jueves, 4 de octubre de 2012

Felipe de Jesús González - El valor de México

Felipe de Jesús González
Termina el sexenio de Felipe Calderón con más balas y más violencia. Las últimas semanas han sido particularmente violentas, con episodios que no dejan de sorprender por su magnitud, pero que se pierden en el anecdotario. En Nuevo León, Michoacán, San Luis Potosí, Coahuila, Guerrero, Zacatecas y otras entidades sus habitantes ya no sienten lo duro, sino lo tupido.


Cada día sabemos de la captura del sicario “más sanguinario”, del capo “más buscado”, del narcotraficante “más peligroso”. Uno a uno aparece en la pantalla de televisión, presentado un día por la Marina, otro día por el Ejército, otro día por la Secretaría de Seguridad Pública Federal y otro día por la Procuraduría General de la República. Y la pregunta es: si ya fueron detenidos los principales líderes, ¿por qué continúa la violencia?






Obviamente la violencia sigue porque el narcotráfico y las demás actividades del crimen organizado son, al final de cuentas, un negocio, ilícito pero es un negocio, quizá uno de los más rentables del país, que arroja ganancias superiores a los 30 mil millones de dólares anuales, según cálculos de las autoridades mexicanas. Mientras siga siendo un negocio, nadie de sale y cada plaza se pelea con fuego, por muy pequeña que ésta sea.

El fenómeno de la violencia golpea cada vez más duro al país. Lamentablemente miles de niños y adolescentes se han enganchado con el crimen organizado, sea como consumidores y vendedores, como informantes o ya como sicarios en muchas zonas. Es más: familias enteras participan de este criminal negocio, perdiendo valores esenciales como el respeto a la vida. Muchachos que se involucran como narcomenudistas con el conocimiento de sus padres, hermanos, tíos…

¿Cuántas generaciones van a pasar para que haya ciudadanos verdaderamente comprometidos con el respeto a la ley y a las instituciones democráticas? Y la pregunta más delicada: ¿cuándo y quién va a empezar con esta tarea? Hasta el momento la estrategia ha sido enfrentar con balas el fenómeno, lo que no está claro es si en algún momento se tiene pensado hacer un frente para generar nuevos ciudadanos, formados en los valores básicos para una sana convivencia social.

Siempre se dijo que el valor de México son sus ciudadanos. El valor de México ha sido su solidaridad, el respeto entre vecinos, entre familiares y amigos. Pero el valor de México se está perdiendo por la presencia del crimen organizado que envenena todo a su paso.

En este combate a la inseguridad es necesario empezar de nuevo, formando mejores ciudadanos, reforzando con ello a las instituciones del Estado para atacar sólo con la ley y desde la ley los grandes efectos de esta guerra, sabedores de que las garantías que nos otorga la ley serán nuestra mayor seguridad.

Sólo siendo respetuosos con las leyes que como sociedad nos hemos dado y con los tribunales de justicia que la administran, seremos capaces de transformar una guerra de balas y hacer que los efectos colaterales de la misma como son el consumo, la corrupción, el lavado de dinero, el tráfico de armas, el control de territorios, la extorsión, queden erradicados.

Pero para que esto sea posible, es necesario rescatar el valor de México y esto  significa tener ciudadanos respetuosos de la vida y los bienes de los demás. Y este frente nadie lo está afrontando en medio de esta estela de más balas y más violencia. Lamentablemente.



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