A lo largo de los casi dos meses de conflicto con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la movilización se extendió a latitudes más allá del alcance de movilización real de la disidencia magisterial. Estados donde su presencia era marginal o prácticamente nula, se sumaron a varias de las protestas que se convocaron nacionalmente, que en momentos asomaron la posibilidad de que se convirtiera en una ruptura del Estado. No sucedió, porque en el fondo en ese apoyo no existía un despertar insurgente, sino se dirimían disputas políticas locales.
En estados como Veracruz, Tabasco o Yucatán, donde la CNTE no tiene fuerza, o Chiapas y Michoacán, donde sí la tienen, la correa de transmisión de la beligerancia estuvo al margen de la disidencia magisterial, y fue controlada por gobernadores, exgobernadores, legisladores y políticos que vieron en el conflicto de los maestros, la oportunidad capitalización política o cobro de facturas.
Uno de los casos más claros se dio en Yucatán, donde detrás de las protestas contra la Reforma Educativa, y respaldo en la ciudad de México a la movilización de la CNTE, de acuerdo con dirigentes magisteriales, estuvo un ajuste contra la exgobernadora y secretaria general del PRI, Ivonne Ortega, de parte del gobernador Rolando Zapata, quien buscó marcar en forma definitiva su distancia de su antecesora. Los dirigentes dijeron que el gobernador usó al presidente municipal de Mérida, el panista Renán Herrera, para facilitar apoyos logísticos a los maestros para desplazarse a la ciudad de México, y sugerir una falta de control de Ortega, no de Zapata, quien apenas comienza gobierno.
Romper el cordón umbilical no es fácil para los políticos mexicanos, como le sucedió al gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, que vivió la agitación magisterial cuando los tres sindicatos de maestros estatales pidieron la renuncia del secretario de Educación, Rodolfo Lara Lagunas, por bloquear la posibilidad de cualquier acuerdo con el gobierno. Con demandas casi idénticas a las de la CNTE los maestros tabasqueños presionaron a Núñez. Para evitar cualquier debilidad, revelaron las fuentes del magisterio, el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador amenazó al Núñez con romper con él si removía a Lara Lagunas. El conflicto se mantiene en impasse.
No sucede así en otros estados. En Chiapas, durante las negociaciones de la CNTE, la Secretaría de Gobernación modificó el status que se mantenía en la entidad, donde el equilibrio político entre la CNTE, que tiene mayor membresía que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), se daba mediante un comité ejecutivo nombrado desde el centro, donde la secretaría general estaba en manos de la CNTE y la de finanzas, en las del SNTE. Al cambiarlo y seleccionar una dirigencia por voto, ganó fácilmente la disidencia magisterial.
La alteración del viejo equilibrio se acentuó por la ayuda inesperada de la senadora Mónica Arriola, hijade la exlíder del magisterio, Elba Esther Gordillo. La senadora, contra los intereses del SNTE, estimuló la disidencia en el estado donde nació. Su traición fue una iniciativa política tan desafortunada –le costó el aislamiento y la secretaría general de Nueva Alianza-, como el error del gobernador interino de Michoacán, Jesús Reyna, quien en medio del conflicto buscó el control de la CNTE en el estado. Reyna fracasó, pero la CNTE en Michoacán, que tiene la sección más beligerante, sacó de Gobernación recursos para infraestructura, tecnología, y regularización de plazas, y se fortaleció.
Veracruz formó parte también de los estados donde se buscó resolver conflictos internos bajo la sombra de la movilización. Las 17 organizaciones sindicales en el estado se sumaron a la protesta contra la Reforma Educativa con un grito que no tenía que ver con ella: “¡Fuera Callejas!”. La protesta era contra el cacicazgo de Juan Nicolás Callejas Arroyo, que en un mes tomará protesta por sexta vez como diputado local del PRI, y su hijo Juan, a quien le heredó la secretaría general de la Sección 32 del SNTE, a quien quieren descabezar.
La protesta de la CNTE galvanizó diferencias políticas de fondo en varias partes del país y contribuyó a la inestabilidad nacional. Diferendos particulares complicaron aún más las negociaciones de la Secretaría de Gobernación, pero en política esta es una realidad. La coyuntura se aprovecha por los intereses y grupos de presión. En ocasiones resulta y en otras falla. En estos casos, algunos tuvieron éxito, otros fracasaron y en los menos, los resultados finales están por venir.
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