CONTESTANDO A HELENA.
POR TEPOZTECO.
He visto, con gran satisfacción, tu regreso a este foro;
posiblemente, en la gran mayoría de los temas, recordando el pasado, no
estaremos de acuerdo pero, mucho extraño
a los foristas que exponían y refutaban con argumentos, como es tu caso;
desafortunadamente, la mala costumbre de acompañar los argumentos con
calificativos despectivos u ofensas
desprovistas de argumentos, está muy difundida, tanto en este foro como en los
de Milenio,; tal parece que (aprovechando un término de moda), es parte de la “cultura” de muchos foristas.
Bienvenida.
Yo radico en Monterrey, ciudad que se distinguió en una época
pasada y única, cuando se inició la industrialización de nuestro país, y se
logró mucho éxito, por varios años pero, finalmente, se apagó, principalmente,
por un motivo poco conocido: la IP aprovechó todas las facilidades y exenciones
de impuestos proporcionadas por el Gobierno Federal para seguirse enriqueciendo,
utilizando, en muchos casos, patentes vencidas y no asociaciones con empresas de
tecnología de punta, como era el propósito.
Menciono la anterior porque, Monterrey, a pesar de haberse
distinguido tanto en la creación de industrias, al grado de ser denominada, en
ese tiempo: la capital industrial de México, tenía muchas carencias y problemas
serios. Urbanísticamente era un “pueblo grande”; el centro de la ciudad
conservaba sus casas, edificios y calles, construidos muchos años atrás,
prácticamente, sin cambios, ofreciendo un espectáculo deplorable a cualquier
turista, mexicano o extranjero que estuviera de visita.
El 1º de agosto de 1979, inició su mandato un Gobernador que
lograría un cambio radical, impresionante y transcendente. Entre sus
principales obras está la construcción de la Gran Plaza entre el Palacio de
Gobierno y el Municipal, para lo cual, fueron demolidas 427 construcciones, en
una superficie de 40 hectáreas. Es 6 veces mayor al Zócalo de la Ciudad de
México; 5 y media más que la de San
Pedro, en el Vaticano; 5 veces más que
la de San Marcos, en Venecia y 2 más que la Plaza Roja de Moscú. Todas juntas
caben en la Gran Plaza.
Al iniciar su mandato, la escasez de agua obligaba a
frecuentes cortes en su suministro y la falta de drenaje pluvial ocasionaba
inundaciones, casi con cualquier lluvia. En una ocasión se murió ahogada una
persona en la esquina de Juárez y 5 de mayo, situada en el primer cuadro de la
ciudad.
En su segundo informe
de gobierno anunció la construcción de la presa de Cerro Prieto y la
construcción del acueducto Linares-Monterrey, de 194 kilómetros de longitud, el
más grande del país. Después la ejecución del programa “Agua para Todos”, la
ciudad sedienta de Monterrey se convirtió en la ciudad mejor servida de agua
potable en América latina, según lo expresó la Organización Mundial de la
Salud, en ese tiempo, como también lo hizo la ONU en un Foro Internacional, celebrado
en Chile: Monterrey es ejemplo de cómo tener “Agua para Todos”. Con la
instalación del drenaje pluvial quedaron en el pasado las inundaciones en el
primer cuadro de la ciudad.
Sería muy largo enumerar todas sus obras y acciones de
gobierno, incluyendo bajar impuestos en 11 rubros y subsidios a varios sectores de la
población.
Con la moda actual de endeudamiento, es muy importante
destacar un hecho insólito, a pesar de todas sus obras, no dejó ninguna deuda a
su sucesor.
También si distinguió por su mano “dura” a quienes se
oponían al progreso.
Está considerado, por la mayoría de la población como el
mejor gobernador que ha tenido Nuevo León, hasta la fecha, su nombre: Alfonso Martínez
Domínguez. Con un pasado muy tormentoso y con una vida personal que, al no
estar de acuerdo en la divulgación de las vidas privadas, tan solo mencionaré
que no se distinguió por sus virtudes.
¿Cuál es el motivo de este largo prefacio? Dejar bien claro
que la vida privada (y los antecedentes,
en este caso particular) de un gobernante, no tienen ninguna influencia en su
desempeño, por consiguiente, no tiene ningún objetó válido el difundirla.
No estoy comparando los logros de estos dos gobernantes, los
que pueda obtener EPN están todavía por verse pero, su vida personal, no tendrá
nada que ver con su éxito o fracaso como Presidente.
Hace muchos años Jesús dijo: “El que esté libre de culpa,
que tire la primera piedra”. Palabras muy apropiadas para quienes critican la
vida afectiva de EPN, cuando sabemos, perfectamente (si fuéramos sinceros), que
los deslices no solamente los hemos conocido en otros gobernantes sino que, la infidelidad del hombre hacia su pareja, es
algo muy común y se puede considerar también como parte de la cultura del “macho”
mexicano, ¿cuántos de quienes lo critican estarán libres de esa culpa? Difícil
saberlo pero, sean pocos o muchos, lo importante es que están criticando algo
que no tiene ninguna relación con la labor de un gobernante.
Por otro lado, si hay algo que se le ha criticado a EPN,
hasta el cansancio, es su desliz en relación con los títulos de tres libros y,
por ese solo hacho, se le ha calificado como inculto, a lo que yo respondería:
si realmente lo fuera, ¡Qué! La cultura en NADA ayuda a un gobernante a tener
mejor desempeño, ya hemos tenido presidentes muy cultos y el serlo,
lógicamente, de nada les ha servido. Para gobernar se requieren otros
conocimientos y cualidades y EPN ya ha demostrado que los tiene aunque, en este
foro, pocos lo reconozcan.
En todo caso, lo que yo pondría en duda es el criterio de
quienes le asignan a la cultura cualidades que no tiene. Nunca he sabido que al
solicitar un empleo le pregunten al aspirante(a cualquier puesto), los libros
culturales que haya leído. Su evaluación se basa en aptitudes y conocimientos
que no se adquieren leyendo ese tipo de libros.
Por último, no creo que EPN haya influido en la decisión de
Pedro Ferriz, por dedicarse a
criticarlo, cualquiera que lea los artículos presentados, diariamente, en este
foro, en Milenio y en los medios de
comunicación, en general, coincidirá conmigo en que, la mayoría contienen
críticas a su mandato, las alabanzas representan una insignificante minoría. En
consecuencia, si EPN se propusiera eliminar a los críticos, la labor sería una
“misión imposible”.
La crítica, mientras no sea mal intencionada, es muy
saludable y, en muchas ocasiones, es una gran ayuda para corregir los errores.
Un cordial saludo.
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