jueves, 8 de noviembre de 2012

Guadalupe Loaeza - Obama si tiene abuela...

De todas las abuelas del mundo que festejaron el triunfo de Obama, la más feliz de ellas fue Sarah Obama. De hecho, es la abuelastra (la abuela biológica abandonó a su esposo para vivir con otro hombre) del presidente reelegido de Estados Unidos, ya que es la tercera esposa de Hussein Onyango Obama, abuelo de Barack, con quien no tiene vínculos de sangre. El martes por la noche todos los vecinos de Kogelo, de 4 mil habitantes (a 60 km del Lago Victoria y de la ciudad más importante de la región, Kisumu), el pueblo donde vive “Mamá Sarah”, como todo el mundo la conoce, estaban muy preocupados; por más que la buscaban por todos lados no la encontraban. “Fui a rezar”, anunció cuando finalmente reapareció. Más tarde, durante una conferencia de prensa que se improvisó en el jardín de su casa, declaró: “Rezo por él, porque Dios le ayude. Es una carrera apretada, entonces rezo por él. Si le toca a él, Dios le dejará triunfar”, añadió en luo, el dialecto de la etnia del mismo nombre. “Mamá Sarah”, de 90 años, no habla inglés, cada vez que habla con su nieto por teléfono requiere de un intérprete. Cuando “Mamá Sarah” viajó por primera vez a Estados Unidos, en 2005, fue el año en que su nieto fue elegido como senador. Barack ya había ido a Kenia en 1988 y fue entonces cuando descubrió todas las historias de sus ancestros. Durante ese viaje la abuela le regaló varios objetos muy simbólicos a su nieto: un taburete con tres patas, el espantamoscas de los ancianos de la tribu y un escudo guerrero. “Granny”, como también es conocida esta abuela tan vital y tan amorosa, se hizo cargo de la prolífica descendencia del más viejo de los Obama.




La abuela de Barack y todos sus vecinos ya sabían que el 6 de noviembre se llevarían a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Ya lo sabían porque, en lugares muy estratégicos de la carretera (desde hace cuatro años la vía principal del pueblo fue asfaltada y ahora todos sus habitantes cuentan con luz eléctrica y agua corriente) que va hasta Kogelo, había varias banderolas en las que invitaban a uno de los hoteles del pueblo para mirar en directo la noche electoral. “Miren la elección presidencial de 2012 en pantalla gigante”, decía el anuncio. Los boletos de entrada más baratos costaban 12 dólares (lo que gana un trabajador en una semana). Muchos pagaron hasta mil shillings, como Mary Manyala Ohito, trabajadora social. Mary no se acostó hasta que conoció los últimos resultados de la elección. “Me salió caro, pero me di gusto”.

En julio de 2009, un periodista de un diario editado en Barcelona, La Vanguardia, Lluis Foix, convivió un día entero con la abuela de Obama. Gracias a su crónica descubrimos muchas cosas de los Obama. “El linaje de los Obama es un lío. El propio presidente norteamericano sortea toda la dinastía y encuentra parientes cercanos y lejanos, primos, hermanos, tíos, abuela y chiquillos que proceden del Viejo, el abuelo de Obama que luchó en la Primera Guerra Mundial con los británicos en Tanzania, se convirtió al islam y ahora descansa bajo una tumba de piedra en la que consta que vivió 105 años, desde 1870 a 1975”. En la finca de la familia también está enterrado el padre del Presidente. Hay que decir que desde que el nieto ocupó la Casa Blanca, los Obama están protegidos por 20 policías nacionales, especialmente “Mamá Sarah”, quien recibe miles de visitas de turistas y periodistas de todas partes del mundo. “Es una peregrinación que no cesa. Ella se levanta temprano, se sienta en el primer círculo de sillas frente a su casa y va recibiendo a grupos de norteamericanos, japoneses, europeos, árabes, musulmanes acaudalados de Oriente Medio y gentes de los más insospechados rincones del mundo”. “Granny” recibe a todos, encantada. Con todos es amable. Les muestra fotografías con su nieto, de la escuela secundaria que lleva su nombre, de su viaje a Washington y del viejo Obama. Mientras tanto, un policía, sentado bajo la sombrilla metálica, toma los nombres de los que llegan. “La rueda de visitas no para. Es la hora de comer y Mamá Sarah quiere tomarse un respiro, pero antes quiere recibir a los que esperan. Al caer el día, a las seis de la tarde, se retirará a su casa y a esperar el día siguiente. Y así hasta que pueda. Lo pasa en grande”.

Hay que decir que no siempre “se lo pasa en grande” esta abuela tan original. No hay que olvidar que Al Shabaab, el brazo armado de Al Qaeda en Somalia, la amenazó después de la muerte de Bin Laden. De allí que, hace más de un año, hubieran aumentado las medidas de seguridad alrededor de su casa. Sin embargo, “Granny” dice que en realidad no le afecta. “Mi vida no ha sido afectada en nada. Si el gobierno decide darme más seguridad, estamos de acuerdo”, dijo la mujer. No obstante, todos los visitantes son escrupulosamente revisados por controles de seguridad.

A “Mamá Sarah” la tienen sin cuidado todo este tipo de precauciones y temores. Lo único que quiere es que vayan a visitarla, no importa ni qué día ni qué hora, quiere que le pregunten acerca de su nieto, adorado, admirado y muy extrañado. Asimismo, su máximo deseo sería que ahora que su nieto fue reelegido como presidente de Estados Unidos, vaya de nuevo a visitarla hasta Kogelo, porque Obama no debe olvidar que: el Presidente sí tiene abuela...

Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/obama-si-tiene-abuela

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