Ciro Gómez Leyva |
Uno de los rasgos más sobresalientes en la aparición del movimiento #YoSoy132 fue su capacidad para informar. Eran oportunos, creativos y no necesitaban de nadie para multiplicar los mensajes a una velocidad extraordinaria.
Me cuesta, por tanto, entender el silencio del #132 luego de los huevazos, simbólicos por donde se vea, lanzados el lejano sábado a Adela Micha en Veracruz por presuntos integrantes de ese movimiento.
Una de dos, o el #132 se volvió un enjambre burocrático tipo nomenclatura, o avala con íntima satisfacción y público disimulo la ofensa que sufrió Adela.
Se lo pregunté ayer a una de las figuras más visibles y claras del #132, el vocero del grupo del ITAM, Antonio Attolini. Respondió que si bien él reprueba el hecho, habrá que esperar al sábado para saber si la asamblea del movimiento decide discutir el tema y, en todo caso, reconvenirlo o sancionarlo.
-Pero, Antonio, si algo hacían muy bien ustedes era fijar rápida posición desde las redes sociales.
-Cuando existe el consenso es muy fácil —responde—. En el tema de Adela Micha, como no hay una estructura formal ni una asamblea donde lo hayamos discutido, sí ha sido lento. Pero como vocero de una asamblea, la del ITAM, emito mi postura en contra de la violencia física.
Puede entenderse que, únicamente en el Valle de México, existan 60 asambleas y una más por cada estado de la república. Más difícil es comprender que un movimiento que nace en buena medida para criticar a los medios de información, se tape la boca.
Ganas de criticar los huevazos no tienen. Prisa, menos. Tres días después de la agresión a Adela, el silencio del #132 suena a complacencia.
A se lo merecía.
Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/porqueyosoy132avalaloshuevazosaadelamicha-1387957-columna.html
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