viernes, 4 de abril de 2014

Eduardo Ruiz Healy - La presunción de inocencia

Mi columna publicada en este mismo espacio hace menos de un mes, el 6 de marzo para ser preciso, llevaba como título “¿Presunción de inocencia o linchamiento mediático?”. En ella escribí que México “sigue siendo un país en donde los derechos humanos, civiles y políticos de sus habitantes son poco o nada respetados por muchas autoridades”; que “ni los medios de comunicación siguen lo estipulado en los tratados internacionales [en lo que al principio de presunción de inocencia se refiere], como lo indican las campañas de linchamiento mediático contra personas y empresas que han sido acusadas de cometer algún delito por alguna autoridad”; y que “si quienes nos dedicamos al oficio de comunicar u opinar en algún medio no adoptamos, pero ya, la cultura de la presunción de inocencia, contribuimos a mantener la incultura en torno a los derechos humanos”. Por ello, aseguré que no me sumaría a las campañas mediáticas que entonces se desarrollaban en contra de diversas empresas y personas y que presumiría que “son inocentes mientras un tribunal no los declaré culpables de los delitos que se les imputan”.

Lo que escribí entonces lo reitero hoy después de observar la campaña mediática emprendida contra el hasta hace algunos días presidente del PRI en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez, un individuo que tiene una muy mala reputación.






De las malas conductas de este político se ha escrito y dicho mucho desde hace muchos años. Con base en lo que me han platicado los que lo conocen, no dudo que haya cometido un gran número de delitos. También estoy convencido que ha actuado con la impunidad casi absoluta que gozan los poderosos del sistema político.


Tampoco tengo por qué dudar de la veracidad del reportaje realizado bajo la supervisión de Carmen Aristegui, a quien respeto y admiro a pesar de no coincidir plenamente con sus puntos de vista.

Sin embargo y pese a lo que se muestra en el reportaje aludido y lo que se dice de Gutiérrez, debo insistir en que todos, especialmente los que trabajamos en medios de comunicación, estamos obligados a acatar lo que señalan:

1. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa);

2. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley);

3. La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad);

4. La Constitución de México (En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección; De los derechos de toda persona imputada: A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa; La carga de la prueba para demostrar la culpabilidad corresponde a la parte acusadora)”.

Nuevamente afirmo: Entre la presunción de inocencia o el linchamiento mediático, opto por lo primero, le guste o no a muchos.
 
 




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