Rubén Cortés |
El priista Enrique Peña será el próximo Presidente porque ganó las elecciones del 1 de julio con 19 millones 226 mil 784 votos, seguido por el perredista AMLO (15, 896,999), la panista Josefina Vázquez Mota (12,786, 647) y el aliancista Gabriel Quadri (1,150 ,662).
En democracia se gana por un voto. Peña ganó por más de tres millones: resultado garantizado por códigos de seguridad creados por científicos del IPN con claves secretas que tardarían de 700 a siete mil años en ser descifradas si intentan manipularlas.
Fue además, un voto razonado: los ciudadanos no prefijaron el destino de México en un mismo sentido, sino que sufragaron por un partido para Presidente, por otros para el Congreso y por otros para los gobiernos locales.
Es preciso insistir en el término “voto razonado”, pues desacredita la conclusión de AMLO de que los electores (al menos 19 millones 226 mil 784) como un conjunto carente de inteligencia que son manipulados, regalándoles un huevo, un pollo o un lápiz labial.
Sin embargo, AMLO envió un mensaje al Tribunal Electoral al más puro estilo de un cacique, al juez del pueblo por un lío de tierras, y no al del hombre de Estado que, en el papel, intenta ser desde que aspira a ser Presidente, primero en el 2000 y ahora en 2012:
El magistrado Manuel González Oropeza, aseguró ayer que el Movimiento Progresista, liderado por AMLO, amenazó al Tribunal con “estallidos sociales” en caso de que valide la elección presidencial a favor de Peña.
“Los integrantes de la coalición de izquierda mostraron preocupación de que si se falla a favor del candidato del PRI- Verde, habría un estallido social porque consideraban que los problemas sociales de México se iban a polarizar”, explicó el magistrado.
Entre las pruebas de AMLO para forzar al Tribunal a fallar a su favor figuran tres mil 500 tarjetas de descuento Soriana, que sólo demuestran que existen tarjetas de descuento en esa cadena de tiendas.
También el audio de un falso Luis Videgaray, junto con “copias” de un pago interbancario para “sustentar” la “triangulación”, “lavado de dinero” y “evasión fiscal” entre Scotiabank y el Edomex para “comprar votos” en favor de Peña.
El supuesto cheque dice “saludos” en lugar de “saldo” y el banco aclaró que “El Sr. Videgaray no es titular de la cuenta 03800806935”. Pero la prueba estrella es un cerdito que “alguien” aceptó a cambio de su voto.
De cualquier modo, lo que va a quedar de toda esta algazara es que AMLO no es un político, sino un agitador que amenaza jueces.
Porque un político es un hombre serio que compite en una elección porque acepta sus reglas y, por ende… sus resultados.
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter: @ruben_cortes
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