Y estaba todo dispuesto para el fiestón. Habían llegado cerros de paquetes de latas de cerveza y la tarima estaba lista para que tocara un grupo. Más de tres mil delegados participantes en el Sexto Congreso Nacional Extraordinario del sindicato de maestros lucían ansiosos para la pachanga con la que clausurarían sus trabajos, en el hotel Barceló de Puerto Aventuras, en la Riviera Maya.
Pero Elba Esther Gordillo Morales dijo que no. Instruyó que la fiesta se pospusiera un día porque quería ser reelegida en sábado y después destapar las botellas. Sus tiempos políticos se acataron: bajo una carpa gigante, con dos equipos de producción televisiva de última generación e iluminación y sonido profesionales, la mujer que en 2007 fue nombrada “presidenta vitalicia” del sindicato magisterial, ahora fue designada cabeza “suprema” de la organización.
Ella se mantuvo en el templete, como monarca, mientras a lo largo de ¡tres horas! los tres mil delegados desfilaron a sus pies —la urna estaba justo abajo—para depositar su voto. Como los estatutos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación prohíben la reelección ¡le cambiaron de nombre al cargo más alto! Ganó por unanimidad. En 2018 cumplirá casi 30 años como líder gremial.
No se ve quién quiera acotar a la “Señora Suprema”: durante seis años fue aliada del presidente Felipe Calderón, quien no se atrevió a tocarla, y a pesar de cómo suenen los discursos oficiales de ambas partes, el mandatario electo, Enrique Peña Nieto, y su equipo, están convencidos de que la política educativa del país debe ser negociada con ella: poder político garantizado un sexenio más.
Poder económico también: la tan discutida “transparencia sindical” que empujan senadores del PAN y el PRD, aún en el caso de que se apruebe dentro de la reforma laboral, aplica fundamentalmente para los sindicatos de empresas privadas, es decir, excluye por completo al SNTE. Así fue enviada esta reforma por el presidente Calderón, así la aprobaron en la Cámara de Diputados, así la quieren el PRI y Enrique Peña Nieto.
En el discurso cumbre de su Congreso, Gordillo dijo, con tono de desdén y desafío, que esperaba el planteamiento educativo de Enrique Peña Nieto. Lejos de ser un reto, “La Maestra” tira a la basura toda la propuesta que su sindicato estuvo trabajando durante dos años en reuniones estatales —a algunas acudieron personajes como el Dalai Lama, Richard Gere y Fernando Savater— y deja amplio margen de maniobra a Enrique Peña y equipo. Se sabe que la señal fue recibida con alegría en el equipo de transición.
En su Congreso en la playa, todo pleitesía. Afuera, la indignación por una nueva cifra: el brazo derecho de “La Maestra”, Juan Díaz, confesó, quizá sin quererlo, que 160 mil personas cobran como maestros pero no dan clases.
SACIAMORBOS
Subsecretario con apellido de gobernador presiona para que antes de que termine el sexenio se cierre la investigación aeronáutica en torno a la muerte de Francisco Blake Mora. on por apiet quis sae vitaspel iureprepre voluptatae etus, nosse nullaud igentis erumque volupti dit reperum expedis exeria voluptiat et ut acid utem. Um aut doloritinus, si dolessi corepel itium, etureperro enem reperianiet qui conessim la pelicia erent.NYa
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