jueves, 10 de noviembre de 2011

El gobierno desaparece, tortura y ejecuta. Por Leo Zuckermann


No hay duda de que en el humano existe un sentimiento natural de venganza. El “ojo por ojo” bíblico no es gratuito. Cuando la sociedad se siente azotada por los criminales, es lógico que haya mucha gente que piense que la solución consiste en que las fuerzas del orden desaparezcan, torturen y hasta ejecuten a los delincuentes más violentos. No importa, incluso, que policías o soldados cometan errores en el camino con gente inocente. La guerra y la venganza lo justifican todo.

Creo que los que piensan así están equivocados. Tanto estratégica como moralmente hablando. Si la violencia se ataca únicamente con violencia, se echa a andar un círculo vicioso que sólo incrementa más las penurias de la sociedad. Bien lo resumió Gandhi: “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. En México, como en cualquier lugar del orbe, ni la criminalidad ni la violencia asociada a ésta se van a resolver con una política de policías y militares abusando de su poder, violando de manera generalizada los derechos humanos, tanto de presuntos criminales como de inocentes que estuvieron en el lugar equivocado a la hora equivocada. Y eso es precisamente lo que encontró Human Rights Watch (HRW) en su informe sobre México publicado ayer:

• “HRW encontró evidencia de un aumento significativo de casos de violaciones de derechos humanos desde que Calderón inició su ‘guerra contra el crimen organizado’.

• Los casos documentados en este informe no constituyen hechos aislados. Se trata, por el contrario, de ejemplos de prácticas abusivas que son endémicas en la actual estrategia de seguridad pública.

• En los cinco estados analizados [Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Guerrero y Tabasco] se observó que miembros de las fuerzas de seguridad aplican torturas sistemáticamente para obtener confesiones por la fuerza e información sobre organizaciones delictivas.

• HRW obtuvo pruebas creíbles de tortura en más de 170 casos en los cinco estados. Las tácticas documentadas —que en general incluyen golpizas, asfixia con bolsas de plástico, asfixia por ahogamiento, descargas eléctricas, tortura sexual y amenazas de muerte— son empleadas por miembros de todas las fuerzas de seguridad.

• Durante este lapso, las víctimas son a menudo mantenidas incomunicadas en bases militares u otros centros de detención clandestinos.

• La evidencia sugiere que habría participación de soldados y policías en ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas en todo el país.

• HRW documentó 39 ‘desapariciones’ en las cuales existen pruebas contundentes de que habrían participado las fuerzas de seguridad.

• En 24 casos, HRW obtuvo pruebas creíbles de que miembros de las fuerzas de seguridad cometieron ejecuciones extrajudiciales, y en la mayoría de los casos, intentaron encubrir los delitos.

• Estas muertes se clasifican en dos categorías: civiles ejecutados por autoridades o que murieron como resultado de torturas, y civiles que murieron en retenes militares o durante enfrentamientos armados donde hubo un uso injustificado de la fuerza letal en su contra.

• En la mayoría de estos casos, la escena del crimen fue manipulada por soldados y policías con la finalidad de presentar falsamente a las víctimas como agresores armados o encubrir el uso excesivo de la fuerza.

• En algunos casos, las investigaciones sugieren claramente que miembros de las fuerzas de seguridad habrían manipulado la escena del crimen para simular que las ejecuciones extrajudiciales eran ejecuciones perpetradas por cárteles de narcotráfico rivales.”

¿Ese es el país que queremos? Yo no tengo duda: por supuesto que NO.

Más en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=782324

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