lunes, 8 de octubre de 2012

José Cárdenas - Con broche de plomo cierra el sexenio

José Cárdenas

El asesinato de José Eduardo Moreira no es otro crimen cualquiera.
La ejecución del hijo de Humberto Moreira, sobrino del gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, nos pone frente a un escenario pavoroso en los momentos de la transición.
Primero, eleva los niveles del desafío a grados nunca antes vistos. Ni siquiera cuando fue asesinado el candidato al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. La historia de los hermanosMoreira es aún más grave. En el caso tamaulipeco, el crimen unió a la familia Torre Cantú en el dolor, tanto como para hacer gobernador a Egidio, hermano del candidato masacrado. En el caso coahuilense, la violencia dividió al clan Moreira, a grado tal que la viuda del joven ejecutado, Lucero Davis, acusó al gobernador Rubén Moreira, tío de su esposo —quien aún no ha dado la cara—: “@rubenmoreiravdz no sabes gobernar!!! Esto es tu culpa maldito!!! Renuncia”.
Segundo, revela cómo una sola familia ha concentrado tanto poder como en Coahuila.




Tercero, advierte cómo el crimen organizado ha permitido el juego político. Parece decirle al Estado: quédate con tu botín mientras yo decido quién vive… y quién muere. El arreglo tan temido de la tolerancia ante la actividad criminal parece estarse revirtiendo: el crimen es quien manda… y el Estado quien obedece.
Cuarto, muestra cómo Coahuila ha subido en el escalafón del desgobierno nacional. La violencia, contagiada de Torreón a Piedras Negras, prueba que el despliegue de fuerzas federales ha resultado un fracaso.
Mientras el presidente Calderón “con broche de plomo cierra el sexenio” —apunta el periodista René Delgado—, el nuevo gobierno recibe el crimen de Ciudad Acuña como algo más que un llamado de atención para replantear cuanto antes los términos del combate a la delincuencia.
El reto es enorme. Para terminar con la espiral de violencia que arrebata a los gobiernos estatales el control de sus territorios no basta sólo con atacar a las cabezas de las organizaciones delictivas para tachar nombres de la lista de los más buscados. Ese disco está rayado.
Lo que está realmente en juego es la gobernabilidad del país.
–¿Por eso el Presidente electo anunciará la creación de una nueva fuerza especializada en delitos de alto impacto y nuevos sistemas de mejoramiento de las fuerzas de seguridad para combatir al crimen organizado?
Creo que a los cárteles del narco poco importa lo que haga o vaya a hacer el gobierno. Éste o el entrante.
¿Azí o máz claro?... escrito con “zeta”.
MONJE LOCOHumberto Moreira califica a su hijo como una víctima más de la guerra contra el crimen. Si así fuera, seis horas después del asesinato no se hubieran desplegado una veintena de funcionarios federales y cientos de elementos de las Fuerzas Armadas para dar con los culpables. Tampoco se estaría investigando a 39 policías municipales sospechosos. La periodista Lydia Cacho lo pregunta de esta manera: ¿Si el hijo de Moreirafuese uno más de esos miles de asesinados de esta guerra, el mismísimo secretario de Gobernación le hubiera tomado la llamada?, ¿por qué no ocurre así con todos los padres víctimas de tal desgracia?
        josecardenas@me.com
        @JoseCardenas1
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