lunes, 7 de octubre de 2013

José Ángel Gurría - Energía incluyente

La propuesta de reforma energética que presentó el Gobierno ubica a nuestro país frente a uno de los retos más importantes de su historia contemporánea: cómo construir un sector energético de vanguardia, que permita generar la energía que el país necesita y las inversiones para convertir a este sector en un motor del desarrollo incluyente. La decisión que México tome al respecto revelará su madurez como democracia moderna. En la medida en que esta decisión emane de un debate serio, informado e incluyente, México elegirá la mejor reforma energética posible.

Por ello es esencial no perder de vista lo que está en juego. México vive una situación de creciente urgencia energética. De acuerdo con la AIE, sin una reforma profunda las proyecciones prevén un declive continuo de la producción de petróleo a 2035, un estancamiento de la producción de gas a 2025, seguido de un crecimiento sectorial raquítico.i Bajo este escenario, México experimentaría una caída continua de sus exportaciones de crudo y un incremento constante de sus importaciones de gas. La cuestión es seria. Nuestro país tiene un sector energético ineficiente y se está quedando sin energía.




La reforma propuesta puede no ser ideal, pero es una reforma posible, que propone cambios de fondo que permitirán al país incrementar su productividad y su competitividad, y así generar un crecimiento más fuerte, más justo y más limpio. Cabe destacar:
 
1. La reestructuración financiera de PEMEX para fortalecer su capacidad de inversión, con una modificación de su régimen fiscal, a fin de alinear al país con las mejores prácticas internacionales;
 
2. La introducción de contratos de utilidad compartida, que permitirá contar con socios para desarrollar y aprovechar al máximo nuestras amplias reservas, compartiendo costos y riesgos con empresas privadas, manteniendo las reservas en propiedad de la Nación;
 
3. La modernización de la estructura administrativa de PEMEX mediante la consolidación de la empresa en dos divisiones integradas (Exploración y Producción y Transformación Industrial), en línea con empresas similares en países de la OCDE;
 
4. El fortalecimiento del gobierno corporativo de PEMEX, al aprovechar la creación de las dos divisiones, para robustecer su autonomía, mediante el nombramiento de un consejo de administración independiente del poder ejecutivo;
 
5. La profesionalización del sistema de compras públicas de PEMEX con la creación del área de adquisiciones y logística que aumente la transparencia, reduciendo la proporción de contratos de asignación directa;ii
 
6. La generación y suministro de mejores servicios de energía eléctrica a menores precios mediante la creación de un mercado diversificado y competitivo, manteniendo un control imparcial sobre la transmisión y la operación del sistema.iii
 
Estos son algunos de los beneficios potenciales de la reforma. Por supuesto que la propuesta tiene elementos mejorables, como la sección sobre desarrollo de energías renovables. Sin embargo, México puede tener la certeza de que esta reforma ofrece un marco atractivo y competitivo, propicio para atraer inversiones, adquirir tecnologías de punta y promover mayor seguridad y eficiencia energéticas. Y todo esto garantizando que los activos energéticos sigan siendo propiedad de la Nación.

Llegó la hora de poner a México al día con un sector energético de punta. Esta propuesta representa una opción eficaz para lograrlo. Fortalezcamos esta iniciativa con un debate respetuoso y constructivo, fundado en un análisis técnico de calidad. La OCDE está lista para apoyar el debate y avanzar hacia la aprobación de una reforma que podría convertirse en uno de los detonadores más fuertes que habría recibido la economía mexicana en su historia reciente.

Fui obrero general de PEMEX a los 15 años. En mi familia fueron petroleros. Mi abuelo abandonó la comodidad de trabajar para las petroleras extranjeras al incorporarse a la aventura de un PEMEX recién nacionalizado. Trabajé en el área financiera de CFE, ahí empecé mi carrera en el servicio público. Años más tarde participé en los Consejos de PEMEX y CFE, en mi calidad de Secretario de Hacienda. Hoy apoyamos a estas empresas desde la OCDE en la optimización de sus sistemas de adquisiciones. Tengo un entrañable cariño por ambas y un gran reconocimiento por su papel en la creación del México de hoy. Por eso considero que las propuestas de cambio del Presidente Peña Nieto son indispensables e inaplazables.

 
 
i De acuerdo con estimaciones del "World Energy Outlook: New Policies Scenario" de la Agencia Internacional de Energía (AIE). 
ii De acuerdo con un análisis reciente de la Dirección de Gobierno y Desarrollo Territorial de la OCDE. 
iii Datos recabados por la Dirección de Asuntos Financieros de la OCDE.

El autor es secretario general de la OCDE.

Leído en Reforma

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