miércoles, 18 de septiembre de 2013

Salvador García Soto - Lluvias: tragedia y riesgos

La emergencia nacional desatada por los daños que dejó la confluencia de dos fenómenos meteorológicos sobre casi todo el territorio de la República, plantea un enorme reto no sólo en términos de ayudar a los damnificados, que el gobierno estima en más de 1 millón de afectados en 29 estados del país, sino también en la acción urgente de autoridades federales y locales para regresar a la normalidad a las ciudades y pueblos más afectados donde, a medida que pasen las horas crecen todo tipo de riesgos, desde los sanitarios hasta los de tipo social.

Guerrero y Veracruz, sin menoscabo de los daños en el resto de las entidades, eran hasta ayer los dos estados más afectados por las lluvias y el desbordamiento de ríos, lagos y lagunas que provocaron inundaciones en ciudades y comunidades, además del cierre de carreteras y la incomunicación de habitantes y enormes pérdidas materiales y económicas. El gobierno federal desplegó desde el domingo a todo el gabinete federal y el presidente envió secretarios a atender las necesidades más apremiantes en los estados afectados.




La atención presidencial se centraba hasta ayer en Guerrero donde Enrique Peña Nieto recorría las zonas más afectadas de Acapulco y Chilpancingo ofreciendo apoyo a la población, mientras miles de soldados, marinos y Policía Federal llegaban al estado para tratar de ayudar en las labores de rescate, pero también establecer la vigilancia ante los actos de rapiña, robos y saqueos que ya ayer se registraban en tiendas inundadas de Acapulco. Hay 56 municipios declarados zonas gravemente afectadas en la entidad guerrerense y aún no se tiene calculado la magnitud de los daños, que por lo pronto ocasionaron la muerte de 27 personas tan solo en la entidad, según reportó ayer la Secretaría de Gobernación.

Veracruz es el otro estado que ha registrado fallecimientos y hay varios municipios declarados en emergencia. Aunque la ayuda federal ha llegado y también tropas del Ejército y la Marina apoyan a la población, hasta ayer se veía a un agobiado gobernador Javier Duarte quien, increpado por los pobladores del municipio de Altotonga, donde se desgajó un cerro y sepultó a un camión de pasajeros dejando 11 muertos, molestó les gritaba a la gente que “las máquinas ya están aquí y están trabajando”.

Otros gobernadores se tomaron las cosas con más calma y a pesar de que en sus estados se reportaron daños en varios municipios, ayer se les vio asistiendo como invitados al Informe del jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera. Fue el caso de Rafael Moreno Valle, de Puebla, que con todo y las afectaciones en varios municipios de la zona serrana, se dio tiempo para venir al DF al acto político, igual que César Duarte de Chihuahua, que se dejó ver en el recinto de la ALDF muy sonriente, mientras las ciudades de Chihuahua y Juárez eran declaradas zonas de desastre.

Aun cuando la respuesta federal y estatal ha sido inmediata y se han desplegado los planes de emergencia y medidas para auxiliar a la población afectada, empiezan a surgir voces que cuestionan por qué no se dio una alarma mayor por parte de las autoridades que, con base en la información meteorológica disponible, pudieron alertar a lugares como Acapulco o recomendar a la población y a los turistas no viajar ante las precipitaciones intensas que comenzaron desde el viernes.

En todo caso, la emergencia nacional está declarada y lo más urgente es atender las necesidades más apremiantes de la población afectada, evitar la propagación de enfermedades en comunidades anegadas y resguardar el orden ante el caos que amenaza a algunas zonas de desastre.

NOTAS INDISCRETAS…Con un denso mensaje, repleto de cifras, datos y programas, Miguel Ángel Mancera trató ayer en su Primer Informe de alejar la imagen de un gobierno poco efectivo. Pero entre tanta cifra dejo al final los escuetos mensajes políticos que eran esperados. “Quien ataque a la ciudad pagará con la ley”, dijo, además de anunciar que planteará al Gobierno Federal crear un fondo económico “de capitalidad” que resarza los daños por marchas, bloqueos y manifestaciones por problemas federales en la ciudad…Los dados repiten Serpiente. Mala señal.



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