viernes, 1 de noviembre de 2013

Carmen Aristegui F.- Libertad de Patishtán


Siempre se dijo un hombre libre. Dentro y ahora fuera de la cárcel. Libre porque la libertad radica en la conciencia, aunque el cuerpo se mantenga en cautiverio. Libre, decía, porque él mejor que nadie sabía de su inocencia. Libre porque decidió ser libre.

Alberto Patishtán, el profesor tzotzil preso durante 13 años, acusado y sentenciado en un proceso judicial plagado de irregularidades, recibió ayer el indulto presidencial. El hombre no quería ser indultado porque dijo, con razón, que a él nada le tenían que perdonar.

El Congreso hubo de modificar y adicionar al Código Penal nuevos elementos para dotar al Ejecutivo de atribuciones que le permitieran de "manera excepcional" conceder el indulto por cualquier delito "cuando existan indicios consistentes de violaciones graves a los derechos humanos de la persona sentenciada" y cuando el individuo "no represente un peligro para la tranquilidad y la seguridad públicas". Con esto, el Congreso facilitó una salida jurídica que, finalmente, abrió la puerta para la liberación de Patishtán.




Hecho a la medida del caso Patishtán, el decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación y de inmediato se instrumentó el nuevo ordenamiento, tal como lo anunció Peña Nieto en su cuenta de Twitter horas antes del anuncio formal.

Una ola de celebración se desató por la liberación de Patishtán, injustamente acusado, procesado y sentenciado por una emboscada en la que murieron siete policías en el estado de Chiapas, crimen que no debe quedar impune.

Tal como lo dijo el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, los hechos ocurridos en la emboscada del 12 de junio de 2000 deben ser esclarecidos.

Esos hechos se dieron en el "contexto de la militarización y de los operativos contra los municipios autónomos. En particular de los actos violentos en Chavajeval y San Pedro Nixtalucum, del municipio El Bosque y cercanos al municipio autónomo de San Andrés Sakamch'en de los Pobres... las familias de los policías asesinados tienen derecho a la verdad, saber qué pasó el día de la emboscada, sus móviles y quiénes cometieron el crimen... sancionando plenamente a los autores".

El caso Patishtán se convirtió en emblemático a punta de manifestaciones de habitantes de El Bosque, que exigían la liberación del profesor, de pronunciamientos solidarios de diversas organizaciones y personas que, a nivel nacional e internacional, exigieron durante un largo tiempo al Estado mexicano justicia.

Con una pésima o nula defensa, como la que padecen miles de personas todos los días, Patishtán vio agotarse todos los recursos a su alcance, incluyendo los de reconocimiento de inocencia que fueron perdidos ante la Corte. En ese punto llegaron al caso los abogados Leonel y Sandino Rivero y lograron lo que parecía imposible, que la Corte aceptara analizar de nuevo el caso para ver si con una serie de criterios jurídicos propuestos por los abogados cabía la posibilidad de revisar lo que para el Poder Judicial era una cosa juzgada.

La Corte analizó y votó el tema y, finalmente, desechó la posibilidad planteada y decidió que otro tribunal colegiado resolviera el desafío planteado por los abogados Rivero. Ese tribunal mantuvo la sentencia por 60 años. Se emitió una comunicación pública argumentando por qué no sería posible revisar el proceso de Patishtán.

En ese comunicado, se aclaró que dicha resolución no significaba un pronunciamiento por la inocencia o culpabilidad de Patishtán pero que, en conclusión, la sentencia seguía firme.

¿Por qué no entró al fondo de la cuestión la Corte? ¿Por qué no revisaron y resolvieron los ministros sobre un asunto absolutamente viciado desde el origen e hicieron valer, de alguna forma, el flamante nuevo paradigma que cruza a la justicia de lado a lado desde la perspectiva de los Derechos Humanos?

¿Cómo nos explica, en lenguaje llano, el máximo tribunal que a pesar de tener a la vista una suerte de violación masiva a los derechos humanos de Patishtán, el poder de la justicia le cerró la puerta? ¿Con qué palabras la Corte puede explicar que a pesar de la contundencia del caso, no había manera de dejarlo en libertad?

El indulto resuelve lo que la justicia no pudo. El indulto resulta plausible porque resolvió un caso como éste en especifico, pero el indulto también representa una mala noticia. Representa el último recurso frente a lo que también refleja: un sistema de justicia que desconcierta. Lo mismo sorprende con una reforma constitucional que cambia los ejes de la justicia a favor de los derechos humanos pero que, al topar con un caso emblemático, se enreda en formalismos.

El indulto resuelve lo que era insostenible, y ante la incapacidad de la justicia, se tuvo que optar por un recurso de corte medieval.

Fuente: Reforma

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