jueves, 15 de noviembre de 2012

Rafael Loret de Mola - Congreso y facciones

El poder Legislativo, en una nación verdaderamente democrática, no puede ser presidencialista aun cuando la connotación política y hasta jurídica lo sea. Por ejemplo, nuestra Carta Magna insiste subraya en su texto que México es una República presidencialista; pese a ello, concede a las otras autonomías, Congreso y Cortes y Tribunales, suficientes facultades para actuar per se, esto es sin necesidad de replegarse ante el absolutismo de Los Pinos que, en realidad, se ha impuesto más por costumbre y ejercicio de fuerza que por disciplina partidista. El extinto maestro Ignacio Burgoa Orihuela calificaba lo anterior como “el mal más ponzoñoso” de nuestro sistema de gobierno. 

Pese a lo anterior, la sabiduría del Constituyente de Querétaro, tantas veces elogiada por un vanguardismo que sigue vigente, en ciertos renglones, casi un siglo después, no pudo advertir cuanto podría ocurrir si, a través de una supuesta vía democrática, el Congreso de la Unión fuera pulverizándose, poco a poco, en facciones con más tendencia hacia el chantaje, esto es en busca de prebendas exigidas por ambiciones personales y de grupo, que en pro de los intereses colectivos y nacionales, de los principios y no de los acuerdos coyunturales y pasajeros. En este punto se extravía toda condición de patriotismo para convertir en negocio, nada más, el ejercicio político. En esta sinuosa zanja, insuperable aún, hemos caído. 




Acaso para explicarlo mejor tendríamos que asomarnos al balcón de dos modelos vigentes: 

A).- En los Estados Unidos, de acuerdo a los resultados comiciales del pasado martes 6 de noviembre, el presidente Obama deberá enfrentar a una Cámara de Representantes en su mayoría opositora, esto es con un bando republicano francamente molesto, pero con el Senado a su favor. El bipartidismo norteamericano, en funciones pese a las tibias participaciones de algunos multimillonarios fugaces en política aunque radicales en su defensa del establishment –Ross Perot, por ejemplo-, pone límites y hasta persigue a los grupos clandestinos que no se mueven dentro de los cauces previstos. Por ejemplo, cualquier movimiento tendiente al socialismo –que sí existe en la poderosa nación aunque aplastado por los estigmas-, está segregado y no hay manera, en el corto plazo, de vindicarlo; y la misma suerte correría, seguramente, cualquier intento de formalizar otro partido para ampliar la oferta electoral ante los poderes fácticos dominantes, sobre todo los derivados de las grandes transnacionales y de cuantos confunden el “americanismo” como parte de su vestimenta sin concederle ninguna gracia a los “competidores”. 

Obama, por supuesto, deberá lidiar con todo eso aun cuando se estima que lo haga ya sin Hillary Clinton en el Departamento de Estado, cansada como está por tantas e inútiles deliberaciones; además, claro, de los celos causados por el hecho incontrovertible ser quien dominaba la escena en la Casa Blanca por encima de la familia de color que la habita. En este punto vuelvo a resaltar la tendencia xenófoba de los cuadros superiores a pesar del origen keniano del mandatario reelecto con apuros. 

Pero tal no es óbice para entenderse con la dirigencia del otro bando, el republicano, con quienes desde siempre se ha formalizado un acuerdo esencial: la coincidencia en asuntos que tocan la soberanía y la entraña de los intereses mutuos, sobre todo los de quienes tocan las panderetas de la economía y presumen de “poner y quitar” presidentes –acaso lo hicieron con los hermanos Kennedy en 1963 y 1968, cuando éstos pretendieron desmantelar a algunas de las mafias que antes los habían financiado-, y envían constantes señales a la residencia de la Avenida Pensilvania para garantizarse no sólo la fidelidad de sus perentorios huéspedes sino proponer la seguridad de los mismos en términos de colaboración o vendetta. 

El mundo, tratado como un pañuelo, depende de gran manera de las políticas estadounidenses; y, por ello, sería imposible mantener la hegemonía estadounidense sin los consensos parlamentarios necesarios para combatir a las malas hiedras –desde el terrorismo hasta los magros intentos de calar en la clase obrera con los viejos apotegmas del marxismo-, y sostener el pulso hacia fuera como quien juega a las cartas, distribuyéndolas a la manera de los casinos con ganancias siempre para la casa salvo en contadísimas ocasiones, previamente calculadas. No hay secretos ni trampas: y tal se observó en 2000 cuando un inteligente Al Gore, pese a su condición de vicepresidente, optó por retirarse de la puja entrampada de Florida para dejarle libre el paso a George Bush junior quien apenas obtuvo 271 votos electorales de los 270 necesarios para acceder a la Presidencia de la Unión Americana. 

B).- En España impera la monarquía parlamentaria, democrática aseguran aunque los términos estén reñidos entre sí, con un jefe de Estado, el rey Borbón, apartado de las “nimiedades” políticas. Es fama que el socialista Felipe González Márquez, cuando ganó la presidencia de España en 1983, advirtió al monarca: 

--No se preocupe; déjennos los deberes a nosotros. Usted, diviértase, Majestad. 

Y acabaría asumiendo que, pese a todo, tal correlación funciona aunque se guarda de explicar porqué. 

