La glándula populista secreta con potencia dentro del sistema educativo mexicano. Hay decisiones que de plano no se justifican y sin embargo visten bien a uno que otro. Politiquería al estilo filme del viejo oeste: fachada y detrás suyo, nada. No es nuevo en el sector y lamentablemente tampoco ha pasado a ser cosa vieja. Importa más el discurso y el relumbrón que la sustancia.
El Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (Atlas Educativo) – que recientemente dieran a conocer la SEP y el INEGI – proporciona más de un ejemplo sobre la demagogia imperante en ciertas decisiones de la política educativa. Una que no puede pasar desapercibida es la reciente adquisición, primero, de 250 mil laptops y luego de 900 mil tabletas, supuestamente para beneficio de las y los estudiantes de educación básica.
No hay político que pueda quedar mal regalando dispositivos a las y los educandos. En casa, la familia entera lo agradecerá y a la mejor hasta su voto entrega corporativamente al generoso donador. Computadoras y tabletas son la nueva despensa del clientelismo mexicano. Pero se trata de un mal favor y sobre todo de un inmenso desperdicio. ¿De qué sirve entregar dispositivos que no pueden conectarse a internet?
¿Cuánta burla merecería hoy Porfirio Díaz si, en vez de haber promovido la construcción de una red telefónica para México, se hubiese puesto a regalar teléfonos? ¿O los gobiernos posrevolucionarios si, en vez de trazar las principales carreteras de asfalto, hubiesen optado por entregar automóviles gratis a la población? Pues algo similar lleva haciendo la SEP desde hace más de diez años.
Durante el gobierno de Vicente Fox, esta secretaría gastó más de 25 mil millones de pesos en adquirir unos dispositivos de naturaleza autista que de nada sirvieron porque no podían comunicarse a través de internet: teléfonos sin cables, coches sin carretera, vagones sin vías férreas.
Y el contribuyente no mereció siquiera una disculpa por el gravísimo error.
La siguiente administración tocó con su violín una variación sobre la misma estupidez: optó por regalar computadoras personales a las y los docentes a través de un negocio que llevó por nombre Habilidades Digitales para todos (HDT), cuyo principal usufructuario fue Fernando González Sánchez (yerno de la profesora Elba Esther Gordillo).
El presupuesto originalmente destinado para este programa fue de cerca de 20 mil millones de pesos. Durante el último año del gobierno de Felipe Calderón terminó cancelándose HDT, después de que la SEP hubiese erogado más de 5 mil millones de pesos.
Los basureros de México guardan en su vientre buena parte de esos demagógicos dispositivos que no sirvieron para comunicar a las aulas mexicanas con la ciudad virtual del conocimiento.
El Atlas Educativo ofrece un argumento irrefutable sobre la ineptitud que ha gobernado la política digital de la SEP: según sus resultados, 6 de cada 10 escuelas mexicanas no cuentan con acceso a internet.
Hay entidades que están peor que otras. Por ejemplo en Chiapas 96% de los centros escolares no están conectados a la red, en Oaxaca el porcentaje es de 89.4%, en Tabasco de 83%, en Guerrero de 79.5%, o en Veracruz de 76%.
¿Para qué sirve una laptop o una tableta que no puede acceder al mundo virtual? ¿Cómo aprovechar un dispositivo que, dentro del salón de clases, no es capaz de comunicarse con otro? En ánimo machacón: ¿para qué un avión sin aeropuerto o una lámpara eléctrica sin electricidad? Son adornos en ruta veloz para convertirse en desecho tóxico.
En materia de barbaridades, la actual administración no quiso quedarse atrás. En vez de dedicar inversión y esfuerzo para conectar a los centros escolares con la posmoderna ciudad del conocimiento, los funcionarios de la SEP optaron por regalar laptops y tabletas. Por cierto que una sesudísima y muy agria discusión tuvo lugar entre Los Pinos y la SEP para definir cuál de los dos dispositivos era mejor opción. Causa risa, no hay carretera pero lo fundamental es deliberar si se compran automóviles o motocicletas.
¿Cuántos miles de millones de pesos más se van a gastar los funcionarios de la SEP en este despropósito? Es pregunta y la hago en legítima defensa porque se trata de dinero aportado por la ciudadanía … mucho dinero.
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