MÉXICO, D.F. (apro).- Hace ocho años Don Winslow (Nueva York 1953) escribióEl poder del perro, un relato revelador sobre el negocio de las drogas en México.
El periodista estadunidense, autor de unas 16 novelas e investigaciones periodísticas, dos de ellas llevadas al cine, describe en El poder del perro uno de los pasajes importantes del narcotráfico en México a través de los Arellano Félix, y en la zaga aparecen el expresidente Carlos Salinas, el obispo Juan Jesús Posadas Ocampo y muchos otros personajes identificables, pese al cambio de nombres.
El autor no sólo se quedó en la narrativa literaria de este pasaje, sino que tocó las raíces profundas del negocio de las drogas; además, destaca el involucramiento del propio gobierno de Estados Unidos, que usó parte de las ganancias para armar a los grupos contrarrevolucionarios en Centroamérica.
Parte de lo que cuenta Don Winslow en esa novela, publicada en español hace cuatro años, pareciera cobrar vida ahora con las revelaciones que hicieron al reportero de Proceso, Jesús Esquivel, los agentes Phil Jordan, exdirector del Centro de Inteligencia de El Paso (EPIC); Héctor Berrellez, exagente de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), y Tosh Plumlee, expiloto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), quienes aseguran tener las pruebas de que el gobierno estadunidense fue el que ordenó la ejecución de Enrique Kiki Camarena, en 1985, al descubrir que parte de las ganancias del narcotráfico estaban destinadas a la subvención de los contras en Nicaragua.
Durante casi tres décadas, los gobiernos estadunidense y mexicano nos hicieron creer una historia bien armada: que el agente de la DEA, Enrique Camarena, fue asesinado por el capo Rafael Caro Quintero, supuestamente porque había informado de la existencia del rancho El Búfalo, donde trabajaban más de 7 mil personas en la producción de miles de toneladas de mariguana que iba al mercado de consumo de Estados Unidos.
Caro Quintero, quien en algún momento llegó a decir que podía pagar la deuda externa de México, fue detenido el 4 de abril de 1985 en Costa Rica y trasladado a México, donde fue sentenciado a 40 años de prisión por ese crimen. El pasado 9 de agosto fue puesto en libertad por orden de un juez federal.
Todo este tiempo se le acusó del secuestro, tortura y muerte del agente de la DEA. El capo siempre se declaró inocente, pero nunca dijo que parte de las ganancias que obtenía del narcotráfico las usaba el mismo gobierno de Estados Unidos para financiar ilegalmente a la contrainsurgencia en Nicaragua.
Los políticos estadunidenses son famosos por su doble moral. Se dicen adalides de la democracia, pero usan todos los recursos militares, políticos y hasta dinero proveniente del narcotráfico, para quitar gobiernos que no les son útiles para sus fines imperiales. Tienen más de un siglo usando esa política, que les ha dado resultado lo mismo en Chile que en Irak, Nicaragua, El Salvador, Colombia o México.
Las confidencias de los tres agentes estadunidenses, en el sentido de que la CIA habría estado detrás de la muerte de Kiki Camarena, viene a reforzar esta doble cara del gobierno de Washington, que por un lado apoya financieramente el combate del narcotráfico en países como México y Colombia, y por el otro permite el trasiego de miles de toneladas de drogas a su propio país para utilizar las ganancia con fines políticos y de intervención.
Y con ello obtiene una doble ganancia, ya que si bien da a conocer por cualquier medio su interés por acabar con el narcotráfico, ofreciendo no sólo recursos financieros, militares y de inteligencia, sino incluso becas a periodistas y organizaciones sociales dedicadas a enfrentar ese flagelo, también se beneficia de las ganancias multimillonarias del ilícito negocio.
La historia y el rostro de los grandes benefactores aún no los conocemos. Hasta ahora sólo hemos visto cómo actúan los peones y conocemos de sobra las consecuencias de esta guerra, que ya generó el surgimiento de Estados paralelos y miles de muertos, desaparecidos y desplazados en varios países, entre ellos México.
Falta, pues, conocer el nombre de las instituciones bancarias, financieras, empresas, e incluso gobiernos que reciben el dinero a través de complejas transacciones cambiarias.
Las revelaciones de los agentes estadunidenses sobre los autores del asesinato de Camarena dan apenas una señal de lo que hay detrás del negocio más lucrativo de los últimos años y que se ha ido extendiendo a todos los países del mundo.
No es un thriller o una novela negra, es la realidad que supera la ficción, porque los personajes siguen actuando y rebasan a cualquier protagonista literario. Se trata del poder del perro, esa sombra omnipresente que se cierne sobre ciudades, barrios, pueblos y comunidades, y que cada vez que le sueltan las riendas lanza sus fauces hasta aprisionar a su presa.
¿O hacia dónde van las ganancias de este negocio que según Antonio Mazzitelli, representante regional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), es de 2.1 billones de dólares (millones de millones) anuales, que equivalen a 3.6% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial?
Twitter: @GilOlmos
Leído en http://www.proceso.com.mx/?p=355582
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