Carlos Loret de Mola |
Vi que se quitó la sotana, me tapó la boca, y ahí fue realmente por la fuerza. Grité pero de nada sirvió. Yo tenía 8 años y él como 30”, se atreve Óscar Montero hurgando en la memoria de su infancia infernal en un lugar que presume de ser santo.
Como a todos los niños de Nueva Jerusalén, Michoacán, a Óscar lo obligaron a ir al seminario gobernado por Nabor Cárdenas, “Papá Nabor”, el fundador de la singular comunidad religiosa, y a la muerte de éste por el obispo Antonio Lara Caballero, “Martín de Tours”.
Cuenta que aquello más que disciplina y rezos era una cofradía para proteger delitos cometidos por los sacerdotes directores. Su acusación es concreta contra uno de los más cercanos a los obispos reinantes, el padre Basilio, cuyo paradero se desconoce.
“Un domingo nos llamó a la Casa de los Peregrinos... A los otros (niños) los mandó a traer cosas a la tienda. Normal. Pero después, bueno, me tomó por la fuerza y, bueno, hizo lo que… eso”, relata Óscar, de 25 años ahora, quien ha puesto por delante su testimonio para aprovechar la atención pública sobre Nueva Jerusalén y tratar de convencer de que el problema no es un grupo de ultras de la fe que destruye una escuela porque imparte educación laica, sino algo más profundo.
Óscar Montero abre un nuevo capítulo. Habla de frente a la cámara. Hoy trabaja como asistente del líder de la oposición interna a Martín de Tours, el obispo disidente Miguel Chávez Baraja, “Santiago Mayor”.
El denunciado es el padre Basilio, una figura de la mayor relevancia en Nueva Jerusalén, pues es hijo del segundo vidente de la zona, el extinto Agapito Gómez.
Para los fieles de ahí, los videntes se comunican con la Virgen del Rosario y les transmiten sus mensajes. La vidente fundadora fue Gabina Romero “Mamá Salomé”. Al morir ella, Agapito Gómez fue nombrado vidente. Pero al poco tiempo fue acusado de aprovechar su posición para abusar sexualmente de la grey y crear guardias armadas intimidatorias que “impartían justicia” bajo sus órdenes, al margen de la ley. Agapito fue el factor de división entre Santiago Mayor y la dupla Papá Nabor-Martín de Tours.
“Me trataron de callar a golpes. Hoy en día a veces lo resiento y lo tengo presente”, remata Óscar Montero. El asunto adquiere una nueva dimensión.
SACIAMORBOS
Errata de la columna del 13 de septiembre: dice que Agustín Carstens llegó al Banco de México en marzo de 2011 cuando llegó desde enero de 2010.
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