jueves, 4 de octubre de 2012

Ricardo Alemán - El perdón que ofende

Ricardo Alemán
Hace días, a nombre del Estado mexicano, la titular de la PGR. Marisela Morales, ofreció perdón a la familia de Jesús Ángel Gutiérrez Olvera, quien fue secuestrado y asesinado por policías federales.

Pero el perdón a la familia Gutiérrez Olvera, más que sanar el dolor de un puñado de mexicanos agraviados, los ofende, ya que ninguna autoridad ha castigado a los culpables y menos ha encontrado el cuerpo de Jesús. Va la historia.

La tarde del 14 de marzo de 2002, tres vehículos –uno de ellos una pick up tripulada por presuntos judiciales– llegó al taller mecánico, en la Colonia Doctores, donde laboraba Jesús Ángel Gutiérrez Olvera, de 25 años.

Los presuntos judiciales pidieron un juego de llantas. Jesús Ángel, también conocido como "El Pericas", ordenó a sus asistentes atenderlos. Pero uno de los judiciales lo paro en seco. "Queremos que tú nos atiendas, Chucho", le dijeron.



A punta de pistola, Chucho terminó en uno de los vehículos. Esa fue la última vez que Jesús Ángel Gutiérrez fue visto con vida.

Desde entonces, Leonor Guadalupe Olvera, madre de Chucho, no ha parado un minuto en la búsqueda de su hijo, a pesar de amenazas de muerte, de haber sido encarcelada para que se olvide del caso y de haber recurrido a todas las instancias de gobierno posibles, en busca de justicia a la desaparición forzada de su hijo.

Por eso, el 23 de abril de 2002, la señora Olvera y algunos vecinos bloquearon la circulación del Eje Central. Y es que no concebían que luego de un mes de tocar puertas nadie respondiera.

El 26 de abril, la Comisión de Derechos Humanos del DF solicitó una investigación pronta en el caso de Jesús Ángel; también pidió protección para sus familiares y vecinos. Pero nada de eso ocurrió.

Luego de seis meses de la desaparición de Chucho, la madre se había dirigido al entonces jefe de Gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador; al secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard; al Procurador capitalino, Bernardo Batiz; y al presidente de la República, Vicente Fox. Nadie movió un dedo.

Más aún, los abogados que llevaban el caso lo dejaron ante las amenazas, presiones y llamadas anónimas que prometían la muerte a quien siguiera "moviéndole" al asunto de Jesús Ángel. La madre fue la única que ignoró las intimidaciones y, a pesar de que sus abogados y vecinos la dejaron sola, continuó sola su lucha.

Al final, sólo consiguió que la Procuraduría del DF se lavara la manos. Y es que según Bernardo Batiz, sus muchachos no tenían vela en ese asunto. Los plagiarios pertenecían a la PGR y cerró el asunto con medallas para los policías capitalinos que llegaron a tan conveniente conclusión.

Pero la cosa no quedó ahí. Tiempo después, las autoridades mexicanas aseguraron que "El Pericas" –en ese momento dejó de ser "Chucho"– habría liderado el secuestro de un empresario armenio y tenía en su haber dos investigaciones previas por robo a transeúnte. Luego entonces, se trataba de un delincuente y cualquier exigencia de las organizaciones de derechos humanos implicaba solapar el delito.

También por eso, judiciales federales implicaron a la madre de Jesús, y fue enviada a prisión, en donde debió pasar 18 meses de vejaciones, para luego ser liberada, por falta de pruebas.

Al final, organizaciones civiles llevaron el asunto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 3 de julio de 2003. Pasaron 7 años para que, finalmente, en noviembre de 2010 la Comisión admitiera el caso y el 27 de octubre de 2011 decretara que el Estado mexicano era responsable de la desaparición forzada de Jesús Ángel Gutiérrez Olvera. Por ello, el Estado mexicano debía pedir perdón a la familia de Jesús.

Y es que se sabe que Jesús fue secuestrado por un grupo de policías federales de la desaparecida AFI, quienes lo torturaron hasta matarlo, para luego desaparecer su cuerpo. En el secuestro habrían participado por lo menos ocho miembros de la AFI, pero siete de ellos están libres, siguen siendo policías, con la impunidad que les brinda el Estado mexicano.

El 1 de octubre –cumpleaños de Jesús Ángel–, la procuradora Marisela Morales y representantes de las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores, aceptaron la responsabilidad del Gobierno mexicano en la desaparición de Jesús y prometieron, una vez más, acelerar la búsqueda del muchacho que hoy tendría 35 años.

Sí, le pidieron perdón a los familiares de Jesús, pero nadie ha sido capaz de hacer justicia, castigar a los presuntos responsables, llevar a prisión a los secuestradores y asesinos y, lo peor del caso, nadie sabe dónde está el cuerpo que, al final, es lo que busca Leonor Guadalupe Olvera. Todo se resolvió con un frío "usted perdone". Vergonzoso. ¿O no?.

Leído en: http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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