El acuerdo en Ginebra entre Serguei Lavrov y John Kerry sobre el arsenal de armas químicas de Siria no solo aleja otra intervención en Oriente Medio. También muestra la nueva dinámica que el papa Francisco le quiere imprimir a su Vaticano en materia de política internacional, al no haberse limitado a llamar a la paz, sino que hizo presencia activa enviando sendas cartas al presidente ruso Vladimir Putin y resto de líderes mundiales reunidos en San Petersburgo para la cumbre del G20 el 5 y 6 de septiembre, además de convocar a 100 mil asistentes en la Plaza de San Pedro el sábado 6 para una jornada mundial de ayuno y oración previo al reinicio de actividades del Congreso de EU que el día 9 iba a comenzar a discutir la iniciativa de Obama de “ataques limitados” contra Damasco. El domingo 8, en el rezo del Ángelus, el ex cardenal Jorge Bergoglio insistió: “Siempre queda la duda de si esta guerra de aquí o de allá es de verdad una guerra o una guerra comercial para vender armas o para incrementar su comercio ilegal”.
Para el conocido politólogo argentino Atilio Borón, frente a la crisis en Siria el papa Francisco aportó como novedad “la intensidad de su llamado. No solo apeló para frenar una invasión al corazón de los cristianos, sino que lo acompañó de hechos concretos”. El Papa, tan hábil en los asuntos espirituales como los políticos, “es un dirigente muy astuto, mucho más que sus antecesores. Una coyuntura como la de Siria le da la oportunidad de reafirmar una presencia de la Iglesia a nivel internacional”, añade Borón. (“El plan Ave Fénix”, www.veintitres.com).
Francisco también convocó a los embajadores de los 71 países acreditados ante el Vaticano para que transmitieran a sus gobiernos la necesidad de poner fin a la violencia y la reunión tuvo un efecto inmediato: los obispos católicos de EU invitaron a sus fieles a presionar al Congreso contra la guerra.
Gabriel Puricelli, investigador del Laboratorio de Políticas Públicas, opina a su vez que si bien la intervención del Papa sobre Siria es “necesaria e inteligente”, la novedad viene más bien por el lado del cambio de estrategia pública. Porque “Francisco está rodeado del mismo sistema de consejo que tenía Benedicto, pero expresa las cosas de una manera que de inmediato es comprensible para la opinión pública y los líderes internacionales”.
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