"Lo que no se mide no se puede mejorar".
Principio de administración
Todo el esfuerzo legislativo y político, incluyendo la confrontación con la CNTE, se ha hecho con el propósito de elevar la calidad de la educación. La gran pregunta es si una vez que la reforma esté completa, podremos ver una mejora en la educación pública.
La base de la reforma educativa es un sistema de evaluación de alumnos y maestros. La idea es que si se mide el desempeño se podrá mejorar la instrucción.
No todo el mundo está de acuerdo. Eduardo Andere, autor de La escuela rota y otros estudios sobre educación, sostiene que evaluar sin haber tomado medidas para resolver los problemas sociales que generan el pésimo desempeño de las escuelas y maestros mexicanos no servirá más que para exhibir una situación descorazonadora.
La nueva legislación muestra "total desconfianza al maestro -me comenta- exactamente lo opuesto a lo que sucede a nivel mundial en los países más avanzados en educación preuniversitaria". Además, se está creando un elefante blanco en evaluación educativa.
"Esto no cambiará la calidad de la educación. Necesitaremos otra reforma educativa en 20 años".
Quizá. Pero la experiencia en empresas o gobierno señala que la evaluación es indispensable para mejorar cualquier actividad. Por supuesto que una evaluación va a ratificar el bajísimo nivel educativo de nuestro país, pero reconocer la realidad no es mal punto de partida para mejorar.
La nueva ley es, de hecho, bastante suave. Los exámenes sólo empezarán a aplicarse dentro de dos años. Los maestros tendrán tres evaluaciones y sólo si fallan las tres serán retirados de los salones de clase.
No se les despedirá, sin embargo, sino que serán trasladados a responsabilidades administrativas. Los contribuyentes tendremos que mantenerlos el resto de su vida laboral y en su retiro. Los maestros seguirán teniendo un trato de privilegio frente a la enorme mayoría de los mexicanos, que siempre podemos ser despedidos si no cumplimos con las expectativas de nuestros empleadores.
Los nuevos maestros, esos sí, serán seleccionados a través de exámenes de oposición. Los ascensos se darán de igual manera. De todas maneras, esto significa que tendremos que esperar unos 20 años para tener una plantilla mayoritariamente formada por docentes que han accedido a las plazas por capacidad y no por sus lazos con el sindicato.
¿Servirá todo el esfuerzo para mejorar la calidad de la educación? Todavía no lo sabemos. Las evaluaciones serán definidas por el nuevo Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Los exámenes pueden ser buenos o malos y su aplicación puede ser eficaz o deficiente.
Si las evaluaciones están bien diseñadas, y no se generan corruptelas, por ejemplo la venta de exámenes por adelantado, quizá podamos ir mejorando poco a poco.
La experiencia nos dice, sin embargo, que una cosa es que la ley ordene algo y otra muy distinta que se aplique. El examen Enlace, que se ha empleado hasta ahora como instrumento fundamental de evaluación educativa, no se aplica en los estados que controla la CNTE, como Oaxaca y Michoacán.
Es muy posible que las autoridades educativas pronto tengan que enfrentar una situación en la que se tendrán exámenes u otros procedimientos de evaluación, pero que no se aplicarán en los estados de la Coordinadora.
No hay una regla única en el mundo para asegurar la calidad de la educación. Finlandia tiene un sistema que se basa en la confianza en los maestros y que no tiene exámenes como los que se plantean ahora en México. En Corea del sur, sin embargo, hay constantes evaluaciones sobre alumnos y maestros.
Los dos sistemas han producido excelentes resultados medidos por las pruebas internacionales de PISA.
GRANADEROS
La policía capitalina hizo bien su trabajo el 1o. de septiembre. Los granaderos aguantaron con valentía golpes, piedras, palos y bombas Molotov. Pero los agresores están siendo liberados, cortesía de los cambios a la ley de la Asamblea Legislativa.
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Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=189341
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