Sin hacer ruido, concentrado en la ardua tarea de organizar y resolver 300 congresos distritales y 32 estatales en un par de meses, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) llega hoy, completo y motivado, a la Ciudad de México para celebrar su primer Congreso Nacional. Una pequeña hazaña que le permitirá nacer con rostro triunfal.
Completo, porque no registra una fisura desde la derrota del 1 de julio. Junto con una larga lista de nombres no muy conocidos, asumirán funciones los históricos, entre otros: Martí Batres, Clara Brugada, Laura Itzel Castillo, René Drucker, Alejandro Encinas, Genaro Góngora, Javier Jiménez Espriú, Asa Cristina Laurell, Bertha Luján, Jesús Martín del Campo, Higinio Martínez, Ricardo Monreal, José Agustín Ortiz Pinchetti, Octavio Romero, Layda Sansores, Alfonso Sánchez Anaya, Claudia Sheimbaum, Raquel Sosa, César Yáñez.
Motivado, porque Morena parece tener claro su objetivo. Lo sintetizó ayer Martí Batres, la primera figura de peso después de Andrés Manuel López Obrador en dejar el PRD para unirse plenamente al proyecto: “México necesita un nuevo salto en la lucha por la transformación”.
Con la elección del Consejo Nacional hoy y del Comité Ejecutivo Nacional mañana habrá emergido una nueva izquierda mexicana. Una de ánimo resuelto que no se manejará en la ambigüedad, pues sabe qué quiere y para qué, y que además sabe ganar votos.
Aquí está Morena, en paz y para dar mucha guerra. Destinada al éxito en 2015 y, si mantiene la cabeza y disciplina, en el 2018 también.
Bienvenidos. Que se diga lo que sea de este Movimiento, excepto que no merece estar aquí.
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