jueves, 27 de septiembre de 2012

Guadalupe Loaeza - ¿Sólo para machos?

Guadalupe Loaeza
Juro y perjuro que a partir de mañana no beberé ni una sola gota de mí, ahora, ex bebida preferida, Coca Light. Confieso que he sido adicta a la Coca Cola desde hace muchos años, a pesar de que siempre escuché a mi padre decir: “No quiero botellas de esa bebida en la mesa, símbolo del imperialismo yanqui”. Nunca vi a mis padres tomar Coca Cola. En mi casa siempre se tomaba agua de limón, de jamaica, de tamarindo o simplemente agua de la llave. Sin embargo, cuando salía siempre pedía una Coca. Esta bebida me hacía sentir moderna, sofisticada, pero sobre todo tenía la impresión de que me reanimaba, de que me quitaba el sueño y que por lo tanto podía bailar con los ojos bien abiertos hasta las altas horas de la madrugada. Andando el tiempo, cuando de adolescente iba a las “tardeadas” del Jockey, invariablemente pedía una “cuba” porque el ron se mezclaba con Coca Cola. Me fui acostumbrando tanto a su sabor y a sus burbujitas que cuando iba a París era capaz de aguantarme la vergüenza, ya que cada vez que pedía una Coca, los meseros me miraban con ojos de sorpresa, como diciendo “de dónde vendrá esta señora, cómo es posible que ordene 12 caracoles acompañados con esa bebida tan extraña...”. En una ocasión tuve que levantarme del restaurante Lipp porque se rehusaron a servirme mi Coca Cola. “Madame, cuando vino Bill Clinton y nos pidió esa bebida, le dijimos que aquí nada más servíamos vino. Nos dio la razón y pidió una botella de un delicioso Beaujolais”, me dijo el maitre d’hotel con un aire de suficiencia. Curiosamente la franquicia mexicana de Lipp no existe este problema, al contrario, la sirven con una naturalidad digna de cualquier McDonald’s, no en balde México es el país que tiene el mayor consumo a nivel mundial de “la bebida negra”. ¿A qué viene todo lo anterior? A la nueva campaña de publicidad de Coca Light, actitud light, cuyo anuncio ha indignado a algunas feministas e intelectuales de nuestro país. Escuchemos lo que dice la publicidad: “Hoy, ¿quién es realmente un macho? ¿El más fuerte, el que no llora nunca, el que sale con 20 mujeres a la vez? No. Macho es el que está en pareja hace cinco años, eso es un macho. Macho es el que sale a correr en mallas, es el que acepta que otro hombre esté más galán que él, es el que sabe los programas de la lavadora, es el que se levanta a las cuatro de la mañana a cambiar pañales, eso es un macho. 






Es el que hojea revistas de chismes en la peluquería, es el que pone en el estatus de Facebook ‘in a relationship’, eso es un verdadero macho. Pero macho, lo que se dice macho, macho, macho, es el que llega con una Coca Cola light a una fiesta y no le importa lo que dicen los demás. Coca Cola Light, actitud ligera”. Curiosamente para el poeta mexicano Octavio Paz, en el “Laberinto de la Soledad”, un macho era todo lo contrario, era un “ser hermético”, que no se “raja” ni se “abre” con sus semejantes porque lo ve como un signo de debilidad. El hombre machista mexicano ve a la mujer como alguien inferior al hombre, por “su rajada, herida que nunca cicatriza”. Al leer lo anterior no podemos dejar de pensar en la violencia y la discriminación que existe contra las mujeres, no nada más en Ciudad Juárez, sino en otras entidades. De allí que, el 19 de septiembre, la diputada federal del PRD Martha Lucía Mícher Camarena se haya reunido con directivas de Coca Cola para solicitarle a la refresquera retirar la campaña publicitaria “Actitud Ligera. Coca Cola Light” por considerarla una “apología del machismo”, entendido éste como un “conjunto de prácticas, comportamientos y dichos que resultan ofensivos contra el género femenino y constituyen un tipo de violencia que discrimina a las mujeres”. Más adelante en la reunión, Malú hizo hincapié en que este spot “lejos de modificar la intrínseca connotación negativa del machismo, normaliza, legitima esa conducta como hábito de comportamiento”. Aseguró que “afirmar que el comercial pretende de manera divertida demostrar que ese viejo cliché del machismo está cambiando, resulta demasiado ingenuo, light y riesgoso en un país en el que los estudios muestran que cuando el control sobre las mujeres es mayor y la subordinación y el sometimiento son más tolerados socialmente, la naturalización de la violencia está tan asimilada que no es percibida como tal, incluso por las propias mujeres”. La ex directora de Inmujeres-DF concluyó que ha aprendido “a valorar el significado de las palabras y me hado la certeza de que lo que no se nombra no existe... Por eso hemos dicho que el machismo mata”. Mícher Camarena urgió a retirar la campaña publicitaria cuanto antes. “De no ser así, se tomarán acciones serias como cerrar simbólicamente la empresa y llamar a no tomar Coca-Cola Light”.

En su texto, de la revista Proceso, titulado: “El error de Coca-Cola”, Marta Lamas se pregunta: “¿A quién está dirigido ese anuncio? Parecería que a hombres que temen que se dude de su hombría si toman Coca-Cola Light. Imagino que ése no es un dilema que inquiete a muchos varones, ¿o sí? Pensándolo bien, el anuncio es más ofensivo para los hombres que para las mujeres. ¿Será que la refresquera considera que los hombres mexicanos requieren un refuerzo en su masculinidad y por eso usó el término ‘macho’? ¿Qué hubiera pasado si en lugar de ‘macho’ hubiera usado, por ejemplo, ‘viril’?”.

A partir de hoy, en la mesa de mi casa, mi familia, invitados y machos podrán escoger entre agua de jamaica y de limón, sin azúcar. Qué razón tenía mi padre...

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/solo-para-machos

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