En el marco de una administración presidencial marcada por la violencia, el presidente Felipe Calderón acudió ayer a la Basílica de Guadalupe a una misa especial en la que se oró por recuperar la paz en México.
Los fieles no sabían con exactitud por qué les revisaban sus bolsos a la entrada de La Villa. El Estado Mayor Presidencial se encargó de la seguridad, pues a las 9 de la mañana llegó el Jefe del Ejecutivo federal con su esposa, Margarita Zavala, y sus hijos María, Luis Felipe y Juan Pablo.
Margarita Zavala fue la portavoz de la familia Calderón Zavala y ante los fieles, la Primera Dama expuso: “En mi familia hemos preparado una oración por nuestro querido México. (Dios) toca con tu amor el corazón de los violentos (...) Protege a tu pueblo”.
Calderón Hinojosa siguió los rezos de la misa tras haber escuchado un mensaje de casi 11 minutos emitido por el cardenal Norberto Rivera, quien afirmó que la paz en México se anhela, que se ha confundido la libertad con libertinaje, que se debe reconstruir el tejido social, que Dios ama también al criminal.
Frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe que estaba rodeada por una bandera de México, Rivera Carrera destacó que en el país existe “afortunadamente” la separación Estado-Iglesia, pero todos pueden aportar esfuerzos para alcanzar la paz.
Los rezos continuaron y entre ellos se escuchó la voz de una mujer quien pidió a Dios iluminación para que el Presidente de la República, respetando siempre los derechos, busque promover la paz y libertad del pueblo.
En la Presidencia de la República aclararon que Calderón acudió a la misa como ciudadano. La agenda del Mandatario se presentó como “actividades personales”. Cabe destacar que el Jefe del Ejecutivo acostumbra asistir a misa los domingos, éste no fue la excepción.
Al final de la ceremonia religiosa, miembros del Estado Mayor cuidaron al Mandatario, quien se despidió de los fieles más cercanos, mientras guadalupanos vitoreaban al Presidente que ha sorteado la criticada lucha contra el crimen organizado.
Con esa misa, la Iglesia Católica dio inicio al triduo de la oración por la paz y la reconciliación en México.
En voz de los especialistas
La asistencia del presidente Felipe Calderón a la Basílica de Guadalupe tiene una lectura política, de acercamiento a la alta jerarquía católica de cara a las elecciones del 2012, consideran especialistas en religión.
Para Elio Masferrer, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y para Bernardo Barranco, director del Centro de Estudios Religiosos de México, que el Presidente haya asistido a una misa por la paz ayer no responde más que a un acto de campaña.
Masferrer opinó que Calderón Hinojosa se había manejado de forma muy discreta en la relación Estado-Iglesia, pero ahora muestra un pacto con la jerarquía católica que se interpreta como un acto de campaña rumbo al 2012, lo que se reforzará con la próxima visita del Papa Benedicto XVI a México.
Para Barranco, en cambio, el Primer Mandatario y el gobierno panista le preparan el terreno político al Papa en un contexto electoral. Incluso detalló que todo acto de un Presidente de la República se convierte en acto público y, por ende, político.
“La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público prohíbe a los funcionarios asistir a actos de culto en horas laborales. El presidente Calderón es libre de asistir a cualquier culto religioso en sus horas de asueto, aunque habría que preguntarnos dónde empieza o no el asueto de un personaje de la envergadura de Calderón”, dijo a El Economista.
Masferrer Kan comentó que la Iglesia quiere imponer su agenda y le interesa garantizarla, por lo que se busca también una estrategia de control por parte de la Iglesia Católica. La laicidad, completó, existe pero en el papel.
Ambos especialistas precisaron que Calderón ha sido menos histriónico que sus antecesores, pero más contundente en los apoyos a la Iglesia. Mientras que la jerarquía católica responde con el respaldo al gobierno federal en la lucha contra el crimen organizado.
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