Lo mismo da triunfar que hacer gloriosa la derrota”.
Ramón María del Valle-Inclán
En un principio parecería el partido más fácil. La selección mexicana, clasificada en el lugar número 20 del ranking FIFA/Coca-Cola, se enfrenta este viernes en el Estadio das Dunas, de Natal, al conjunto de Camerún, que se ubica en el lugar 56. El encuentro debe ser menos complicado que el que tendremos el 17 de junio contra Brasil, que pese a estar en el lugar número 3 del ranking es abrumadoramente favorito en esta Copa, o el del 23 de junio contra Croacia, equipo clasificado en el número 18, ligeramente arriba de nosotros.
El de Camerún es el único partido en que la selección mexicana puede ser considerada favorita. La experiencia nos dice, sin embargo, que el conjunto mexicano eleva su juego cuando se enfrenta a equipos mejores y lo baja cuando compite contra equipos mediocres. Habría sido mejor para la escuadra mexicana enfrentarse primero a Brasil y hacer un gran juego, aun con una derrota, que encontrar primero al equipo que no tiene nada que perder. Si México pierde hoy con Camerún, las posibilidades de pasar a la segunda ronda serán virtualmente nulas.
Es tan intenso el escrutinio sobre el director técnico del equipo nacional, que me temo que el héroe de las batallas contra Nueva Zelanda, el que rescató a la selección después de un desastroso torneo de calificación, pueda terminar convertido en paria. Cómo olvidar lo que pasó con Javier Aguirre, que primero rescató a la selección también cuando se encontraba al borde de la descalificación y que después tuvo una Copa del Mundo bastante digna, con un empate ante la anfitriona Sudáfrica, un triunfo sobre Francia y una derrota ante un Uruguay que tuvo en 2010 uno de sus mejores Mundiales.
El Vasco, sin embargo, pasó de héroe a personaje despreciado por haber perdido, a pesar de que el equipo tuvo un buen partido, el cuarto juego frente a una muy superior Argentina. De inmediato Aguirre fue descartado del equipo.
Estas reacciones emocionales son quizá una de las razones por las que no tenemos un equipo nacional con resultados consistentes a lo largo de periodos prolongados. La actual generación de futbolistas mexicanos, surgida en buena medida del equipo que ganó el Mundial sub 17 de 2005, es una de las más talentosas de la historia. Muchos de sus integrantes se han desempeñado con calidad en las ligas europeas. Pero hace tiempo que no hemos permitido que un director técnico trabaje con el equipo durante un ciclo completo de cuatro años.
Quizá el Vasco Aguirre no es el mejor director técnico del mundo, pero ha tenido buenos resultados y destituirlo en 2010 por no haber derrotado a una Argentina que traía un cuadro cargado de estrellas es no entender el futbol. Los equipos van adquiriendo estabilidad de manera gradual a pesar de las derrotas cuando permanecen bajo un timonel durante periodos razonablemente largos. Los ejemplos son muchos, pero podemos mencionar a la España de Vicente del Bosque y al Manchester United de Alex Ferguson.
Miguel Herrera llega hoy a una prueba decisiva en su carrera. Ha trabajado con la selección solamente unos meses. Es un hombre que sabe de futbol, deporte al que le ha dedicado la vida, y que tiene también una volatilidad emocional que puede inspirar a los jugadores, pero también distraerlos y llevarlos a cometer errores. No será difícil que sus reacciones airadas le cuesten caro al equipo.
De cualquier manera él es el director técnico. Pase lo que pase hoy, y en el resto de la Copa, va a ser muy importante dejarlo a él, o a algunos de los varios entrenadores con capacidad que tenemos, trabajar en el largo plazo con el equipo nacional. Lo peor que podríamos hacer es linchar al Piojo tras esta Copa cuando ha tenido que trabajar con prisas y bajo una enorme presión.
Policía
La policía de Sao Paulo no se anduvo ayer con contemplaciones. Usó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes que buscaban bloquear el estadio Corinthians donde se inauguraría la Copa del Mundo. En México se habría tenido que suspender el torneo.
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