No sé si hay alguien atrás de ellos. No soy detective. Pero lo que veo a distancia es suficiente. Si dicen que son anarquistas, santo y bueno, son anarquistas. Pero tienen un parentesco inocultable con los grupos de la ultra derecha europea, los tristemente famosos skinheads. Tomo como referencia el libro de Antonio Salas (no es su verdadero nombre), Diario de un skin. Un topo en el movimiento neonazi español. (Planeta), para citarlo en extenso.
1. "Un odio irracional, absurdo e irrefrenable nos embargaba a todos. Nos envolvía... Nos impregnaba... Aquel odio extraño y misterioso nos unía...como el vínculo secreto de una hermandad...". Tiene que existir un resorte para que algunos jóvenes se entrenen para agredir a la policía, los comercios, el bastimento público. Se cubren la cara, cargan sus mochilas con piedras o con lanzallamas o con resorteras que lanzan balines; se organizan y van al combate. Su ideología, o como se llame eso, tiene que estar alimentada por algo: un odio añejado y destilado. Y ya se sabe: no hay nada más potente que el odio, así sea difuso y confuso. Ese rencor es el cemento de su hermandad
2. "El porvenir de un movimiento depende del fanatismo, y aun de la intolerancia, con que lo exaltan sus partidarios, exhibiéndolo como el único rumbo acertado...". Son palabras de Adolfo Hitler en Mi lucha. Se trata de grupos -por lo pronto- pequeños, encerrados en sí mismos, propietarios de una decisión que no cualquiera tiene. Enfebrecidos por sus "convicciones" desprecian a todos aquellos que no comparten sus métodos violentos. Los otros son blandengues, miedosos, timoratos. Exaltados e intolerantes, su repulsa por los que se encuentran fuera del círculo iniciático es inconmensurable.
3. "Las auténticas señas de identidad de los skinheads eran la violencia y el vandalismo. Por donde pasaban destrozaban trenes, establecimientos, coches; les daban palizas a policías, estudiantes...". No el discurso, no la propuesta, sino la fuerza destructiva es lo que los define. La violencia es una proclama más elocuente y aterradora que cualquier promesa. El vandalismo no es un accidente, sino el producto de la furia concentrada para expresar que el ímpetu que amedrenta está con ellos. Se distinguen de todos los demás. El 1o. de septiembre los maestros de la CNTE les pedían que se descubrieran el rostro, que no agredieran, y al no obedecer los segregaron.
4. "Los skinheads eran los más violentos, los más duros, los más irreverentes... y por tanto, para ciertos sectores de la juventud, eran los más audaces, los más intrépidos, los más consecuentes. Es decir, los más admirados". Es posible que aspiren a ser reverenciados. No por sus metas sino por su afán demoledor. Frente a ellos los cobardes se arredran, los políticos se espantan y las buenas conciencias se nublan por el terror. Y ellos entonces se reafirman como los más arrojados y decididos. No son los más admirados entre los jóvenes, pero sí quienes llaman a los reflectores, los que adquieren una potente visibilidad pública.
5. "Su estética... (tiene) un aspecto paramilitar". Recuerdan, en efecto, a los grupos paramilitares. Es posible que se emparenten más con Los Halcones que agredieron a aquella manifestación estudiantil el 10 de junio de 1971 que con los movimientos estudiantiles. Si estos últimos deseaban ganarse la voluntad de la sociedad, los anarquistas no tienen ese resorte activado. Por el contrario, buscan espantar a la opinión pública y logran inhibir a muchos de los que desean manifestarse pacíficamente.
6. "Abominan de la democracia, pero apelan a ella para poder ejercer un derecho que, sin ninguna duda, negarían a sus adversarios en caso de ostentar el poder que anhelan...". Bajo el manto de las libertades y los derechos humanos y aprovechando las debilidades policiacas, ellos agreden y desatan la violencia. Saben que si los policías se exceden pueden acusarlos de represores, que si no son tratados conforme a un debido proceso pueden apelar al respeto a los derechos humanos. Pero ellos no tienen ninguna consideración hacia los otros. Quisieran dinamitar los cimientos de nuestra incipiente democracia porque nada significa para ellos, pero saben que dentro de la misma algo los protege.
7. "En aquel grupo... me sentía temido. Y al concienciarme (sic) del miedo que generábamos a nuestro alrededor me sentí poderoso. Nadie se atrevería a provocarme, a insultarme, a humillarme mientras formase parte del grupo. Al contrario. Yo podría insultar, provocar e incluso agredir a quien me apeteciese...Esa sensación es embriagadora... Disfrutaba sádicamente el miedo que inspirábamos...No queríamos ser amados, queríamos ser temidos...". Lo que no se atreverían a hacer como individuos pueden hacerlo en grupo. Esa cofradía multiplica su fuerza, su potencia, amedrenta al resto y en principio proporciona impunidad. Ser el "más agresivo, violento y radical", pero en el anonimato y protegido por el clan.
8. "En un mundo de corderos, preferimos ser lobos" es una máxima neonazi en Europa.
Ático
Los autodenominados anarquistas tienen mucho en común con los ultra derechistas europeos.
Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?
id=189785
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