sábado, 6 de septiembre de 2014

Lydia Cacho - Ideas peligrosas

O P I N I Ó N
L Y D I A   C A C H O
Ideas peligrosas

Tengo frente a mí al renombrado escri­tor Salman Rushdie preparándose para impartir una conferencia, está de buen humor a pesar de que en la entrada de los camerinos en que tomamos café hay un par de escoltas australianos protegiéndolo. Es importan­te nombrar la basura como basura, asegura el autor de Versos satánicos, y se refiere a la urgencia de señalar con claridad aquellas barbarida­des cometidas por quienes se rehúsan a respetar la libertad de expresión; argumenta que la estupidez y la ignorancia son enemigas de las palabras libres. La censura, según el au­tor nacido en la India, es el ar­ma de los ignorantes, de quie­nes ante todo desean imponer su punto de vista frente a los demás. La censura es anticrea­tiva, es pura energía negativa y el peligro de los ataques a la libertad de expresión radica en que un buen día quien es­cribe pierda su libertad a costa del miedo. Cuando escribes y temes a las consecuencias de las decisiones que tomaste al momento de elegir tus temas y la forma de aproximarte a ellos, pierdes libertad, por­que entonces no tomarás tus decisiones desde tu talento para desentrañar historias y personajes, sino desde el mie­do. El miedo, para Rushdie, es una celda intangible en la que queda atrapado quien deja de atreverse a desobedecer las órdenes de los censores.









Y está claro que en ciertos casos concretos, como el de este autor y su obra literaria, la censura acompañada de las amenazas de muerte tienen un gran peso simbólico para cualquiera que, como Rush­die, se atreva a poner a su in­teligencia al servicio de las ideas y la literatura, del perio­dismo y el arte, pero ¿qué ha­cer cuando la censura desde el poder asume máscaras que hacen más complejo el esce­nario y diluyen entre muchos personajes la responsabilidad de el secuestro de la libertad?, ¿qué hacer cuando el enemi­go no quema tus libros, sino que los reescribe?, ¿qué hacer cuando los poderosos fabri­can y distribuyen su propio periodismo artificialmente modificado?, ¿cómo enfrentar a un gobernador que deja la firma de un periodista pero ordena que se cambie el con­tenido de la nota para que sal­ga a su favor?

Tal es el caso de Roberto Borge, el Gobernador de 35 años que ha cambiado la dinámica de los medios en el esta­do de Quintana Roo, México. Una y otra vez se ha demos­trado la estrategia creativa con la que opera el control de medios y redes sociales; se ha exhibido la inversión pública que hace en defenderse de las investigaciones periodísticas serias y en atacar a quienes las publican. Ha exigido que des­pidan a reporteras de radio y a corresponsales de diarios nacionales por investigar sus actos de corrupción como gobernante, así como por ex­hibir los equívocos de su gabi­nete; toda verdad periodística para este joven priista es una afrenta personal. De allí que su equipo de comunicación haya creado elaboradas estra­tegias para debilitar el disen­so en el estado. Una de ellas particularmente llamativa es la sistemática clonación de medios escritos que en la realidad hacían escrutinio de Borge y sus acciones injustas, sus actos de corrupción y fa­llidas estrategias de gobierno.

Ha clonado la portada del diario Reforma, supliéndo­lo por una nota a su favor, lo mismo han hecho con Sin­embargo.mx, pero sin duda el caso más llamativo es el de la revista Luces del Siglo que ha sido clonada en 35 ocasiones en tres años. En esta inves­tigación de la organización inglesa Articulo 19, podemos ver con claridad las portadas reales: todas críticas de la in­seguridad, de la corrupción, de la represión. Al lado de ca­da una de ellas se encuentran las portadas de las revistas falsas con nuevas imágenes y nuevos contenidos. El sema­nario original ha sido saca­do sistemáticamente de los puestos de periódicos y en su lugar los responsables de la manufactura del documento falso lo entregan a repartido­res con órdenes muy claras "sólo se vende la que nosotros te entregamos".

El cinismo es de tal calibre que el principal promotor de las revistas falsas es el director del Instituto de Defensoría Pública del Poder Judicial del Estado, Lino Magos; retui­teador oficial de las revistas clonadas, dedicado de medio tiempo a alabar al gobernan­te y a atacar afanosamente a cualquiera que critique a "su líder". No existe mesura alguna en esta red guberna­mental de censura, amenazas y clonaciones cuya finalidad es desprestigiar a periodis­tas y personas que disienten con el partido oficial y con el Gobernador.

A casi nadie en el estado parece llamarle la atención la inmensa ironía de que sea justamente el responsable de la defensoría del pueblo, que recibe sueldo del Poder Judi­cial, el mayor promotor del contraperiodismo. No impor­ta que la empresa periodística haya ganado un amparo para evitar que el servidor público Lino Magos siga atacándoles, hostigando a sus reporteras y tuiteando (incluso antes de que salgan a la luz públi­ca masivamente) las revistas que suplantan al semanario real; el sujeto sigue operando abiertamente.

Ya existen demandas pe­nales (PGR) por estos casos y por otras 22 agresiones a la libertad de expresión per­petradas por el equipo del Gobernador Borge y algunos alcaldes del estado, sin em­bargo el reto es lograr desa­rrollar una estrategia efectiva para evitar el silenciamiento total de las voces críticas en ese estado (y en otros con problemas similares). Porque como bien ha dicho Rushdie, estamos en la era en que los poderes religiosos y políticos están cada vez más orgullo­sos de la desfachatez de sus ataques a la libre expresión; están convencidos de que está en sus manos librar esta guerra que pretende crear una sola verdad monolítica e inapelable; en ese contexto las verdades que no surgen de esos poderes se convier­ten en ideas verdaderamente peligrosas que generan cada vez más violencia.
 
 
 
 
 
 

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