Raymundo Riva Palacio |
La viuda de José Eduardo acusó el viernes a su tío político: “No sabes gobernar!!! Esto es tu culpa maldito!!!! Renuncia”. La denuncia se colocó en las antípodas de lo que piensa el Gobierno Federal, que reconoció a cinco horas del asesinato, el esfuerzo del gobernador en la lucha contra el narcotráfico. Hay una disonancia que enfrenta dos eventos factuales. Uno, expresado por otro Moreira, Carlos, hermano de Rubén, que lo acusó de haber ignorado los mensajes contenidos en mantas colocadas por Los Zetas en varios puntos de Ciudad Acuña, donde fue el crimen, donde advertían que iban por uno de los Moreira. El otro, señalado por el gobernador, que las amenazas de muerte por enfrentarlos, eran contra él.
Según funcionarios federales, el gobernador dice la verdad. Moreira decidió romper el santuario que tenían Los Zetas en Coahuila y los ha venido combatiendo. Al hacerlo y afectar el control territorial que tenían, puso en evidencia al anterior gobernador, su hermano Humberto Moreira. En este caso se confunde lo objetivo con lo subjetivo. ¿Por qué hay mantas de Los Zetas donde no había antes? ¿Por qué ahora sí hay amenazas de muerte y antes no? ¿Por qué antes no había amenazas contra el gobernador y su entorno, y ahora, además de ellas, ya hubo un crimen familiar? Las preguntas despiertan especulaciones y conclusiones rápidas, pero hay que asirse antes a los hechos.
Antes, fuera de la zona de La Laguna, que es el inicio de la ruta de la cocaína hacia Estados Unidos a través de Durango y Chihuahua, la narcoviolencia realmente no infectaba todo Coahuila. Actualmente se están combatiendo otrora paraísos de impunidad, como Piedras Negras, próximo a Ciudad Acuña, donde había sentado sus reales uno de los jefes de esa banda, Miguel Ángel Treviño Morales, “El Zeta 40”. Si la viuda responsabilizó del crimen a su tío político —enemistado con su antecesor y exlíder nacional del PRI, Humberto Moreira, hace más de tres meses—, probablemente es porque escuchó las críticas al gobernador en su entorno. Si el hermano Carlos resalta lo que no existía—las amenazas directas al gobernador y su familia—, ¿no es posible que el gobernador esté haciendo bien en enfrentar al narcotráfico y que el fin de la impunidad es lo que haya causado la represalia? “Nos han amenazado porque nos hemos metido muy fuerte con ellos”, subrayó el Gobernador en la entrevista. “Yo no pensé que se iban a desquitar (conmigo) matando a mi sobrino”.
Todo lo que está diciendo la familia Moreira con un lenguaje bastante decodificado, apunta a que el status quo de Los Zetas en Coahuila se modificó con el actual gobierno. Si la reacción con el crimen de José Eduardo obedece a la acción contra el cártel, es algo que la investigación tendrá que determinar. Lo que está bastante claro es la ruptura en la élite que ha gobernado Coahuila en los ocho últimos años, donde la familia le recrimina al gobernador su actuar contra el narcotráfico y revela implícitamente que con Humberto, había negligencia, tolerancia o corrupción. El crimen habla más de lo que se oye. Dibuja que el fenómeno del narcotráfico es estructural, y enseña la complejidad del problema por mostrar cómo, en una misma familia, pueden existir códigos morales opuestos y formas antagónicas para lidiar con él. Coahuila, en voz de los Moreira, es el México sumido en la contradicción, el que se niega a morir y el que se proyecta, para amplios sectores nacionales y extranjeros, con el regreso del PRI al poder. No es el PRI que ha dicho ambicionar Enrique Peña Nieto, pero es con el que arrancará su gobierno y al que, para salvar su Presidencia, tendrá que purgar y rencauzar.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/mensajeapenanieto-1390690-columna.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.