martes, 28 de agosto de 2012

Ricardo Alemán - Zambrano, la victoria democrática

Ricardo Alemán
Si hacemos caso a las voces delirantes de las llamadas izquierdas, en cuestión de días podríamos ver una revuelta social de magnitudes bíblicas. Bueno, sería tal la calamidad, que dejaría en calidad de juego de niños las expresiones guerrilleras de la segunda mitad del siglo pasado.

Y claro, el estallido social producto del “espeluznante fraude” del pasado 1 de julio, haría ver como asunto menor la cruzada a favor de los más pobres, emprendida por el zapatismo chiapaneco, durante el salinismo.

Y es que reputados videntes de la llamada izquierda han vaticinado que si el Tribunal Federal Electoral declara legal la elección presidencial y, por consecuencia, entrega la constancia de presidente electo al ganador –el priísta Enrique Peña Nieto–, entonces veremos todas las calamidades sobre la democracia mexicana; los estragos de una rebelión callejera.




Lo curioso del asunto es que muy pocos, si no es que nadie, se toma en serio la amenaza del estallido social, y menos la cantaleta que pregonan en marchas y movilizaciones los grupos que –por consigna–, difunden que la victoria de Peña Nieto es una “perversa imposición”. Por eso la pregunta. ¿Por qué cada vez son menos los que se creen ese cuento?

La respuesta es elemental, porque cada vez son más groseras las mentiras y los inventos sobre el supuesto fraude. Y porque cada vez son más las evidencias de que la victoria de Peña Nieto es legítima, válida y constitucional.

Pero lo más curioso del asunto –y lo más contradictorio del caso–, es que la amenaza de que viene un “estallido social” si el Tribunal Electoral valida la elección y anuncia el triunfo de Peña Nieto, la pregona nada menos que el jefe del PRD, el señor Jesús Zambrano. ¿Y qué tiene de particular que sea Zambrano el agorero del “estallido social”?

Poca cosa, que Zambrano –como lo señala el también ex guerrillero, Gustavo Hirales–, es el ejemplo vivo del triunfo de la democracia mexicana por sobre el autoritarismo, la cerrazón y la represión del viejo PRI.

Sí, por increíble que parezca y por absurdo que se antoje –sobre todo a los ingenuos “ternuritas” que han menguado de manera notable su convocatoria–, el líder nacional del PRD es el ejemplo vivo, palpable y contundente, de que la democracia mexicana –con todo y el regreso del PRI–, está viva, avanza, es vigente y, sobre todo, cumplió con uno de sus objetivos: incorporar a la vida pública a los grupos radicales, guerrilleros.

Zambrano, como es del dominio público, perteneció a la guerrilla –a “Los Enfermos” de Sinaloa y luego a la “Liga Comunista 23 de Septiembre”–, y tomó las armas contra las instituciones del Estado porque los cauces democráticos no existían. Zambrano fue preso, torturado y –otra vez, por absurdo que parezca–, asesinado o, mejor dicho, dejado en calidad de muerto luego de ser detenido y fusilado por la Policía Federal. Sobrevivió para ser motejado como “El Tragabalas”, porque recibió un tiro en la boca, que no afectó órganos vitales.

Zambrano fue amnistiado, se incorporó a la lucha político electoral, en donde ha sido diputado, senador y candidato al gobierno de su natal Sonora. Hoy Zambrano es el jefe nacional del PRD, el principal partido de la izquierda mexicana. Y ayer, Zambrano se reunió con el jefe nacional del PAN –ver para creer, 40 años después, al guerrillero comunista, en negociaciones con la derecha–, con quien pactó detalles de la estrategia de reformas legislativas. ¿Qué tal?

¿Por qué Zambrano insiste en que viene un estallido social? ¿Acaso Zambrano regresará a las armas, como hace cuatro décadas?

No, lo cierto es que el cuento del estallido social, en boca de Jesús Zambrano, confirma que no es más que una grosera patraña “engañabobos”. Al tiempo.

EN EL CAMINO

Eso sí, espantajos como el fraude y patrañas como el estallido social, alientan la intolerancia, como en el caso de Oswaldo de los Santos, capaz de expresiones de odio como esta: “A este fulano de Alemán se le debe fusilar sin preguntar por qué. Es una alimaña que debe ser exterminada. Cuando menos, el que se lo encuentre en la calle lo debe escupir”.

¿Quién es capaz de tal nivel de fanatismo, violencia y odio?, en respuesta al Itinerario Político del pasado domingo, en donde expusimos las razones por las que el Tribunal Electoral validará la elección presidencial y desechará el supuesto fraude. ¿A quién responsabilizamos por la proliferación de estos bichos, que amenazan las libertades básicas?...

Por cierto, si no sorprende a nadie la aparición de cabezas humanas, tampoco sorprenderá que podría caer una cabeza política… por la balacera en Tres Marías.

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/zambrano-la-victoria-democratica

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