sábado, 21 de junio de 2014

Fernando Bribiesca - Ahí viene el 'lobo climático', ¿está México listo?



Fernando Bribiesca es diputado federal de la LXII Legislatura por Nueva Alianza, miembro del Consejo Consultivo de la Fundación Vamos México y socio fundador de AVE Consulting. Es licenciado en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey; cuenta con estudios de posgrado en Gerencia Política por la Universidad George Washington.

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El sociólogo Británico Anthony Giddens en su libro titulado "La Política del Cambio Climático" cuestiona duramente a nuestras sociedades, al no actuar con contundencia ante el hecho de que la temperatura de nuestro planeta está aumentando, debido a los gases de efecto invernadero, lo que está generando graves consecuencias para el futuro de nuestro planeta.

Giddens, al estilo de "ahí viene el lobo", donde nadie actúa hasta ver la amenaza del lobo en carne y hueso, plantea una paradoja similar para el calentamiento global.











La "Paradoja de Giddens" establece que, mientras los peligros del calentamiento global no se manifiesten de una manera tangible y constante, nadie hará nada al respecto.

Según los estudios presentados por el sociólogo, la mayoría de la gente acepta que el calentamiento global es una amenaza mayor y aunque la tendencia cambia día a día, sólo unos cuantos están dispuestos a actuar al respecto.

Huracanes de mayor intensidad, sequías, desastres impredecibles e incosteables, son señales que, hasta ahora, prenden alarmas entre algunos liderazgos políticos a nivel mundial que están conscientes de la vulnerabilidad en la que se encuentran sus países, pero sólo responden con planes de contingencia que no resuelven el problema de fondo sino que atienden la emergencia puntual después de una catástrofe.

La respuesta de los gobiernos hasta ahora ha sido los fondos de emergencia o de contingencia. Se calcula que el 7% del PIB mundial es destinado a atender emergencias por el cambio climático. Sin embargo, si se destinara un 1% del PIB  para tomar acciones concretas que ayuden a mitigar el problema del calentamiento global, la inversión sería mucho más eficiente y rentable, no sólo por el ahorro que ella representa económicamente, sino por la cantidad de vidas que podríamos salvar.

¿Está México por ver cómo la paradoja de Giddens se cumple?

Nuestro país junto con Inglaterra fueron los primeros en tener una Ley de Cambio Climático en el mundo. Dicha ley contempla un fondo destinado a atender esta problemática. Esto es señal de que el Estado mexicano, al igual que en los estudios de Guiddens, cree que el calentamiento global es una amenaza mayor.

A pesar de contar con la legislación antes citada, y de tener un fondo para el cambio climático, del cual los recursos no han llegado, habría que preguntarnos: ¿bastan elementos normativos sin dinero para cumplirlos?

Tenemos que hacer que se haga, no hacer que se hace sin hacer nada. El gatopardismo en materia climática nos lava la cara pero nos condena a sufrir recurrentemente los efectos en carne propia.
En el marco del debate sobre la reforma energética, el centro de la discusión sigue siendo los combustibles fósiles. Los energéticos como el petróleo, el gas y el carbón son el motor de la economía que produce el capital económico, pero inhiben el capital natural y afectan por vía de la contaminación el capital humano.

Pareciera que la reforma petrolera nos dará los recursos económicos necesarios para atender los embates del clima. Pero, ¿nos alcanzará?

¿Qué vamos a hacer cuando el nivel del agua en Tabasco obligue a mover poblaciones enteras?, ¿y cuando la industria lechera de La Laguna tenga que migrar?, ¿o cuando Hermosillo se quede sin agua?, ¿qué haremos con los socavones que produce la sobreexplotación del agua en el DF?, ¿qué vamos a hacer si se presentan más seguido las sequías que afectaron Sinaloa?, ¿cómo le hacemos si se repitiera un fenómeno conjunto como "Ingrid" y "Manuel"? Pero, más preocupante aún, ¿cómo vamos a atender los temas de salud, causados por el cambio climático?

Es hora de actuar; todos debemos contribuir, todos debemos aportar para combatir el calentamiento global. El legislativo debe legislar, el Ejecutivo debe ejecutar acciones concretas, estructuradas y de largo plazo. Las empresas deben migrar a mejores prácticas amigables con el ambiente. Los ciudadanos debemos poner de nuestra parte en nuestros hogares, pero más un, debemos ser una especie de contralores sociales para apoyar y estimular las acciones para un mundo amigable con el ambiente.

La mejor inversión que puede hacer cualquier Estado es el proporcionar una mejor calidad de vida a sus ciudadanos y, ¿qué mejor calidad de vida que un país sin las catástrofes naturales que produce el calentamiento global?

Actuemos todos, pero hagámoslo ya. Cada día cuenta.

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Leído en http://www.adnpolitico.com/gobierno/2014/06/20/opinion-el-cambio-climatico-una-amenaza-ignorada

 


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