jueves, 28 de noviembre de 2013

Lorenzo Meyer - ¿Y el futuro?, entre gris y obscuro

Lorenzo Meyer
28 Nov. 13

· NOTA DE INICIO

Pocas condenas del México autoritario tan contundentes y tan efectivas como La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. En nuestra autora, el Premio Cervantes reconoció la combinación de sensibilidad, sentido de la decencia y buena pluma.



· OTEANDO

Con relación al futuro colectivo sólo podemos otear con alguna seguridad el corto y el mediano plazos, el largo es básicamente incierto. Tomemos dos arenas -economía y política-, veamos qué dicen ciertos pronósticos generales y luego examinemos nuestro caso, sabiendo que cualquier diagnóstico y predicción es una mera aproximación, pues su análisis corresponde al campo de las disciplinas blandas, es decir, de poca exactitud.







· ¿DEPRESIÓN SECULAR?

En un artículo reciente (The New York Times, 17 de noviembre), el premio Nobel de economía 2008, Paul Krugman, citó lo dicho ante el FMI por un colega suyo harto conocido, Larry Summers, quien fuera secretario del Tesoro de Estados Unidos, presidente de la Universidad de Harvard y, recientemente, director del Consejo Nacional de Economía de su país. Summers sostuvo que es posible que el magro avance que hoy caracteriza a la economía de su país no sea producto de una anomalía pasajera sino una característica que va a permanecer. Según Summers, existe la posibilidad, y el propio Krugman la acepta, de que el mediocre crecimiento actual del PIB no sea producto de la recesión del 2008 sino la nueva normalidad. Y es que esa "depresión ligera" pero persistente es consecuencia de la debilidad de la demanda, lo que imposibilita acercarse al pleno empleo y este proceso genera un círculo vicioso.

De ser acertado el diagnóstico anterior, entonces nuestra economía dependiente también estaría en un problema mayor. Y es que esa globalización que hace un cuarto de siglo el salinismo nos aseguró que una vez superado el choque de la adecuación (también llamada modernización) nos retornaría al crecimiento sostenido, requiere que el "socio mayor" del TLCAN -Estados Unidos- se comporte como la locomotora que nos arrastre, pero si resulta que esa locomotora apenas si se mueve, entonces ¿cómo nos va arrastrar a la tierra prometida?, sobre todo ahora, cuando nuestro propio mercado interno ha sido neoliberalmente dejado a su suerte. El problema es serio, pues el crecimiento mexicano no fue lo que se esperaba pese a que el país aceptó guiarse por los mandamientos de la globalización y a que Estados Unidos creció a buen ritmo impulsado por lo que luego se llamaría la "burbuja inmobiliaria". Desde el primer año del salinismo (1989) hasta el último del calderonismo, el promedio anual de crecimiento del PIB fue de apenas 1.7% y en el inicio de este sexenio simplemente nos estancamos: el crecimiento bruto del PIB en 2013 será de 1.2% pero al volverse neto se pierde por un crecimiento poblacional de igual magnitud. Hoy, cuando el TLCAN ya no entusiasma, se vuelven a oír las mismas promesas que en 1993 respecto del Acuerdo de Asociación Transpacífico o de las reformas "estructurales", pero es difícil volver a ilusionarse.



· LA POLÍTICA

En un artículo de Jorgen Moller y Svend-Erik Skaaning en Journal of Democracy (octubre, 2013, No. 4), se examina el estado en que se encuentra "la tercera ola democrática", esa que se inició en los 1970. La conclusión es que existen casos de regresión. Los autores constatan la proliferación de regímenes que no son ni autocracias ni democracias bona fide sino algo intermedio. Moller y Skaaning hacen una clasificación de seis tipos de los actuales sistemas políticos, de los cuales dos son de nuestro interés: la democracia minimalista y la autocracia electoral.

El primero "sólo requiere que la competencia política tenga lugar mediante elecciones periódicas y su resultado no esté predeterminado" aunque el proceso electoral mismo tenga vicios y se lleve a cabo en un medio donde la libertad de prensa y el respeto a la ley dejen qué desear. La autocracia electoral es similar, sólo que ahí el resultado electoral sí está predeterminado (p. 98). En esta columna se ha propuesto definir al México de hoy como una democracia autoritaria. En todo caso, nuestra situación no es única.

Ya varios observadores han subrayado que los últimos indicadores de Latinobarómetro muestran la desilusión del público mexicano con la democracia. A eso hay que añadir el reporte de Freedom House (FH) sobre México de 2013 y que pone énfasis en lo extendido de nuestra corrupción y en las dificultades y peligros que experimentan aquí periodistas y defensores de los derechos humanos. Por eso FH clasifica al nuestro como un país sólo "parcialmente libre".



· CONCLUSIÓN

Hay que reflexionar sobre lo que implica para nuestra economía la hipótesis de Summers y también lo que implica la posibilidad de reversiones en la "tercera ola democrática". Tendríamos que preguntarnos, primero, si México no es ya parte de un retroceso democrático y, en tal caso y siendo optimistas, cómo podríamos lograr que esa reversión se revierta. No es fácil la tarea pero debe hacerse.


agenda_ciudadana@hotmail.com 


Leído en http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/937672.y-el-futuro-pues-entre-gris-y-obscuro.html

 

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