La Coordinadora de Trabajadores de la Educación condicionó su vuelta a clases a que el Presidente reciba a sus líderes en Los Pinos y acceda a sus demandas.
Como no pudieron con el Legislativo, ahora van contra el Ejecutivo.
Todo es para ganar tiempo, a fin de unir sus protestas con las de López Obrador, que entra en escena el próximo domingo.
Escucharán las indicaciones de su líder real, y se van a quedar en el Distrito Federal a fastidiar la vida de los capitalinos y a algo más.
Ni ellos saben lo que van a hacer, porque no estamos ante un “proyecto de la CNTE” en materia educativa, sino que enfrente tenemos el proyecto desestabilizador de López Obrador.
La batalla por la reforma educativa la perdieron de manera contundente. No tuvieron ni votos ni argumentos para frenarla.
En el Senado sólo pudieron esgrimir los balbuceos de un ebrardismo resentido, como el que expuso el senador Mario Delgado: “cuando se anula el Congreso, lo único que queda es la calle”.
Si el Congreso está “anulado”, ¿qué hace ahí Mario Delgado? Si hubiera congruencia, dejaría su escaño, su sueldo y se iría al lugar a que invita: la calle.
O esta otra frase, dicha en tribuna por la senadora Dolores Padierna, exponente de la alianza Bejarano-Ebrard, que rebatió a un compañero de su partido —Isidro Pedraza, que habló a favor de la Ley Docente—: “la patria no se vende, se defiende”.
¿La patria está en venta porque se va a evaluar a maestros, señora Padierna?
En venta han estado las plazas de los profesores, propiedad privada de sus titulares, y por tanto las pueden heredar a sus familiares o dejar al mejor postor.
Lo concreto es que el país se libra de entre ochenta mil y 100 mil maestros que cobran sin trabajar porque están “en comisión”, como dio a conocer el senador Juan Carlos Romero Hicks.
Sus demandas no sólo son indefendibles. Son, sobre todo, impresentables.
Por eso le dan largas a su permanencia en las calles del Distrito Federal con falsas salidas como ésa de que quieren hablar directamente con el presidente Peña Nieto y que les resuelva sus demandas.
Y le dan largas porque así podrán empalmar su plantón en el Zócalo con la movilización de López Obrador en contra de todo el paquete de reformas que se debatirá en el Congreso.
La CNTE y AMLO ya tienen sellada su alianza. Ahí estarán juntos el domingo, con temas de más amplio espectro, como son las reformas hacendaria y energética.
Con esos motivos buscarán articular un movimiento más grande y más dañino, para convertir la capital del país en territorio ingobernable.
Es la única forma que tienen de hacerse del poder: por la vía del golpe callejero. Lo van a intentar.
phl@razon.com.mx
Twitter: @PabloHiriart
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