclave perredista en Oaxtepec, llevaba una bandera persistente: el PRD debe abandonar el Pacto. “Entreguistas y miedosos”, fue lo menos que Ebrard les decía a Jesús Zambrano y a Ortega.
Pues bien: hoy por hoy, el PRD está fuera del Pacto, a pesar de las resistencias de Zambrano y compañía.
¿Qué pasó? Que ante la renovada fuerza de AMLO, Los Chuchos iban a quedar, efectivamente, como entreguistas con el gobierno peñista, apartados de toda lógica de izquierda opositora, al margen de un movimiento social que posicionaría al PRD dentro de la discusión nacional bajo un escenario congruente: oponerse a, según lo llamaAMLO, la entrega del petróleo al extranjero.
Zambrano y el PRD vieron el enorme riesgo de quedar apabullados por la innegable fuerza de AMLO y fueron prácticos: caminar junto al tabasqueño en la oposición a la reforma petrolera. Ir al lado, no detrás.
Y así como el PAN ganó espacio al oponerse a la miscelánea fiscal en defensa de la castigada clase media, en un acto de congruencia, así el PRD aprenderá del lance panista e intentará volver al espectro opositor defendiendo al petróleo.
Es la congruencia y es el Zócalo.
A decir de la periodista Martha Anaya —siempre confiable—, en la plancha del Zócalo fueron alrededor de 70 mil los que la atiborraron. Fueron miles más que los reunidos por el PRD y Cárdenasrecientemente.
“Nada de encapuchados. Cada uno de nosotros debe estar pendiente para no permitir la participación de infiltrados ni de provocadores mandados por el régimen”, dijo AMLO. Eso es clave: evitar la violencia.
Es el Zócalo y es el cerco al Senado al discutirse la reforma energética.
Y que nadie se asuste. Que las plumas salinistas-priistas, que las voces domesticadas y los políticamente correctos que reportean con latablet en la mano y que quisieran que no hubiera ni protestas ni oposiciones dentro de una democracia sometida por el priismo, ni se retuerzan ni se inmolen. Es parte de la democracia. Y punto.
AMLO se juega doble riesgo.
Primero, que al cercar el Senado se recuerde el penoso bloqueo a Paseo de la Reforma tras la elección del 2006 y que provocó el desencanto de millones de simpatizantes ciudadanos que votaron por el tabasqueño y que ya no lo hicieron en 2012. Allí se juega Andrés Manuel parte de su futuro.
Segundo, que al encabezar el cerco senatorial, AMLO se reinvente como el principal líder opositor del país —aunque en la praxis política jamás dejó de serlo— y sea voz, imagen, discurso y movimiento del bloque opositor contra esa reforma. No es poca cosa.
Junto a AMLO estaría Cuauhtémoc Cárdenas.
Junto a AMLO estaría, hoy, el PRD.
Junto a AMLO estará el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena).
Y en 2014, Morena ya como partido político.
Y en 2015, Morena disputándole el control del DF al PRD, para luego buscar su gran objetivo: arrebatarle al perredismo la jefatura de Gobierno. Ya lo veremos.
Pero esa es otra historia que abordaremos en entregas posteriores.
Twitter: @_martinmoreno
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