Sin embargo, hay una limitación seria para quienes encabecen al grupo parlamentario ganador en las urnas: para formar “gobierno” es indispensable contar con el aval de la mayoría de los legisladores. Esto es: de no obtenerla en las urnas está obligado a sostener acuerdos poselectorales con ciertas minorías –acaso las más afines o las regionales como la secesionista Convergencia i Unio de Cataluña-, para garantizar con ello el funcionamiento del régimen en cuanto a las prioridades esenciales dejando al gran bando perdedor –actualmente los socialistas- al margen de los resolutivos pero no de los eternos debates en los cuales, hasta hoy, es imposible poner sobre la mesa, sencillamente, el sentido común llegándose al caso, como en México, de que lo que ayer vieron negro se convierta en blanco y viceversa. Esto ocurre en el día a día de una nación en crisis en donde unos se acusan por la herencia y otros por la aplicación de los supuestos correctivos sin posibilidad de reconciliación. 

Ya lo decíamos ayer: las parcelas regionales van imponiéndose al imperativo de unión nacional. Los países estan, de hecho, divididos en dos mitades casi iguales. Como en México, en donde liberales y conservadores siguen predominando en la escena pública aunque lo hagan desde partidos distintos: en el PRI, por ejemplo, se cubre toda la gama con el mismo fondo de antaño. Acaso por eso su circunstancia presente es tan complicada. 

Debate 

Nuestro sistema se ha fraccionado, de tal manera, que los chantajes gremiales, vigente el viejo corporativismo, están por encima de los intereses generales y hasta de los partidistas. ¿Quién hubiera podido suponer hace apenas un lustro que el PRD izquierdista podría aliarse con el PAN, derechista y bajo un gobierno desconocido por el primero, con tal de intentar arrebatarle gubernaturas al PRI? Y ya lo hemos atestiguado. No hace mucho pregunté al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano al respecto:

--Históricamente –le dije- el PRD está más crca del PRI que de la derecha y el PAN. ¿Qué es referible para ustedes?¿El continuismo panista o la alternancia a favor del PRI, en caso de darse cualquiera de estas dos circunstancias? 

Sin dudarlo, respondió: 

--Lo segundo, desde luego. 

No obstante, algunos perredistas procedieron de distinta manera, incluyendo el propio Cárdenas cuando fue llamado, como llanta de salvamento, por Andrés Manuel López Obrador luego de los comicios de julio pasado. Esto es: al radicalizarse, dio la impresión que la izquierda prefería hacerle el juego al PAN, su enemigo histórico, y combatir al PRI en su inevitable retorno a Los Pinos. Luego llegaron otro tipo de convenios soterrados, entre el presidente electo Peña Nieto y la dirigencia perredista en fase de fraccionarse por la soberbia –o “arrogancia”, como ellos dicen- lópezobradorista, para posibilitar la asunción del primero evitándose el deplorable espectáculo –“corral de comedias” le califiqué- que sirvió de marco a la asunción del pobre calderón –en minúscula- hace casi seis años. Ni modo de olvidar los rostros de asombro de los dignatarios presentes. Quedamos como una nación bananera, muy por debajo de las dictaduras del centro y sur de Latinoamérica. 

¿A quién convino lo anterior? En primer lugar a las mafias que tomaron los controles arrinconando al asustado mandatario llamado “espurio” por un amplio sector de la sociedad que fue creciendo a medida de los errores de este personaje de caricatura. ¿Recuerdan aquella imagen de calderón –en minúscula- con la casaca militar que le quedaba tan grande como su desafío presidencial? Fue, sin duda, el retrato, el espejo de cuanto nos esperaba. Y el maleficio se cumplió inexorable. 

Ya es hora, por tanto, de que los chantajes no impidan el transcurrir de la República como lo pretende el PANAL inventado por la “maestra” Elba Esther Gordillo para seguir metiendo la cuchara en la sopa que no es la suya. 

La Anécdota 

¿Algunos de los amables lectores se ha tomado la molestia y el tiempo para leer las declaraciones de principios de cada uno de los partidos políticos con registro? Quienes lo hayan hecho se habrán encontrado en que todas son coincidentes porque marcan las ideas primarias en defensa de los intereses nacionales. Si es así, la cuestión es ¿por qué no se ponen de acuerdo en lo esencial para posibilitar la gobernabilidad del país? 

La respuesta es tan sencilla como dolorosa: la clase política, en buena parte –con sus excepciones, desde luego-, opta por defender sus feudos personales así sea negociando de modo soterrado con las agrupaciones criminales. Además, las pugnas internas, en cada partido, hacen más daño que las externas acaso guiadas por los mismos afanes turbios. 

De esta manera, la democracia es y seguirá siendo quimera. 



E-Mail: loretdemolaq.rafael@yahoo.com 

ALGUNA VEZ ME PREGUNTARON QUÉ ME INDUCÍA A CONTAR CUANTRO ESCRIBO A SABIENDAS DE LOS MALES QUE PUEDE CAUSARME. RESPONDÍ QUE POR VOCACIÓN; AHORA AGREGO OTRO ELEMENTO: EL DE LA EDAD. YA TENGO LA SUFICIENTE PARA PODER SEGUIR HABLANDO DE CUANTO ME CONSTE Y CONVENGA MÁS ALLÁ DE VANOS PROPÓSITOS FACCIOSOS O MERCENARIOS. CRÉANME, DESDE SIEMPRE ESCOGÍ LA LIBERTAD SOBRE LA COMODIDAD DE PONERME UNA CAMISETA PARA LUCRAR CON ELLA.

Leído en http://www.vanguardia.com.mx/congresoyfaccionesnecesidaddepactosdeclaracioneshuecas-1414741-columna.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.