Fantasma sensible
Un día, cuando se dirigía al excusado, Yuan Tche-yu fue protagonista de un hecho singular.
A su lado surgió un fantasma gigantesco, de más de diez pies de altura, de tez negra y ojos inmensos, vestido con una casaca negra y cubierto con un bonete plano. Sin turbarse de modo alguno, Yuan Tche-yu conservó su sangre fría.
—La gente suele decir que los fantasmas son feos —dijo con la mayor indiferencia, dirigiendo una sonrisa a la aparición—.
¡Y tienen toda la razón!
El fantasma, avergonzado, se eclipsó.
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