martes, 3 de diciembre de 2013

Sergio Sarmiento - Dueños del petróleo

"No es evitar la reforma energética. Es evitar el mayor robo de todos los tiempos".
Andrés Manuel López Obrador

Para la izquierda es un dogma. Hay que rechazar la apertura de la industria petrolera a la inversión privada porque esto significaría una privatización y Pemex, nos dicen, "no se vende".

Cuando se señala que Pemex es una empresa con pérdidas, cuyo patrimonio era negativo en 271 mil millones de pesos a fines del 2012, la respuesta es que lo que vale de Pemex no son los fierros sino las reservas. Sin embargo, las reservas de hidrocarburos no son de Pemex ni tienen por qué serlo. Son, y deben ser siempre, de los mexicanos.

Hay una gran diferencia si las reservas son de los mexicanos y no de Pemex. Si son de la empresa, ésta tiene derecho a hacer con ellas lo que quiera, como lo ha venido haciendo, y puede controlar la producción, el transporte, la distribución y la venta final de los hidrocarburos y sus derivados. Tiene también derecho a utilizar los ingresos para lo que quiera, incluso para subsidiar el gasto corriente del gobierno, aunque esto sea un desperdicio de los dividendos de un recurso natural no renovable.





Si el crudo y el gas son propiedad de los mexicanos, en cambio, somos los mexicanos quienes podemos exigir que los recursos se utilicen para nuestro beneficio. Difícilmente nuestra mejor opción sería entregarlos a un monopolio gubernamental para que éste subsidie el gasto corriente del gobierno.

El actual sistema de explotación petrolera de nuestro país ha sido extraordinariamente costoso para los dueños de los hidrocarburos, los ciudadanos mexicanos. Parte del problema es la política del gobierno de saquear a Pemex a través de impuestos exagerados para compensar su propia incapacidad de recaudar impuestos. De unas ventas de 1 billón 647 mil 900 millones de pesos en 2012, Pemex entregó al gobierno 902 mil 600 millones. Eso representa un impuesto de 54 por ciento sobre las ventas o casi 100 por ciento del rendimiento de operación.

Además de saquear sistemáticamente la renta petrolera, el gobierno ha permitido que Pemex se convierta en una empresa obesa e ineficiente. El monopolio tiene ventas de 130 mil millones de dólares anuales, virtualmente las mismas que Statoil, pero cuenta con 153 mil empleados frente a los 23 mil de la empresa noruega. De hecho, la neerlandesa-británica Shell, la mayor petrolera del mundo, con ventas de 467 mil millones de dólares en 2012, casi cuatro veces las de Pemex, tiene apenas 87 mil empleados.

La inversión productiva en Pemex ha venido aumentando de forma importante en los últimos años. En 2006 la empresa invirtió mil 600 millones de dólares en exploración. En 2012 alcanzó 2 mil 500 millones en este rubro y se espera que en este 2013 se llegue a 2 mil 600 millones de dólares. Pero este incremento en la exploración no ha impulsado la producción. La de petróleo crudo ha bajado de 3.4 millones de barriles diarios en 2004 a 2.5 millones en este 2013. La de gas natural, que era de 6 mil 919 millones de pies cúbicos en 2008, ha bajado a 6 mil 358 millones en 2013.

El sistema del monopolio gubernamental para la explotación de petróleo quizá beneficia a los políticos y a la burocracia y el sindicato de Pemex, pero no a los dueños del hidrocarburo. La reforma energética que ha propuesto el gobierno mantiene la propiedad de los recursos en manos de los ciudadanos y le da a Pemex un papel crucial en el futuro de la industria petrolera. Pero abre cuando menos un poco la industria petrolera a la inversión privada nacional o extranjera.

Esto no es ningún robo a los mexicanos ni una traición a la patria. Al contrario, si la reforma se hace bien, y tiene buenas leyes secundarias, podría lograr que los mexicanos obtuviéramos mayores beneficios del petróleo, producto que hasta ahora sólo ha servido a los intereses de los políticos y de quienes trabajan para Pemex.

Sorteo

El SAT entregará 233 millones de pesos del erario a 74 mil 500 usuarios de tarjetas de crédito y débito como consecuencia de un sorteo por el Buen Fin. ¿Es éste el mejor uso posible de los recursos públicos?

www.sergiosarmiento.com

Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=207721

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