A confesión de parte, relevo de pruebas, reza una vieja sentencia jurídica. La conversación entre Ernesto Cordero y el diputado panista, Rodríguez Doval, que hizo pública El Universal (10/ene/14), equivale a una confesión de parte.
Refiriéndose a la historia de “los moches”, Cordero hizo una afirmación contundente: “yo estoy muy frustrado, porque se los dije… que este tema de gestionar recursos no iba a acabar bien… y bueno me dijeron… qué barbaridad… y ve… acabó en un gran escándalo y va acabar peor… el día que salga un Alcalde y diga: ‘sí yo entregué dinero en efectivo a este cabrón’”.
La “profecía” de Ernesto Cordero se cumplió a medias. Hasta la fecha, no ha aparecido un Alcalde acusando a los diputados panistas, en particular a Villarreal, su coordinador.
Pero la grabación, que hizo pública Reforma (13/ene/14), en la que Ismael Pérez, alcalde de Celaya, explica -al resto de los ediles- que por otorgarle recursos los diputados “gestores” del PAN le habían pedido una comisión de hasta el 35%, no deja lugar a dudas.
Y confirma, por si hiciera falta, el modus operandi del coordinador de los diputados del PAN, Luis Alberto Villarreal, que Reforma hizo público en noviembre de 2013.
“El primer contacto es con el coordinador (Villarreal), quien te dice textual: ‘Tengo tantos millones para obras de pavimentación; son recursos adicionales, no están en el presupuesto. Pero hay una condición: la obra la haces tú, pero yo te digo con quién, qué constructora’”, refirió el edil.
Al aceptar, Villarreal indica que el empresario constructor e inmobiliario originario de Irapuato, Salvador Cayón Ceballos, será el encargado de la obra.
“Te aclaran que la supervisión de la obra, por parte del Municipio, deberá ser de manera superficial, sin acarrear problemas”.
En la segunda parte del proceso interviene de manera directa Ricardo Villarreal, quien “te expresa: debes dar el 10% de la obra como comisión; de otra manera, el recurso no se libera… Yo no acepté, y el recurso que ya estaba etiquetado nunca me llegó en este año”, dijo el edil.
Pese a todas estas evidencias, Gustavo Madero se negó a formar una comisión que investigara “los moches” y le ha dado todo su respaldo a Luis Alberto Villarreal.
En este sainete, quien sale mejor librado es el senador Ernesto Cordero, al menos por lo que revela la conversación con el diputado Rodríguez Doval.
Pero el asunto apesta, de tal manera, que uno termina por preguntarse si realmente hay alguien libre de pecado que pueda tirar la piedra.
Y la duda se acentúa al seguir el debate en el interior del PAN. Los corderistas han sido lapidarios con los maderistas. El mismo Cordero -en la grabación citada- los llama “pinches ladrones”.
Pero ni el propio Cordero, ni sus compañeros, interpusieron una denuncia para que “los moches”, que son a todas luces ilegales y, por lo tanto, punibles, fueran investigados por la autoridad correspondiente.
El comportamiento de los panistas parece ser una suerte de omertà: nadie denuncia porque, como en la mafia, hay un pacto de silencio.
De hecho, el senador Cordero sí presentó una denuncia ante la PGR, pero no por saber que los maderistas están implicados en “los moches”, sino porque su conversación con Rodríguez Doval fue grabada ilegalmente.
En el caso del PAN, el pacto de silencio se funda en el viejo sofisma de que la ropa sucia se lava en casa. O en que la división del partido sólo puede beneficiar a sus adversarios.
Pero hay otras razones de pesos que tienen más peso. Este año, el PAN recibirá del IFE la módica cantidad de 917 millones de pesos, a la que hay que sumar 210 millones de pesos para la bancada de senadores y 300 millones de pesos para la de diputados.
Estamos hablando de una bolsa de mil 427 millones de pesos, sólo para este año. Una bolsa que será administrada por quienes controlen la dirección nacional del partido y las coordinaciones de las fracciones parlamentarias.
Y eso sin contar que quien gane la presidencia nacional podrá intervenir en la designación de candidatos a diputados federales, amén de la influencia que tendrá en los procesos locales.
Lo que pasa en el PAN es ilustrativo de lo que ocurre en todos los partidos, que supuestamente son “entidades de interés público”.
La corrupción, el cinismo y el desparpajo de la clase política en el poder no tienen precedente. Pero además, se acompañan de una expoliación de los causantes cautivos y de las empresas para disponer de mayor presupuesto.
Malos tiempos en que voracidad y desvergüenza reinan a diestra y siniestra.
Leído en http://www.am.com.mx/opinion/leon/corrupcion-voraz-6563.html
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